La metamorfosis del 25-S
Ocupa el Congreso se transforma en Rescata el Congreso para borrar todo estigma de grupo violento y resaltar su carácter pacífico. La plataforma que dio origen a la iniciativa se convierte en un movimiento más amplio donde ha confluido el 15-M
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A finales de julio, un primer manifiesto empezó a correr como la pólvora por las redes sociales y a copar titulares en medio del bache informativo del verano. Un grupo de personas, reunidas en laPlataforma ¡En Pie!, de origen incierto, lanzaba un órdago a una de las principales instituciones del Estado. Convocaba a manifestarse, a partir del 25 de septiembre y "de forma indefinida" en las inmediaciones del Congreso de los Diputados. Según el texto, el objetivo era permanecer allí hasta conseguir la dimisión del Gobierno, la disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado y la iniciación después de un proceso de transición hacia un nuevo modelo de organización política, económica y social bajo el paraguas de una nueva Constitución.
Ahí comenzaron los recelos de las redes tejidas en el último año al calor de las protestas de mayo de 2011, a las que, sin estarlo manifiestamente, se situó detrás de la convocatoria. La asamblea general de Sol, surgida de la acampada que tuvo lugar en esa plaza, se desvinculó de la propuesta. De la plataforma y de la convocatoria se criticó la falta de transparencia, horizontalidad e inclusividad, conceptos considerados sagrados en los ambientes del movimiento de los indignados. "Hay gente que trabajó mal en un principio. El tema constituyente suena a ultra y crea recelos", afirma un activo participante del 15-M en Madrid.
De la convocatoria inicial se criticó la falta de transparenciaLas asperezas comenzaron a limarse en el fin de semana del 25 y 26 de agosto. Dispuesto a redirigir la acción con procesos más democráticos, un grupo de personas, muchas de ellas caras conocidas del 15-M en la capital, apostaron por "abrir" la propuesta a las plazas y, por tanto, a las asambleas. Se creó entonces la Coordinadora 25-S, integrada por organizaciones, plataformas, asambleas y colectivos que pretenden alcanzar "un nuevo modelo social basado en la soberanía popular participativa", según puede leerse en su página web. La Plataforma ¡En Pie!, promotora de la idea, quedó relegada a ser un sujeto activo más dentro de la coordinadora. Y el trabajo comenzó a articularse a través de tres grupos: comunicación, acción y contenidos, que celebran, desde entonces, asambleas periódicas que se retrasmiten a través de las redes sociales.
Sin embargo, el 'daño' ya estaba hecho. El manifiesto original fue la excusa perfecta para que tanto determinados políticos conservadores, como la derecha mediática, se lanzaran en tromba a ultrajar la iniciativa dándole un halo de radicalidad del que ahora intentan escapar sus promotores. De ellos se ha dicho que son violentos, que comulgan con la ultraderecha o la extrema izquierda o que pretenden "generar inestabilidad política" y alterar la democracia. La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, no tardó en apuntarse al carro de las críticas. La máxima representante del Ejecutivo de Rajoy en Madrid llegó a decir que el movimiento Ocupa el Congreso suponía "un golpe de Estado encubierto".
Estos juicios, los que llegaron desde dentro y los que irrumpieron desde fuera, forzaron a sus promotores a redefinir la estrategia y los mensajes. Tanto es así que, el pasado fin de semana, en dos jornadas de asambleas continuas celebradas en el parque del Retiro de Madrid, el movimiento Ocupa el Congreso, como se denominó en su origen, mutó a Rescata el Congreso. Un lavado de cara que, insisten sus actuales impulsores, pretende dejar claro que se trata de una iniciativa "pacífica" que quiere llamar la atención sobre la pérdida de soberanía popular y la supeditación de los poderes públicos a los mercados.
La acción quiere llamar la atención sobre la pérdida de soberanía popular
De hecho, el sábado se consensuó "no impedir el paso de los diputados" a las Cortes. Que grupos violentos pretendan apropiarse de la cita es un temor que existe entre los convocantes, que aseguran que tirarán de "inteligencia colectiva" para evitar que se repitan incidentes como los que tuvieron lugar en junio de 2011 en Barcelona, cuando miles de personas trataron en vano de impedir el debate de totalidad del Presupuesto de la Generalitat con episodios de acoso y violencia contra los diputados y hostigamiento a los medios.
Reivindicaciones tradicionales del 15-M
Superadas las rencillas internas, el reto pasa ahora por que este movimiento que pretende"rodear" el Congreso el próximo 25 de septiembre concrete sus reivindicaciones y propuestas políticas y sea capaz de recuperar apoyos. Las proclamas no son extrañas al movimiento de los indignados: otra Ley Electoral, democracia participativa, derecho a la vivienda, censura a los recortes en sanidad y educación y rechazo a los rescates de la banca. La estrategia de difusión será determinante, especialmente en una convocatoria que tendrá lugar en un día laborable.
El tiempo apremia y queda casi todo por hacer, admiten algunas de las personas que trabajan activamente en que esta convocatoria sea un nuevo punto de partida de "acciones intermitentes pero continuas en el tiempo" y un revulsivo para el 15-M en un otoño en el que volverá intentar sacudir el tablero político.
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A mí me sigue oliendo a chamusquina. Me parece que ese tipo de propuesta no debe tener autores anónimos, que se debe exponer y decidir asamblea por asamblea y dejarse de mantener las redes sociales como única fuente de convocatoria, porque ahí está todo revuelto y cualquier grupo fascista de derechas o de izquierdas, puede montar la de San Quintín, que posiblemente es lo que buscan en un día de trabajo normal en el Parlamento, sabiendo que está penado hacerlo. Quieren gresca y provocación. No se comunica a los regidores municipales la intención de manifestarse; mal asunto es empeñarse en ir de víctimas provocando a los verdugos, cuando lo que hay que hacer es desactivarlos con estrategias de construcción alternativas; la algarada y el pronunciamiento "revolucionario" nunca acaban bien, sino volviendo a lo mismo de siempre; se busca el conflicto y por esa vía, desautorizar la influencia moral del 15M. Hasta el lema: "En pie!" es una consigna falangista, que los que ya somos veteranos aún recordamos. Ya vale de hacer el canelo, querido 15M. Debes abrir los ojos y desvincularte de esa payasada fascista que sólo quiere presumir a posteriori de haberse cargado a los perrosflauta. Rodear el congreso un sábado, es una idea mucho mejor. No es provocadora ni se salta las leyes a la torera, es un derecho cívico que se ejerce en paz y no una pataleta de niñatos manipulados, que hacen el caldo gordo a los que nos gobiernan para darles motivos para la represión. Usaron el 15M, primero, para boicotear los votos que no iban a ser para ellos, y ahora, lo quieren usar como caballo de Troya que lo autoboicotee desde dentro. ¿Cómo no lo ves, 15M?
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