Mientras
desde Washington, Trump decidía un recorte histórico en la ayuda de
EEUU a UNRWA, para Ayesha, en Gaza, lo importante seguía siendo cómo
poder alimentar a sus hijos.
Cuando
su marido enfermó, hace unos años, se encontraron en una situación
desesperada en la que, como explica,
“todas las puertas se les cerraron”. Desde aquel momento, ella y su
familia empezaron a recibir un reparto diario de ayuda alimentaria de
UNRWA para cubrir la necesidad más esencial: poder comer. “Nunca
olvidaré que incluso durante los días del conflicto con Israel -en 2014-
seguimos recibiendo la comida...me hace sentir como si no estuviéramos
olvidados.”
En
la Franja de Gaza distribuimos diariamente comida para cerca de 1
millón de personas que, de otro modo, no tendrían acceso alguno a
alimentos.
No
podemos saber qué pasaría, de donde saldría la comida, si esa ayuda
dejara de llegar. ¿Cómo vendrían a nuestras escuelas el medio millón de
niños y niñas refugiados sin alimentar?
Lo
único que sabemos a ciencia cierta es que no vamos a abandonar a los
más de 5 millones de personas refugiadas de Palestina que siguen
esperando una solución justa a su vida. Ahora más que nunca, te
necesitamos a nuestro lado >>>
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