sábado, 20 de enero de 2018

Reflexiones

La belleza del mal: hombres abominables, artistas geniales

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Hoy me encuentro este titular en la prensa. Interesante motivo de reflexión. El autor cita como ejemplos a Marlow, Caravaggio y Gesualdo de Venosa, tres sádicos celebérrimos, perfectos en las formas de sus obras y abominables terroristas vitales en el fondo de sus comportamientos y patologías existenciales. Seguramente con muchísimos problemas profundos sin detectar ni resolver, que envueltos en el poder, la fama y el glamour, más la ignorancia del entorno, hicieron de lo monstruoso un modelo de conducta repugnante y el mismo tiempo "admirable" artísticamente. 
¿Qué les pasaba a los asesinos y sádicos pobres, en aquellos tiempos, igual que ahora? Que acababan en el garrote vil. ¿Por falta de ingenio y de "arte"? No. Por falta de dinero y status elevado que ocultaba y perdonaba todas sus maldades.

Se nos plantea la paradoja fundamental: ¿Qué es la belleza?  Los griegos antiguos exigían para definirla dos condiciones inseparables: kallós kai agathós. Ser hermosa y ser buena. Profundicemos un poco, que no hace daño. 

Bello es lo armónico, lo agradable a los sentidos y bueno es lo armónico, lo justo, lo equilibrado y agradable a la inteligencia emocional y a la ética de la conducta. Lo que no molesta ni daña lo común ni lo privado. Lo que no repugna ni 'atrae' morbosamente. 
Un mundo ambiguo que no distingue entre lo que le atrae, le pone, y lo extermina al mismo tiempo, que considera bello el terror, la violencia, el daño constante, el retorcimiento que convierte en espectáculo y "belleza", o necestia drogarse con cualquier cosa para ser feliz y estar operativo, es una patología semoviente. Una aberración esquizofrénica que se aplica como un APP cibernético a las máquinas protohumanas, limitando así su evolución hacia una humanidad plena y saludable. Inteligente en limpio y capaz de crecer sin destruir, de progresar sin arruinar al prójimo, al contrario, que ayuda a que el prójimo mejore como uno mismo. Hay una gran diferencia entre el teatro griego y el posterior. Aquél era terapéutico colectivo, daba mucho más para pensar y comprender que para hororizarse "disfrutando".

Lo más bello y feliz, -lo más inteligente también- que puede alcanzar el ser humano es la plenitud del amor universal y gratuito, vivir en armonía con el mundo siendo benéficos e inofensivos, -por libre elección, no por tontuna borreguil y sumisión cretinoide, obviamente-, que está en las atípodas del descuartizamiento de la esposa y del amante, por muy bellos madrigales que se compongan en paralelo para "celebrar" la genialidad de la venganza carnicera. Como fue, por ejemplo, el caso de Gesualdo, que si no hubiera sido un millonetis sobrino del papa reinante por entonces, habría acabado en linchamiento social y pena de muerte para el poético y musical matarife, en la plaza de su pueblo. 
El elitismo ha sido siempre la principal herramienta engañosa de la injusticia y la desigualdad, ¿qué clase de 'belleza' puede cegar de tal modo la visión del espíritu humano? ¿Están sanos mental y emocionalmente quienes encuentran belleza en la guerra, en los malos tratos y la muerte violenta de animales racionales e irracionales, pero sentientes igualmente, en escenas de horror y de exterminio, como hoy llenan las pantallas y son premiadas en festivales de cine o teatro? ¿Están mental y emocionalmente sanos quienes encuentran placer y hasta "cultura" en la "fiesta nacional", en el toro embolao, en los Sanfermines con manadas adjuntas y "legalidad" en las masacres de las guerras "justas" al modo yanky-europeo? ¿Y los que usan la justicia como refugio y protección de bandidaje político y social? ¿No se habrán "formado" y pertrechado de argumentos perversos con tanta cultura malentendida a través de la historia humana? ¿De verdad, historias como Hamlet o El Rey Lear, Otelo o El Mercader de Venecia o El Holandés Errante, Las Flores del Mal, o los retorcimientos y decapitaciones de pintores como Caravaggio, nos han mejorado como especie, o más bien nos han acostumbrado a dar por buena cualquier perversión si está expresada con bonitas palabras, dulces sonidos y formas llamativas y si sobre todo van acompañadas de fama, dinero, poder y glamour? 
¿De qué nos ha servido tanta belleza aparatosa y exhibicionista de las egocracias seculares, para terminar y rematar la historia humana en este basurero de petróleos letales y plásticos podridos que ya forman parte de nuestra "biología" y un Planeta precioso convertido en estercolero sistémico y trastornando la naturaleza y el clima hasta extremos alucinantes? ¿Habríamos llegado a esto si a lo largo de nuestra historia común no hubiéramos tenido la ayuda maravillosa de tanta maldad asumida, sostenida e intelectualizada como obra de arte, como instrucción cultural, como contemplación estética y como paradigmas escénicos? 

Una forma de civilización(¿!?) tan autopervertida, lógicamente, tenía que derivar en antibiótica hasta conseguir la medalla de plomo. Ha dado la vuelta a todo aquello que se iba descubriendo como positivo, sano, limpio, equilibrado, gozoso, haciendo espectáculo, negocio, carrera y mercado con ello. Así se ha condenado a sí misma y sin remedio a la extinción. Y hasta la explica científicamente como inevitable hagas lo que hagas. Es normal que dormida en su autoengaño no pueda ver otra cosa ni descubrir posibilidades de bifurcación y que se consuma ahogada en la entropía que llama "cultura", "dios", "ciencia infalible", "arte", "filosofía", "conocimiento" y "belleza". 
A eso hemos llegado, después de tanto caminar en plan zombi dando vueltas sobre el mismo punto. Esta civilización es totalmente el cumplimiento profético de la idea de Parménides. Que no era una pretensión de absoluto sino la percepción de un estado sectorial de la desconciencia protohumana, un estado patológico pero superable si con Heráclito no tiramos la toalla y descubrimos el antídoto: panta rei. Todo fluye, luego, comprendiendo con Antonio Machado que todo pasa  ( y todo deja un poso) porque lo nuestro es pasar haciendo caminos sobre la mar... del infinito que se materializa en el tiempo y en el espacio, esos aprioris kantianos de la sensibilidad interna y externa. 

Si todas las cosas maravillosas y "bellas" que nos han ido contando han salido al revés y sólo queda la evidencia del desastre universal como resultado definitivo,habrá que planterase si a lo mejor va y resulta que la belleza era otra cosa, lo mismo que la inteligencia, muy distintas a lo que nos han vendido como tales "verdades" y "experiencias" irrefutables. Y que tal vez sólo nos falte cambiar la mirada y de dirección, hacia adentro a ser posible, en vez de quedarnos en los decorados,dimes y diretes repetitivos de lo vacuo, pero con una escenografía espectacular -y ahora también mediática-, para descubrirlo. Chi lo sa... 
  
Despertar y rectificar dicen que es de sabios y hacerlo a tiempo, de oportunos y despiertos. La sabiduría que no se puede aplicar a la vida es sólo una milonga pedante. 
Qué cunda la sensatez en vez del pánico, porfa. Que sí se puede, si se quiere y se hace, of course.

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