viernes, 14 de septiembre de 2012

DE LA CLARIVIDENCIA AL MOGOLLÓN



El presidente, junto a Arias Cañete, son los más "ricos" del Ejecutivo. El secretario de Estado de Defensa Pedro Argüelles declara 18,1 millones.
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Una pregunta: ¿Y estos datos, queridos periodistas aguerridos y sabuesos, por qué no los publicásteis antes del 20N? Vosotros teníais un periódico en los kioscos por aquellos días. Los datos eran igualmente investigables. Porque estos cargos millonetis del PP no han nacido repentinamente como champiñones después de un chaparrón. Estos tipos, incluído Rajoy  naturalmente y sus secuaces, ya estaban forrados cuando no eran parte del Ejecutivo. Por poner algo, pongamos Gürtelandia. 
Y ese añadido que habéis puesto sobre Zapatero también hubiese venido al pelo para que los votantes estuviesen más orientados en cuanto a lo se les podía venir encima si no afinaban en el voto. Porque lo que está claro es que más vale en una crisis un presidente inexperto, decente, y con conciencia, que es reconvertible en experto y hábil, que un cenutrio igualmente despistado, dormido, sin conciencia, que no  conoce la diferencia entre la decencia y su opuesto y además formando parte ideológica y moneymoney del mismo clan que ha creado la propia crisis para forrarse del todo sin el menor escrúpulo ni remordimiento.
Me pregunto qué mecanismos os mueven. Si nacerán de vuestra lógica o de vuestro inconsciente impulsivo y manipulable a distancia. Si es que vuestras luces también están recortadas o si es que lo que os mueve es simplemente el gusto de ir contracorriente caiga quien caiga y que dé igual donde caiga y como caiga. El caso es que caiga el que gobierna. En el caso del pp sería una maravilla que cayese, no es por ideología, sino por incompetencia manifiesta y evidente; por supervivencia de los españoles. En cuanto al PSOE, creo que fue una pena su linchamiento electoral en el que vosotros, cancerberos de la noticia, también colaborastéis; unos por acción y otros, -demasiados-, por omisión y silencios cómplices. Hay muchas formas de favorecer la abstención y de desmoralizar haciendo tabula rasa y cajón de-sastre, de toda iniciativa política.
Cómo es posible que una prensa libre e independiente sea tan sumamente torpe que la libertad de expresión en sus garras se convierta en confusión y batiburrillo. Cómo es posible que no se vea venir la hecatombe y su multiplicación ad infinitum,  con cambios a peor. Y cómo el único recurso que nos queda siempre sea el lamento y el "quejío". La rabia y la mala leche como caldo de cultivo de la enfermedad social. 
Una sociedad que sólo espera a que todo vaya fatal para criticar y poner en solfa las malas artes, y funciona siempre a toro pasado, es simplemente idiota. No puede ver  ni avanzar. No previene las calamidades porque sólo funciona de oído como los músicos amateurs. La prensa en nuestro tiempo debería ocupar el rol de los profetas y videntes de la antigüedad, ellos eran los que ponían sobre aviso a los gobernantes y a los pueblos sobre los riesgos y las soluciones de los problemas y las crisis. Los que denunciaban las injusticias y mediaban para eliminarlas en lo posible, no para aumentarlas,ellos animaban el alma de los pueblos para que no se dejasen aplastar por el poder ni por el miedo. Claro que hay una gran diferencia. Los pueblos tenían alma, aunque muy elemental. Y los profetas eran la élite espiritual e intelectual. Eran los despiertos. Los elementos por los que era posible el implante y el crecimiento de la evolución en la conciencia de los humanos. Por eso se les respetaba y se les escuchaba. Y también se les eliminaba cuando el poder torcía el camino del bien común hacia la bolsa y el pastón de los poderosos e intrigantes. Ahora basta con aprobar unos exámenes en la Facultad de Periodismo, estar en la agenda de un preboste o besar el suelo que pisa un mandamás, y ya se salta a la arena de la información. Ciegos como topos. Despistados como monja de clausura alternando en el Folie Bergère. Y en la higuera formativa, sin ética ni valores, aunque, eso sí, en al cumbre de la información. Saturados de eventos. Empachados de flashes. Aniquilados por la velocidad de lo perentorio. Manipulables por "la fabricación del consentimiento" chomskiano, disfrazado de normalidad, golpeados y magullados por la "doctrina del sock", por el chanchullo y los apaños del poder como alma mater. A su servicio, a pesar de creerse lo contrario. O ¿tal vez no?
Qué pena.

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