viernes, 19 de enero de 2018

Variaciones y tiempos



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Prefiero imaginarte -yo también imagino mientras sueño-
en el temblor azul que dobla las equinas de la noche.
Imagino que te levantas otro
porque amaneces agua, piedad y turmalina,
naturaleza previa a los rincones.

Y que luego descubres unas voces distintas
a las voces de siempre
y bailan en la tarde las pupilas de luz
que no entienden de horas ni relojes
y se borran de paso
esos ángulos grises del dolor aprendido.

Hoy elijo el silencio de penínsulas blancas
donde todo es quietud en medio de una danza
que no acaba.

Hoy decido quedarme en el paiseje del encuentro
como un Sol sostenido y sostenible
hasta que aprenda el lenguaje abisal
que  se esconde en la agenda de las rosas. 

(Poema de 1996 actualizado.  Nunca te dije que el amor fuera esto. Antología poética. Valencia. La Buardilla, poesía.1997) 
Cuadro de Miquel Barceló.  

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La libertad nos permite reciclar el pasado y aplicar los antiguos materiales a las nuevas construcciones, por ejemplo, en el tardoimperio romano se utilizaron los materiales de los templos paganos para levantar los nuevos templos cristianos y nadie se escandaliza por ello.

Algo así sucede con poemas que ya no se ajustan al tiempo evolutivo del autor, en este caso de la autora; eso sucede cuando al releer lo que una escribió en los tiempos de Maricastaña, cuando se estaba en otro plano de la existencia y se interpretaban las cosas de otro modo y una ya hace muchos años que no se identifica para nada con aquellas percepciones impresas en los libros de anteayer.

No se borra lo viejo, se asume, se integra en su lugar y vibración correspondiente mientras se supera con la energía de lo nuevo. No tienen nada que ver con cambios superficiales. Es una cuestión ontológica, inmanente y a la vez, transcendente. No es una censura ni una negación, ni un olvido, sino poner cada cosa en su sitio y valorando la diferencia entre esencia y morralla. Enterrando lo muerto para hacer sitio a lo vivo. Muere lo aparente de la forma, caduca, se apaga, se queda sin el significado que se le otorgó en su día, en el contexto del presente, pero no sucede lo mismo con el espíritu que se transforma y es el autor de la transformación al mismo tiempo. Es otro plano.

Dice Teresa de Jesús en un poema:Todo se pasa Dios no se muda y la paciencia todo lo alcanza. Pues algo así sucede con el pasado respecto al presente. El tiempo es el crisol que determina y diferencia lo esencial de lo aleatorio, de lo prescindible, decanta lo que se deteriora y sucumbe con la ilusión y lo separa de lo esencial, de lo íntegro, de lo que ES. Y una debe elegir, para seguir creciendo, en qué territorio íntimo materializable en su fluir quiere estar y ser. La clave es la libertad de una conciencia que nada ni nadie puede aprisionar. Es algo así como legir entre Sócrates y la mayeútica y el cortoplacismo miope de los sofistas, en los que hasta Niestzche podría incluirse.




Es oficio de la conciencia pasar la fregona de la lucidez sobre las rutinas legañosas del yo elemental al que se da el poder absoluto sobre la propia vida y se le deja que la destroce mientras se acusa al destino, la suerte y a lo que nos rodea de amargarnos y hacernos papilla. Nunca le daré ese permiso al dichoso ego, mientras me quede una chispa de aliento vital. Lo escrito escrito está pero el aliento maravilloso de la vida presente en todo su esplendor lo deja fuera de combate, como experiencias de segunda mano. No digo que esto lo tenga que experimentar todo el mundo, sólo expreso lo que experimento yo. Que cada palo aguante su vela en esos territorios sin fronteras ni autochantajes facilones. Unos se van y otros se quedan, con todo lo que eso significa a la hora de elegir entre las dos posiblidades.

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