domingo, 1 de agosto de 2021

Este mundo duele mucho; su disfunción constante es la peor de las pandemias. Y esto, ¿Quién lo arregla? ¿A qué organismos, estamentos y laberintos corresponde encontrar y gestionar una solución o soluciones varias, urgentes y eficaces, éticas, justas, compasivas y humanitarias para estos niños usados como chantaje, abandonados, utilizados y absolutamente tan olvidados como inexistentes para Marruecos, para Epaña, para Europa, para la ONU, para el Islam y el catolicismo, el judaísmo y el budismo, el derechismo y el izquierdismo, para monárquicos y republicanos, para ecologistas y feministas, para un mundo que solo sabe mirarse el ombligo, llamando exaltados, anarquistas y terroristas a quienes miran más al prójimo que a sus fobias y filias? Tanta organización, tanto presupuesto, tanta inversión en JJOO, en marketing turístico y tanto pijerío forring office, mientras las vidas humanas más vulnerables, que para colmo, en el caso de la infancia, son el futuro de nuestra especie, se van por el desagüe de una crueldad y una estupidez sin límites. En este mundo interconectado constantemente ya no se puede alegar "es que no lo sabíamos", sin ser medalla de oro en los JPCS, (juegos pringados de cinismo sociópata), en todas sus modalidades. Ains!!!!


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