VUELTA DE TUERCA AL CÓDIGO PENAL
Comentarios: 68 | EDUARDO MURIEL
Eric Sanz, abogado del 15-M, denuncia que el Gobierno está creando las condiciones para poder reprimir a movimientos sociales pacíficos.
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Eso mismo nos preguntamos todos. Y es una pegunta retórica, porque de sobra conocemos la respuesta: Si las penas por corrupción se endureciesen como quieren endurecer las que condenan la protesta cívica y noviolenta, estamos seguros de que habría que ampliar las prisiones para hacer sitio a banqueros ladrones y a políticos sin escrúpulos y sin vergüenza, que para más inri son los que se atreven a condenar inocentes y oprimidos, sólo por miedo a perder el chollo que esos mismos desgraciados reprimidos y maltratados pusieron, ilusamente, en sus manos con sus votos. Pero a pesar de su barbarie, de su fraude indecente, de su incapacidad deshonesta y garrula para gobernar a nadie, irán cayendo como los diez negritos de Agatha Christie. Uno por uno. Y su mundo horrendo, caerá con ellos. La Tierra y el Cosmos, la ecología implacable del Universo tienen suficientes recursos para barrer de un plumazo inesperado la basura mental contaminante y los insectos patógenos que depredan y no aportan nada al mejoramiento y al progreso de la creación. Así será. Uno por uno. A su hora y en su momento. Sin prisa y sin pausa. Dentro de cien años, todos calvos. Hasta ellos, a pesar de sus ridículos intentos de eternizarse por medio de métodos ridículos como la kryonización, los juegos malabares con buson Hyggs incluido y el engaño tecnológico de imaginarse vivos en videos trucados y hologramas irrisorios con voces de ultratumba y muñecas hinchables dando vueltas por el espacio en satélites artificiales como tumbas volantes cargadas de títeres de silicona. Lo muerto, mortus est quod non respirat. Como ese mundo irrespirable donde se pretende convertir a la Ley en una mascarilla de oxígeno enrarecido por el CO2 de la imbecilidad cruel de tontos, perversos y locos. Requiem aeternam multum dubitamus per eis (dudamos mucho de que obtengan el descanso eterno como los muertos de bien). O sea, por más que les apliquemos una amnistía caritativa, mucho nos tememos que la Ley más alta no perdona una hasta que no se paga el último delito contra el prójimo, que son ellos mismos y no lo saben porque sus egos, que es lo único que no tiene medida en ellos, nos les permiten ver más allá de su cutrez voluntaria.
La verdad sea dicha, por cuatro días vividos como Al Capone no vale la pena perderse la felicidad de una conciencia despierta y viva. Mucho mejor estar en el lado de los colores que se manifiestan con solidaridad, buena gente, salud mental y alegría sencilla, que ponerse al lado de tristes y grises pirañas con mucho menos futuro que la Fórmula 1 de Valencia o la rebeldía de doña Letizia Ortiz, antes periodista estupenda y hoy reducida a Barbie Inaugura.
Más vale la serena paz y el alegre contento solidario de una vida simple, misericordiosa y plena, que un sin vivir maldecidos por millones de víctimas. El imperio de Hitler no cayó porque lo derrotaron los aliados, sino que esa derrota fue posible por la acumulación de muertes y torturas en la guerra provocada y en los campos de exterminio. Ahora se pretende que todo el Planeta se convierta en un campo de concentración controlado por los mercaderes del dinero. Al precio que sea. Y esa misma ambición será el suicidio colectivo de la última versión de la bestia.
A los bienavenrurados, a los sencillos, pacíficos. a los limpios de corazón que buscan la justicia, la bondad y el gozo de compartir lo mejor que tienen, sin rencor, sin ira ni maldad, sólo les queda la libertad de los inocentes y la paciencia para ver como se van derrumbando las torres de la esclavitud, sin que tengan que mover un ni dedo terrorista para conseguirlo. Se caen solas, por acumulación, como el bunker de los nazis.
Los pacíficos poseerán la Tierra. Y es verdad.
Lo escrito en el alma del mundo, escrito está y siempre acaba por cumplirse.
Más vale la serena paz y el alegre contento solidario de una vida simple, misericordiosa y plena, que un sin vivir maldecidos por millones de víctimas. El imperio de Hitler no cayó porque lo derrotaron los aliados, sino que esa derrota fue posible por la acumulación de muertes y torturas en la guerra provocada y en los campos de exterminio. Ahora se pretende que todo el Planeta se convierta en un campo de concentración controlado por los mercaderes del dinero. Al precio que sea. Y esa misma ambición será el suicidio colectivo de la última versión de la bestia.
A los bienavenrurados, a los sencillos, pacíficos. a los limpios de corazón que buscan la justicia, la bondad y el gozo de compartir lo mejor que tienen, sin rencor, sin ira ni maldad, sólo les queda la libertad de los inocentes y la paciencia para ver como se van derrumbando las torres de la esclavitud, sin que tengan que mover un ni dedo terrorista para conseguirlo. Se caen solas, por acumulación, como el bunker de los nazis.
Los pacíficos poseerán la Tierra. Y es verdad.
Lo escrito en el alma del mundo, escrito está y siempre acaba por cumplirse.
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