martes, 10 de agosto de 2021

ALIMENTOS PARA TODOS, UN RECLAMO MORAL

  


¡Bueno, bueno, bueno! Esto es una sorpresa genial. El cambio, verdaderamente, está  siendo irreversible. Jamás había sucedido algo así en la historia desde hace unos 1700 años: un cristianismo de origen católico que se apunta a la resurrección, empezando por el Jefe, que según parece, sí tiene claro que asumir el evangelio como proyecto de vida no se trata de ejercer poderes, sino de servir desde la humildad máxima con todas nuestras posibilidades y recursos a los seres humanos empezando por los que peor están, y quedarse los últimos de la fila, para que los primeros atendidos sean los más vulnerables, débiles, maltratados, excluídos, rechazados, apaleados, marginados, arruinados, olvidados...Pobres en todos los aspectos materiales y sociales, menos en ese fondo de inversión divina que todos y todas llevamos dentro, en cuya gestión y crecimiento pueden darnos unos cuantos másteres quienes no están atados al paripé ni a la clase social, ni a los poderes del rifirrafe, ni a la imagen. Nuestros hermanos y hermanas de cualquier procedencia, etnia, cultura, creencias, religiones, idiomas. 

El catolicismo feroz y siempre a la sombra de los imperios se ha bajado de la peana, del baldaquino, ha dejado de estar en la parra sempiterna, y está emprendiendo una marcha completamente nueva. Ya era hora...Porque tardar 17 siglos en darse cuenta de lo que hay en el fondo del evangelio, del camino interior, de las aberraciones tomadas como estatutos y el ejemplo de Jesús, transformado en Rey de reyes y Pantocrator juzgón a las ódenes de inquisidores y genocidas bajo palio, es como para echarse a temblar. Al fin, tendremos que agradecer esta transformación antropológica y metafísica, al desastre total, a la desgracia de la pandemia, al cambio climático, al feminicidio, a los pederastas, al desbarajuste total de un mundo cayendo en picado y haciéndose papilla por propia inclinación al suicidio por saturación de basuras aplicadas a todo. Absolutamente en todo. Excepto en el rincón de la Luz cautiva que subyace oculto en todos y todas sin excepción. 

Aunque nací en una familia católica que me bautizó recién nacida, sin esperar a que creciese para preguntarme si estaba de acuerdo o no con los rituales de la costumbre sin asimilar el sentido que pretenden inculcar, con el tiempo y la experiencia, me fui alejando del mundo vaticanista y del rebaño precocinado, cuando fui descubriendo que cualquier buena persona atea y sana, era mejor y más justa, generosa,  compasiva  y equilibrada, que aquel dios que me intentaban inocular a base de un tira y afloja entre le miedo al castigo y la devoción inculcada por el miedo al castigo, en plan "quien bien te quiera te hará llorar".  Algo muy dentro de mí gritaba en silencio: "no les hagas ni caso y sigue buscando, porque la verdad no es propiedad de ningún credo" . Un buen día se encendió la Luz en medio de la noche más tenebrosa. Y todo dio la vuelta y otra vida estalló en al patio interior de mi caos. No sé por qué, al ver y escuchar este video he tenido la impresión de que por fin al catolicismo le está pasando algo parecido a mi proceso personal, hace casi medio siglo. Tal y como está no tiene ni futuro ni sentido alguno. La humanidad ha crecido, a trompicones y descalabros, es cierto, pero ya no es la misma y necesita tallas nuevas para su nueva dimensión creciente, no solo física, en la que hasta ahora ha sido y es un verdadero desastre, sino sobre todo en los planos psicoemocional y autoconsciente, que desde mediados del siglo XX, tras las hecatombes bélicas y la aparición amenazante de los holocaustos habidos y por haber, se han ido manifestando de muchas formas, como un camino espiritual conectado con el autoconocimiento, la ciencia, el desarrollo individual y colectivo de una conciencia  ya imprescindible hasta para la vida física y biológica.  Qué bien, descubrir que los haces de luz cuántica y espiritual, dinámica y estática a la vez,  en una misma manifestación, repartidos por el cosmos, dentro y fuera de los seres vivos, está siendo el motor y la energía limpia, que nunca contamina, para poner en marcha otro mundo nuevo. Otra ciudad sin fronteras y para todos y todas, respetando la diversidad  del bien común. O sea, el cumplimiento, paso por paso, del Apocalipsis. Que lejos de ser una salvajada de maldiciones y amenazas, es la enciclopedia revelada de la esperanza, el Valle de Shangrilá de la compasión, de la fraternidad y de un nuevo formato de convivencia a estrenar y disfrutar.

Qué alegría me ha dado encontrar este video. Y no porque me sienta católica, -que ya me da igual cualquier modalidad de teledirecciones religiosas, de muletas y tacatacas para aprender a andar por estos andurriales planetarios- sino sobre todo, porque veo a una gran parte de nuestra especie despertando y cambiando de gafas, haciendo cola en la óptica del Espíritu, para cambiarse los cristales y las lentillas sin tener que pagar un pastón por el servicio. Y al mismo papa de Roma, diciendo entre líneas lo mismo que dijo Pedro Arrupe a Pablo VI: "si ya se ha cumplido el trabajo y no somos necesarios, el último que apague la luz". Genial, solo así, sin focos ni bombillas alrededor, podrá amanecer la Luz ontológica que nunca se apaga, la del espíritu, la que Jesús vino a recordarnos que llevamos dentro, dándonos a cada un@ la clave inexpugnable e infalible para descubrir y activar el interruptor. 

Gracias, familia infinita!

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