Cuando solo tienes barro para comer
Madagascar, víctima del cambio climático
Héctor Alonso
Madagascar se ha convertido en el primer país del mundo que ha entrado en una situación catastrófica casi irreversible por culpa del cambio climático: sufre la mayor de una interminable serie de sequías. Esta es, según los expertos, la peor de los últimos cuarenta años y ha puesto a más de un millón de personas -la mitad niños de menos de cinco años- en riesgo de desnutrición aguda y muerte.
La gente no tiene literalmente nada que comer, hasta el punto de que muchas personas solo están comiendo hojas, plantas e incluso barro. La cifra total de afectados por la inseguridad alimentaria es de más de un millón de personas, sobre todo en el sur del país y la gente tiene que caminar kilómetros para poder conseguir algo de alimento.
UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han alertado de la situación que vive el país y de la necesidad de actuar con rapidez para evitar una catástrofe humana. Lola Castro, la representante del PMA en la zona, advirtió en una conferencia de prensa en Nueva York, tras regresar del país, que «lo peor está por llegar». Hay comunidades enteras al borde de la inanición y gente muriendo.
Dependencia de la agricultura
Más del ochenta por ciento de los malgaches dependen de los cultivos familiares para su supervivencia, y en los últimos años las recurrentes sequías seguidas de inundaciones, atribuidas al fenómeno de El Niño, han desbaratado su capacidad de resistencia. Las comunidades de la costa también pescaban para complementar su alimentación, pero las mareas cada vez más altas están destruyendo los pueblos costeros y malogrando la pesca. Además, Madagascar se ha convertido en uno de los países más afectados por los ciclones.
Por si fuera poco, las necesidades agrícolas de una población creciente han ido destruyendo la masa forestal del país: solo queda el 10 por ciento de los antiguos bosques, lo que repercute en una mayor indefensión ante las sequías y las inundaciones: las inundaciones son cada vez más graves y los desplazamientos de tierras se llevan comunidades y carreteras por delante. Y otro grave problema es el acceso al agua potable: cada vez es más escasa. En la actualidad más de 12 millones de personas, casi la mitad de la población, no tienen acceso a agua potable.
UNICEF y el PMA, así como otros organismos internacionales, están diseñando proyectos para mejorar la capacidad de resistencia de la población y tratar de revertir los efectos del calentamiento global sobre el país, además de proporcionar ayuda a los más vulnerables, pero solo una acción masiva podría ralentizar este proceso.
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