SI NUNCA OLVIDAMOS EL HORROR DE NUESTRA HISTORIA, NUNCA LO REPETIREMOS
"Niño, no vengas más. Tu padre no tomará más café"
por Rafel Espino Navarro
Manuel Palma Varo, nació en la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera en el año 1894. Era hijo de Manuel Palma López y de Antonia Varo Valle. Manuel compaginaba su profesión barbero con la atención a un bar de su propiedad , manteniendo su domicilio en la calle Silera, número 18. Manuel se casó con Teresa García Quintero de cuyo matrimonio nacieron siete hijos llamados José, Dolores, Natividad, Antonia, Teresa, Manuel, y Celia Palma García.
Manuel Palma Varo siempre fue un republicano convencido, pues así se desprende del estudio de su trayectoria política de la cual destaca el cargo de tesoreo, que Manuel ostentó en la Agrupación Republicano Radical Socialista de Aguilar de la Frontera (PRRS)(1) desde 1933, formando parte durante años de su Junta General junto a otros militantes de esta Agrupación como lo fueron Rafael Reyes Barbudo,(2) Antonio Palma Cabezas y Francisco Arjona Trujillo.
El 3 de abril de 1934,la Agrupación Republicano Radical Socialista , tras distintas discrepancias internar y escisiones de algunos de sus dirigentes mas notables, pasaría por algunas fases de adaptación y cambios llegando el sector más progresista y de izquierdas existente en el partido a fundar el Partido Radical-Socialista Independiente que se fusionaría con Acción Republicana para dar lugar, en esa fecha del 3 de abril a Izquierda Republicana, fundado por Manuel Azaña.
En 1936, Manuel Palma Varo, sería el presidente de Izquierda Republicana en Aguilar de la Frontera, desarrollando una amplia actividad política junto a otro de sus militantes históricos Francisco Jarabo Roldan.
Tras los acontecimientos desatados a raíz del alzamiento militar del 18 de julio de 1936, Manuel Palma Varo, sería detenido a comienzos del mes de agosto cuando se encontraba desayunando en la “taberna de Colin” .
Llevado inmediatamente al cuartelillo,en la calle Pescaderias, junto al Ayuntamiento de Aguilar, seria ingresado en el mismo durante algunos días, en los que la familia pudieron llevarles algo de comida e interesarse por su estado. Al alba del día 6 de agosto, fué sacado de la cárcel junto a otros cuatro hombre más.
Todos ellos serían trasladados, como ya venia siendo practica habitual durante las últimas semanas y todos los días, al cementerio municipal de Aguilar de la Frontera y fusilado en las tapias de la zona sur del mismo.
Esa misma mañana, cuando su hijo José, se acerco a llevarle café a la cárcel, uno de los guardias le dijo … “ niño no vengas más que tu padre ya no va a beber más café. ”
Su cuerpo sin vida y los de sus compañeros de infortunio, serían arrojados y ocultados en la fosa número 20, una de las muchas que durante esos días formó parte del entramado de fosas que los asesinos utilizaron en el interior del cementerio para ocultar los cuerpos sin vida de las personas que habían vilmente asesinado.
El nuevo Estado cómplice de su asesinato le silenciaria, física y documentalmente como si Manuel Palma Varo jamás hubiese existido. Su partida de defunción, sería realizada fuera de plazo legal el día 6 de julio de 1942 y en la misma otro eufemismo acusador pretende dejar constancia legal de su asesinato y desaparición … “ a consecuencia de la represión de que fueron objeto los elementos rojos que se opusieron con las armas al Glorioso Movimiento Nacional, entre los que figuraba el finado por su cualidad de Presidente de uno de los partidos del Frente Popular en esta localidad.”, … solo por haber ostentado un cargo político.
La ocultación de su cuerpo tras su asesinato siempre fue una incógnita para la familia, jamás supieron donde buscarlo, ni donde llorarlo.
La intervención de búsqueda, localización, exhumación e identificación genética, llevada a cabo por AREMEHISA (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Córdoba), logró encontrar los restos mortales de Manuel Palma Varo, que han podido ser identificados gracias a una muestra de ADN de su hijo mayor, José.
Hoy día 9 de septiembre del año 2012, los restos mortales de Manuel Palma Varo, han podido ser por fin inhumados en un panteón familiar y su historia recuperada, rescatada del olvido impuesto por la amnesia colectiva. Su familia podrá con este acto de justicia y plenamente humanitario dejar atrás el dolor acumulado durante más de tres cuartas partes de siglo.
A partir de hoy, si podrán como otros muchas familias en los últimos meses, poder mirar a la muerte cara a cara … sabrán donde poder llorar y completar de esta forma el luto interminable que prolongo de forma indeterminada la injusticia y la sinrazón.
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He encontrado este artículo-documento y me parece muy interesante publicarlo aquí y comentar la importancia de la arquelogía de la memoria. Es curioso que se gasten millones de euros en recuperar ruinas romanas, medievales, árabes o ibéricas para ilustrar el recuerdo de la Historia y nadie pregunte cuanto cuestan esos trabajos, y que tantos españoles todavía no consideren vital la recuperación de la memoria de tantas vidas humanas perdidas en el horror de los asesinatos en masa en la guerra civil, y se quejen de que se dedique dinero público a esa tarea. Me duele la poca sensibilidad de una mitad silvestre de nuestro país, incapaz de sentir un poco de compasión por quienes sufrieron el castigo de no poder enterrar a sus muertos y el desarraigo desconsolado de no saber siquiera como fueron sus últimos momentos ni donde los amontonaron como basura anónima. Y además unido a la marginación que soportaron durante décadas, señalados en la escuela, en la calle, en el mercado y hasta en la iglesia como "hijos de rojos", "viudas de rojos" o "padres y hermanos de rojos", hasta hacerles reconocer que los habían matado por malos y lo suavizaron con los años y los eufemizaron como "equivocados". Y cuando, con todo el miedo y el respeto de los perdedores, dejan pasar setenta años hasta atreverse a reivindicar a media voz el derecho más que humano de localizar y recuperar lo que queda de sus raíces afectivas y masacradas, se critica y se impide que lo puedan conseguir.
Es esa mentalidad zafia e insensible la que no permite que España avance. Cambie y evolucione. Es esa misma mentalidad sanchopancesca y palurda la que nos impide solucionar crisis, votar opciones decentes, reivindicar lo que es justo y necesario. Ser plenamente cívicos, éticos y solidarios. Tener empatía y cariño unos por otros. Comprender el dolor cuando uno no ha sufrido como lo han hecho otras personas y ser capaces de ponerse en su lugar y de no juzgar a la ligera lo que se conoce ni se ha conocido de cerca.
Fui testigo en mi infancia, años 50, de unos dramas terribles, de los silencios, las humillaciones y las culpas que caían sobre los niños, viudas y familiares de los republicanos presos y fusilados por ideas simplemente. Sin juicio, sin defensores, sin testigos. Sólo acusaciones y venganzas personales camufladas, tantas veces, bajo la excusa de la ideología.
En las fachadas de las iglesias se exhibían los nombres de los fusilados por los republicanos, como "caídos por Dios y por España", pero no había sitio ni espacio, ni fuenrales, ni un recuerdo piadoso en público, para los parias asesinados por los franquistas, aquellos cristianos de misa y comunión, a los que se les predicaba un quinto mandamiento de la Ley de Dios: no matarás. Y habiendo matado se les perdonaba, mientras se marginaba y se despreciaba sin compasión alguna a los represaliados, que eran considerados lo peor de la sociedad. Lo viví en directo. Les vi llorar y suplicar recomendaciones para trabajar en algo, necesitaban que la "gente di bien" les avalase para trabajar en lo que fuese y ganarse la vida. No importaban sus estudios, sus méritos. Aquel Estado dictatorial prefería inútiles, incultos y desgarramantas enchufados, que fuesen "adeptos al régimen" antes que a un buen médico o un buen maestro, o abiogado o ingeniero o topógrafo, con un pedigrí "tocado" por la sospecha del republicanismo o por el parentesco dudoso de una familia "contaminada".
Así nos ha ido. Los más lúcidos se iban al exilio obligados por las circunstancias (como ahora) y los más garrulos, ascendían por ser falangistas, requetés o excombatientes, a puestos increíbles, como secretarios de ministerios e instituciones o gobernadores civiles. Y ahora, sus mismos descendientes son nuestros gobernantes, igualmente cerrados de mollera, con sensibilidad social de papel de lija, sin una sola idea de como afrontar estos tiempos y torpes como acémilas. Ignorantes ilustrados. Informados, pero sin formar. Y frecuentemente, deformados ética y cívicamente. Elegidos, e obvio, por un pueblo que ignora su historia. Que no la ha estudiado en la escuela. Y la desconoce por completo.
Pensemos la relación profunda que hay entre la corrupción, la falta de escrúpulos y de ética y ese karma social que nos aplasta. Tenemos que liberarnos de esa mugre histórica por medio de la sanación, de la justicia y la compasión. Del compromiso reformador de nosotros mismos. Mientras no se limpie el alma social, que es la conciencia ciudadana, no podremos aspirar a algo mejor de lo que tenemos.
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