La voz de Iñaki | 05/03/2020 | Bronca entre ministros

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Son los riesgos de establecer un gobierno de coalición con sus miembros mayoritariamente en un nivel de madurez tipo Instituto de Enseñanza Media, o sea, entre profesores recién licenciados y adolescentes con acné emocional cuyo interés formativo está anclado en la estrategia de los videojuegos como máxima corriente orientadora y en la "lucha", cuando el momento político del siglo XXI ya está arrasado por tanta lucha y tan poca lucidez e inteligencia conciliadora, que es ya de primera necesidad y cada día más urgente. El reto de este gobierno requiere un esfuerzo enorme por parte de sus miembros, para canalizar unas energías tan explosivas como desnortadas, en sus indudables buenas intenciones, y que mal gestionadas son la semilla del caos. Todo lo contrario de lo que se necesita para salir, precisamente, del caos en que el pp dejó sumido el estado y la sociedad tras su desastrosa "anábasis" ante la decencia, la responsabilidad y el talento político. 

Ahora se trata de hacerse cargo de los restos del naufragio, de atar las tablas que flotan en las olas y conseguir salir a flote, buscar tierra firme, guiándose por el mapa celeste, porque el terrestre no sirve y el marino no es posible diseñarlo con tanto bamboleo del medio acuático. Si los naúfragos que han salvado la vida por los pelos, se dedican a montar pollos y confundirse aún más entre sí, el final será el ahogamiento para todos ellos. 

La ciudadanía tiene que ponerse las pilas y rodear el Congreso y la Moncloa, todas las veces que haga falta, para exigir urgentemente que el gobierno sea adulto, que esté a la altura de su responsabilidad, sin confundir imprudencia con transparencia, ni ministerios con Barrio Sésamo ni la PAH con Galapagar. A ver si se centran, porfa, y si no tienen capacidad para hacerlo, se la inventan, la desarrollan y dejan a un lado las tentaciones  chiripitiflaúticas. Que aparquen el Juego de Tronos para las vacaciones. El consejo de ministros no puede ser una zarzuela tipo Gigantes y cabezudos. Para zarzuela ya tenemos bastante con la herencia de la momia, no necesitamos más versiones y para colmo gobernando el día  a día, y no solo en las representaciones teatrales de coronas que parecen virus, por lo difícil que resulta el tratamiento que las pueda erradicar. 

Hay que aprender a aplicar las cuatro reglas matemáticas elementales. Lo que debe sumarse, restarse, multiplicarse y repartirse adecuadamente. Es inútil  alegar que se es de letras. Porque esas reglas se aprenden en la escuela elemental, ¿vale, chavalotas y chavalotes?

Pues, venga, dejad las ocurrencias para Wayoming y el Intermedio. Vosotros no cobráis por ocurrentes, sino para currar y son los y las currantes quienes os mantienen y os pagan la pasta que ellas y ellos no cobrarán jamás, así que, hále, a hacer milagros, o sea, a madurar, que ya está bien, xd! Y si no, ya sabéis la que se puede montar con el Jurasic Park aullando en las cloacas.Y eso sí que sería vuestro finiquito for ever...y la ruina total del estado, de la democracia, de los derechos y los deberes, para convertirse una vez más en la caverna paleolítica de siempre. O sea, que tonterías, ni una más, porfis y quien no lo tenga claro, a dimitir y a casita, para que pueda abrirse paso y cooperar en vez de obstaculizar con sus salidas locas, quien tenga las neuronas, los neurotransmisonres y la conciencia, en condiciones. Que haberlas haylos. ¿Por ejemplo Más País, los vascos,ERC, Teruel Existe, los andaluces con más luces, Las Mareas de verdad, la IU sin tapujos? Porque poder, se puede, o sea, cuando el "poder" no significa mandar, sino organizarse y realizar entre todas y todos, que no solo no es lo mismo, es que es lo contrario del concepto "podemos" que se ostenta por ahí desde que las masas se les convirtieron en churros. En su imaginación, claro!
Así que, podemitas, ya es hora de que demostréis si de verdad podéis domesticar el ego adolescente y haceros cargo de que los años deben dar madurez y no más alucinaciones peligrosas que la juventud mal gestionada...Sois buena gente, pero eso no basta para gobernar, además hay que ser inteligentes, responsables, portunos, moderados y éticos, o sea, capaces de hacer del bien común el camino común. Seguro que si os centráis en la realidad y no desvariáis deslumbrados en  'la ventana de la oportunidad', -tantas veces mero espejismo-, lo conseguís.