Nuestros peores temores se confirman. Ya habíamos
establecido que uno de nuestros mayores problemas residía en que Europa
se halla en manos de idiotas. Ahora acabamos de confirmar, para acabar
de arreglarlo, que el Fondo Monetario Internacional está en manos de
frívolos arrogantes. Esta crisis la ha causado la codicia pero también
la idiotez de unas élites tan entupidas como insaciables.
Solo existe algo peor que un idiota y es otro idiota con un arma
cargada como supone hoy la salida del Euro. Una diferencia de unos
cientos de millones en la recaudación del IVA y un puñado de tecnicismos
sobre las pensiones y las privatizaciones nos han traído al borde de
este abismo. Cristine Lagarde podrá sentirse orgullosa. Nunca nadie hizo
tanto daño con tan poco y a tantos sin saber muy bien siquiera qué
estaba haciendo exactamente.
Casi cinco años después, con la tercera parte del PIB
griego tirado a la basura, con unos cientos de miles de millones de
euros malgastados y unas decenas de miles de vidas arruinadas y
destrozadas solo para demostrar que eran fácilmente arruinables y
destrozables, volvemos a la casilla de salida.
Un
joven primer ministro descubre que su legitimidad democrática y su
voluntad reformista no valen nada y pretende someter a referéndum las
condiciones que le imponen. En 2011 se llamaba Yorgos Papandreu, hoy se
llama Alexis Tsipras. Entonces a los socios comunitarios les pareció un
riesgo innecesario preguntarle a la gente si aceptaba voluntariamente
ser sacrificada, hoy se lo sigue pareciendo. La incapacidad para
aprender de las élites que gobiernan empieza a resultar francamente
irritante.
Los griegos se lo han buscado, sostienen
muchos. Puede ser. Un país que ha renunciado durante décadas a tener un
sistema tributario mínimamente justo alguna responsabilidad tendrá en
las desgracias que le sucedan. Pero los bancos alemanes y franceses que
ganaron cientos de miles de millones especulando en ese país y en esa
economía que hoy tanto les escandaliza también se lo buscaron. A ellos
se les ha rescatado y se les ha ayudado sin poner mas condición que el
sufrimiento de miles de griegos que ni siquiera saben muy bien qué ha
pasado. La democracia era otra cosa. Siempre lo ha sido.
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