TRAS EL LANZAMIENTO DE MÁS MADRID
García Molina, el líder que emerge entre Iglesias y Errejón para reconstruir Podemos
El movimiento encabezado por el líder manchego atravesó de lleno el último Consejo Ciudadano Estatal convocado de urgencia para abordar la crisis abierta por Errejón
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Este profesor universitario en la Universidad de Castilla-La Mancha, donde lleva dos décadas viviendo, doctor en Pedagogía social por la Universidad de Barcelona y Máster en Filosofía por la Universidad de Murcia, rechaza las etiquetas, más enérgicamente la de representar una suerte de tercera vía en estos momentos difíciles por los que pasa la organización. Dice no tener una identidad monolítica. Sin embargo, no esconde su afán por ayudar a reconstruir Podemos mediante la descentralización de la toma de decisiones y dejando en manos de cada territorio la elección de cómo, con quién y en qué formato acudir a las elecciones del próximo mes de mayo.
"En Vistalegre II se dijo unidad, pero también descentralización, y ese es nuestro camino"
No en vano, la 'Declaración de Toledo', visualizada y pomposamente adornada como un cónclave de barones, se interpretó como una dirección colegiada y constituida de forma paralela a la dirección estatal. Coincidió además con la dimisión del secretario general en Madrid, Ramón Espinar, quien había intentado salvar la situación estableciendo conversaciones discretas con el equipo de Errejón, pero finalmente dio un paso atrás porque "cuando no tienes margen para dirigir y no compartes el rumbo, te tienes que ir".
La posición que ha encabezado el vicepresidente manchego no ha acabado de gustar a ninguno de los dos sectores enfrentados en Podemos, donde en un momento de máxima polarización se impone el 'estás conmigo o estás contra mí'. Esta polarización es un marco del que trata de rehuir García Molina porque ni viene al partido en su conjunto ni se entiende en los territorios, argumenta. Insiste, sin embargo, en que tanto Iglesias como él buscan lo mismo, que están en consonancia, aunque reconoce que con diferentes formas. También pide que se vean con más naturalidad estas reclamaciones porque "en Vistalegre II se dijo unidad, pero también descentralización, y ese es nuestro camino".
"Nosotros impugnamos los marcos de familia, hay que escapar de estas posiciones de parte y construir una herramienta común y colectiva"
El debate sigue abierto, asegura este líder emergente puesto que en la reunión del máximo órgano de dirección no se tomaron decisiones y simplemente se logró un consenso de mínimos. Se ganó tiempo, Iglesias se prestó a dejar en manos de la gestora en Madrid la negociación con Errejón, pero solo una vez reconstruida la candidatura de Unidos Podemos con IU. Se frenó también a algunos de los líderes territoriales, que con una voz cada vez más coordinada reclamaron, pusieron sobre la mesa la necesidad de anteponer un preacuerdo con el compromiso de que no hubiese dos candidaturas en competición. Finalmente, se acordó establecer un cordón sanitario para que el conflicto se limitase a Madrid y se resolviese también en Madrid.
Pragmático y afín a Pablo Iglesias, al menos hasta antes del inicio de esta crisis, hay quien lo describe desde el sector anticapitalista, con quien se enfrentó, como "un errejonista atrapado en el cuerpo de un secretario general pablista". Una etiqueta que le produce carcajadas mientras se reafirma en su máxima, que suele repetir como un mantra, de que "hay que negociar siempre con la realidad". Uno tiene sus ideales, continúa, pero tira de su formación filosófica para explicar que "uno tiene que encarnarse con la materialidad, con las condiciones que impone la realidad". Pragmatismo o condición de posibilidad.
"Podemos seguir unidos sin ser lo mismo y eso pide el actual momento"
Para este líder territorial sin mochilas, aunque lleva desde su juventud participando en asociaciones y colectivos sociales, así como en foros cercanos a Izquierda Unida, donde no llegó a militar, los objetivos con los que llegó a la política formal siguen intactos. Por un lado, la reversión de los recortes y ataques a lo público, dice, de los que el Gobierno de Cospedal habría sido el principal laboratorio de estas políticas neoliberales. Por otro, la impugnación de las formas de representación, que aunque ahora con un pie en las instituciones, entiende que todavía queda mucho camino para que la política sea más participativa, más democrática y cercana a la gente.
Su entrada en el Gobierno de Castilla-La Mancha que preside el socialista Emiliano García-Page, ya con Pedro Sánchez de vuelta a la secretaría general del PSOE, supuso un hito y la avanzadilla para la moción de censura, primero, el pacto presupuestario, después, y la configuración de un hipotético pacto postelectoral entre Sánchez e Iglesias después de las próximas elecciones generales. "Hay que negociar siempre con la realidad".
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