miércoles, 24 de junio de 2015

La voz de Iñaki


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Dichos y hechos

EL PAÍS  

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Lo de Cifuentes es uno más de los fenómenos ppoltergeist que se vienen produciendo especialmente en esta legislatura y más especial y estrepitosamente, en el pp y en el lider de Podemos. Lo del Psoe es más estable dentro de sus fluctuaciones a la 'acoplitis', o 'acoplosis', que ya se va haciendo crónico ese padecer del poderío. En cuanto a la versatilidad de P.Iglesias Jr. no hay la menor duda: es un arte militar. Una táctica. El camuflaje. Si hace falta apelar a las bondades de la guillotina como fundadora de la democracia, pues, venga. Si hace falta reñir a Marine Le Pen porque pide la pena de muerte para el terrorismo, pues se le riñe y ya está, que no es lo mismo una muerte que otra, pordiós! Que es que hay cabezas coronadas de arriba, que la piden a gritos, pero hay cabezas de abajo, estupendas, que son intocables...a la igualdad,  a la fraternidad y la dignidad humanas, en ambos casos, que le den morcilla o camembert del más apestoso, según el nivel social del reo o la nacionalidad.  ¿Qué hay que defender la República para pillar votos? pues se defiende ¿qué otra cosa puede hacer un líder de los de abajo contra los de arriba?; hasta que llega un rey en carne mortal al Parlamento de Bruselas, y entonces, le saluda encantado como a Jefe de Estado legítimo y elegido por su pueblo que le adora...y le regala, con su mejor sonrisa, nada menos que un Juego de Tronos, para que vaya abriendo boca. O afirma que quiere ver a Letizia y tomarse unas birras a su vera y al Papa de Roma, seguramente para convencerles de que apoyen la ley del aborto y la renta básica, y de que se apunten a la PAH como activistas. Y sin ser ni de derechas ni de izquierdas, se autoproclama socialdemócrata fetén...como Lenin. Cifuentes lo está imitando. Así como suena. Cifuentes es la Paula Iglesias del pp. Poco original, es verdad, pero hay que reconocer que el pp y la originalidad no se acaban de acoplar. Y claro, una cosa es sacar del baúl revolucionario ideas del siglo XIX , de las que ya nadie se acuerda, para ajustarlas al XXI, que es lo que hizo Iglesias en origen y otra muy distinta es cambiar la chaqueta de cuero, las botas con espuelas y la catana por las ragstas reaggy, por el pacifismo vegano y adoptar la postura del loto en las asambleas del Parlamento. Así, sin más. En un par de meses de transmutación vista y no vista. Cristina Cifuentes, como Albert Rivera y sus muchah@s, se han empeñado en demostrar a dúo que el fenómeno de la metamorfosis no es cosa exclusiva del gusano de seda. Y que de un paciente tejido en forma de capullo, en cualquier momento inesperado, sale estupenda y elegante, siempre, una mariposa o las que sean necesarias, para asaltar instituciones. Volando por los aires renovados de la primavera. De flor en flor. Comme il faut.

En lenguaje de andar por casa, esos ataques de mejunje se califican, normalmente, como chaqueteo convenenciero descarado, sin más. O timo del escañito, en plan twit. En el lenguaje gatuno-taoísta se llaman pragmatismo a secas. En el dialecto chulapón de Aguirre pueden llegar a un "aquí te pillo, aquí te clavo". En el de Rajoy pudiera ser un "shi le he vishto, pueshmireushted, que no me acuerdo de ná, con tanto estrés, eu non sei qué pasó muiño, eu non sei que debeu pasar...eu non sei Maruxiña está triste...eu non sei que le pasará", mirando fijamente a la niña de 2008, que ya debe andar en el paro juvenil o haciendo de interventora en cualquier mesa electoral, del pp, claro, por agradecimiento al detalle de entonces; que a los españoles a agradecidos no nos gana nadie. 

En cuanto a distinguir a Caperucita del Lobo Feroz, la cosa no es fácil cuando se trata de un problema de doble personalidad política y no sólo de doblete escénico. Lo de la conversión de Cifuentes es más o menos como la repentina ecología pontificia. Un milagro del atrezzo y del maquillaje teatrero del gran dinosaurio global. Obras son acciones y no sólo sermones. La lucidez y la ética nunca son improvisaciones ni a prioris, sino largo empeño existencial y a posterioris. Cosecha real más que floración imaginaria. Quienes han pasado años enteros de sus vidas cooperando encantados con el sistema de atrocidad reinante, o no sólo sin hacer la más mínima objeción, sino siendo además el eco de lo que ahora niegan, no pueden cambiar de la noche a la mañana sin que las sedes de poder que los han colocado donde están, les permitan hacer lo que dicen. Y les dejen tan panchos si no es para seguir en las mismas. Caperucita y el Lobo, en estos casos,  son las dos caras gattopardescas de la misma moneda.

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