domingo, 28 de enero de 2018

La jueza Elósegui

Elósegui es numeraria del Opus Dei, como otros jueces lo son en España. Nadie hace un examen ideológico a los jueces para ejercer su labor. Sólo se les exige que sus convicciones íntimas no tuerzan su mano al juzgar
Si sólo desde el laicismo se defendieran los principios fundamentales de nuestra convivencia, estos estarían demasiado solos y demasiado en peligro







La nueva jueza española en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, María Elósegui
No son las convicciones las que inhabilitan para juzgar sino la incapacidad para abstraerse de ellas a la hora de hacerlo. Los textos revelados por este diario, pertenecientes a la nueva magistrada electa del Tribunal de Estrasburgo en representación de España, han llevado a muchos a concluir que no es aceptable que una persona que tiene un pensamiento que se considera homófobo pueda defender adecuadamente los Derechos Humanos desde tal instancia. Como abogada de causas perdidas que saben que soy, yo quiero argumentar aquí que no son sus convicciones ortodoxas cristianas -o ultraortodoxas si quieren- las que tienen que preocuparnos sino su capacidad para juzgar aplicando la ley y sin mezclarlas en ello. María Elósegui es numeraria del Opus Dei, como otros jueces lo son en España. Nadie hace un examen ideológico a los jueces para ejercer su labor. Sólo se les exige que sus convicciones íntimas no tuerzan su mano al juzgar. Lo mismo le debe ser exigido a la nueva magistrada internacional.
Así que la pregunta que parece planear sobre la polémica es en realidad: ¿Es posible creer y defender los derechos humanos desde ciertas posiciones? Yo creo que, afortunadamente, sí. Creo que se llega a la defensa de esos valores fundamentales desde diversas ideologías o creencias y digo afortunadamente porque, en caso contrario, si sólo desde el laicismo se defendieran los principios fundamentales de nuestra convivencia, estos estarían demasiado solos y demasiado en peligro. Pero dejaré que sea la propia Elósegui quien conteste a eso: “Creo que hay unos valores comunes y universales entre todas las culturas, que se reflejan en los Derechos Humanos, y que estos deben enseñarse en las escuelas y a toda la ciudadanía. Hay una ética racional que nos une a todos. A pesar de que aumente el relativismo moral, cabe llegar a puntos comunes objetivos, que no son un mero consenso sino que forman parte del humanismo cívico”. Es algo que he comprobado en muchos debates y ocasiones. En muchos temas clave que afectan a la dignidad humana y a los derechos fundamentales del individuo, es más fácil confluir desde la izquierda con personas que proceden del humanismo cristiano que con los descarnados neoliberales. Estos creen, al final, que las leyes del mercado pueden regir también la vida humana y por eso apuestan por los vientres de alquiler, la prostitución como negocio,el capitalismo salvaje, la desigualdad o incluso en casos extremos la venta de órganos. Nunca encontrarás a un humanista cristiano en ese barco.

El caso es que Elósegui lleva años trabajando en el Consejo de Europa en temas de inmigración y que se ha interesado por los Derechos Humanos hasta centrar su carrera académica en ellos. No se si puede deducirse de ahí que los desprecia o que no es capaz de defenderlos. No he podido leer sus 17 libros y más de 100 artículos. Ha escrito tratados completos sobre “la inclusión del otro”, la “ciudadanía inclusiva”, el problema de Francia con su no aceptación de esa inclusión y ha manifestado que “los que vinculan inmigración con terrorismo, mantienen una xenofobia basada en miedos y que llega a atacar al Islam cuando muchos de esos chicos son vulnerables y son utilizados”. La catedrática mantiene una postura respecto a los delitos de odio que ya me gustaría a mi que asumiera el ministro del Interior y hasta la Fiscalía de este país. “El discurso del odio, además, debe tener como intención el incitar a otros a cometer actos de violencia, intimidación, hostilidad o discriminación contra quien va dirigido el discurso. El contenido del injusto es que se genere un peligro cierto de actos ilícitos contra esos grupos o personas”. Justo lo que muchos en este país no quieren entender, extendiendo el discurso del odio hasta lograr represiones inaceptables. Es una mujer que cree que “la Doctrina Parot se hizo a través de la jurisprudencia y no era justa”. Ya ven. Lo que le dolieron las tripas al PP con el hecho de que López Guerra estuviera sentado en Estrasburgo y fuera partidario de tumbarla. No les hubiera ido mejor ahora.
Otro de los campos de trabajo intelectual de Elósegui ha sido el tema de la igualdad. En su currículum afirma haber trabajado en un grupo de cuatro expertos con contrato del Instituto de la Mujer en la elaboración de la actual Ley de Igualdad. La indignación ha saltado ante la exclusiva de este medio en la que se descubre que ha tuneado su CV y convertido un contrato externo para realizar un estudio previo en ser redactora de la norma. Esta cuestión sí merece la exigencia de explicaciones públicas urgentes. Además, entiendo que quiénes estén habilitados podrían poner en conocimiento del TEDH esta circunstancia por si fuera motivo de cese en su cargo. En Europa son poco comprensivos con esta costumbre española del maquillaje de méritos.
No obstante, parece que el problema se circunscribe a sus opiniones sobre la homosexualidad, matrimonio igualitario, transexualidad y otras similares. Ha defendido tesis más o menos criticables en lo antropológico pero ha expresado su aceptación de la diversidad. Aquí me gustaría incluir la cuestión de si la homofobia la constituye cualquier discurso o análisis teórico que no coincida con la opinión mayoritaria y comunmente expresada por los colectivos LGTBI o si es preciso que exista “aversión” hacia estas personas como dice la RAE. Es decir, si hay personas que, fundamentalmente por un tema de creencias religiosas, no son partidarias del matrimonio igualitario o incluso que creen que es pecado, que respetando a estos colectivo y afirmando su libertad individual, están en contra de cualquier tipo de discriminación y están dispuestos a castigar a todo el que no lo respete ¿se les puede considerar homófobos? ¿Todo discurso distinto es homófobo o hace falta ese plus de la aversión y el rechazo? Elósegui termina una de sus polémicas frases diciendo: “aún con eso, cada individuo debe ser libre para desarrollar su identidad sexual como quiera”. ¿Es inaceptable esa postura para formar parte de un tribunal de Derechos Humanos? Ojo con la respuesta porque podría abrir la caja de Pandora de qué ideologías o creencias nos habilitan y cuáles no.
Preguntada por el matrimonio igualitario ha dicho: “Como juez tengo que respetar la legislación. Yo no estoy de acuerdo con el activismo judicial y he criticado sentencias por esto”. En mi opinión eso es lo único que le es exigible a un juez, que cuando se ponga la toga cuelgue en el toguero prejuicios, convicciones personales y creencias. Si María Elósegui Itxaso lo hace, será una buena magistrada.
De lo que estoy bastante convencida es que no será una magistrada sumisa al poder político, que no la ha apoyado, y que no aceptará ser su correa de transmisión como parece que se pretendía con Pérez de los Cobos. El resto ya lo veremos. No hubiera sido mi candidata, eso es obvio, y dentro de nueve años espero que haya un gobierno de izquierdas que mande otro tipo de ternas. No la defiendo personalmente a ella. No la conozco, pero me he pasado la juventud huyendo de las numerarias que me querían convertir. No creo que simpatizáramos. Lo que defiendo es el derecho de todos a no ser excluidos en razón de nuestros pensamientos y creencias en aplicación, precisamente, del principio contenido en el artículo 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos: “el goce de los presentes derechos debe ser asegurado sin distinción alguna por motivo de (...) religión, opiniones políticas u otras (...) o cualquier otra situación”. 

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La reacción de Elisa Beni ante el show de la jueza Elósegui es bastante lógica y responde exactamente a lo que la doble cara farisaica del catolicismo de postín y sacatajadas  pretende desde siempre: pasar por civilizados, educados, agradables, nada agresivos, buena gente, compasivos y disconformes con los extremos y los picotazos llamativos del poder, que no  sea religioso. 

Precisamente el Opus Dei es un modelo perfecto en su modo de interpretar lo de "a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", pero con la particularidad de mojar con pericia la tostada de magistrado experto en la taza de ambos y llevarse crudo lo que se pueda arramblar en privilegios, prebendas, enchufes y ganancias varias, con alergia total a la igualdad entre los seres humanos que  acumulando virtudes y sobre todo caché es imposible que sean iguales a los desgraciados que no saben hacer la 'o' con un canuto y viven de cualquier manera y por eso hay que darles limosna a través de organizaciones expertas en el tema, cada uno en su lugar y la pobreza como invitación a la limosna; los ricos para ir al cielo necesitan pobres a los que socorrer, es evidente ¿cómo podrían alcanzar la generosidad si no hay miseria ni miserables que ayudar?

En este sentido es interesante repasar las hemerotecas y recordar las palabras del papa actual, también muy en la línea de Elósegui, en las que se queja de que los católicos se han dormido en los laureles y han permitido 'que los comunistas nos roben a los pobres'.  O sea, que los cumunistas traten de eliminar la pobreza por medio de la justicia social, que seguramente, si Dios existe de verdad y es dios y no el diablo, está mucho más cerca de su voluntad la justicia que realiza la igualdad como expresión material del amor, que la limosna que deja al ser humano hecho un guiñapo de por vida, sin derechos ni dignidad. Por ahí van los tiros. Para el Opus y sus huestes, no hay que acabar con la pobreza, porque entonces ¿qué sentido tiene una religión que reparte parcelas del cielo a cambio de dar limosnas y no cambiar de vida sino sólo de póliza de seguros celestiales que se paga con el limosneo, que da cosas sin bajarse del pedestal de las desigualdades?
Vamos, todo lo que Jesús de Nazaret recriminaba a los fariseos, sacerdotes, escribas  y levitas (equivalentes a burgueses "piadosos", a los abogados y pasantes de hoy), y que eran el equivalente al Opus. Los que conciben la relación del hombre con Dios como un mercadillo del trueque, entre el perdón de los pecados a cambio, no  de un cambio de vida personal porque se ha despertado y visto lo que hay de verdad en la mentira sistémica, sino de dar a los pobres la sobras y  de alabar y bendecir a un dios con un ego descomunal, que según ellos necesita la coba de las alabanzas y las peticiones para sentirse divino y todopoderoso; así "compran" una vida eterna a cuerpo de rey, a base de cumplimientos y rituales nacidos del miedo y "el temor de dios" que no se pueden dejar de lado y de realizar meticulosamente, con unos rezos diarios obligatorios y el cumplimiento férreo de unos preceptos fundamentales litúrgicos para ser aceptados en la élite de la devoción y del establishment

En ese pack está incluida la careta de aceptables, sensatos y proclives a todo acuerdo que, fundamentalmente, beneficie a ellos y a la 'Obra', que prácticamente con los años llega a ser la misma cosa. Es el éxito redondo del Marqués canonizado por Franco y el Vaticano conjuntamente, Escrivá, el santo todoterreno que lo mismo se apunta a un bombardeo que a una verbena si se trata de escalar los altillos del poder más cuqui y heavy , con el fin de facilitar la santidad a los ricos, que con tanta exigencia evangélica por parte de Jesucristo, resulta que son los verdaderos discriminados y olvidados de la mano de dios. Una injusticia gordísima. Así, si ellos dan limosnas a los pobres sin dejar de acumular capitales y de arruinar trabajadores, todo se arregla y Dios tan contento de ver que los pobres comen y se visten con las sobras de su Obra y ellos se forran arruinando a los que se resisten a no ser pobres ni ricos, sino una mediocre clase media insoportable y mindundi, que en realidad es una anomalía antropológica de la que no habla el evangelio, así que mejor hacerle el vacío a ver si desaparece cuanto antes y deja de romper la armonía de toda la vida, xd!. 

¿Es posible, según el ejemplo y el mensaje de Jesús, que al mismo elemento que un dictador genocida hace marqués y le da plenos poderes y privilegios hasta formar gobiernos con sus seguidores y hacer al Opus su director espiritual y la guía política, lo canonice la misma iglesia que dice basarse en el evangelio de los pobres y sus bienaventuranzas? Precisamente esa facilidad para tragar cualquier cosa y aceptar lo que sea para medrar, es la prueba del nueve por la que salta a la vista el plumero del enjuague opusiano.
Creer que la peña del Opus es libre e independiente y que su dinámica es estupenda por lo bien que se adaptan a todo, es la primera condición de la engañifa para dar el pego total a pardales familiarizados con la cara A del asunto. Lo que se ve nada más. La cara que a personajes tipo Elósegui les permiten dar una de cal y otra de arena, por ejemplo, haciendo declaraciones contra la discriminación, que en el Opus es la regla de oro, pero que en la calle queda genial combatir. Sólo hay que conocer casos concretos de esa peculiar concepción de la igualdad para darse cuenta de lo que se cuece.
Los  y las Elóseguis que conozco desde hace muchos años me han enseñado muchísimo acerca de la hipocresía imprescindible para garnarse el cielo al que ellos pretenden ir en exclusiva. Tienen todas y todos el mismo formato y el mismo tinte profesional. Nada de extremismos, mucho guante blanco y mano izquierda, aunque se esté en realidad a la derecha del padre y de todo. Pasar desapercibidos en cuestión religiosa para no asustar ni despertar sospechas de proselitismo, incluso decir tacos y alguna grosería de vez en cuando para que se vea la "normalidad" y que el 'apostolado' no se note...

Pero además está la cara B. Dura como el pedernal y carente de conciencia, donde maquiavélicamente el fin de la santidad justifica todos los medios, un ejemplo: el papa actual para "salvar" a  la iglesia Argentina durante la dictadura hizo la vista gorda ante las torturas y los asesinatos de cristianos que luchaban para que la justicia sustituyese a  la limosna, como en el franquismo hizo Escrivá con su gente. Esa forma de vivir la religión invade el hueco que debería ocupar la conciencia; la libertad y el discernimento personal lo llenan el dogmatismo, la soberbia religiosa y el interés material por sacar beneficios para la Obra y para uno mismo, puesto que se facilita la escalada social, profesional y enconómica para los más hábiles. 

Conociendo el percal, y sin poner en duda los méritos lectivos  de Elósegui, -ahí no se queda nadie que no sea listo, estudioso y aprovechado en todos los sentidos- no se puede descartar que ella sea un estereotipo más del tinglado. Con sus múltiples caras ad hoc y que adptándose a las circunstancias sea capaz de sacar leche de una alcuza si eso conviene para mayor gloria de su dios y de sus sicarios. Puede que de esos 27 libros que han alucinado a Elisa Beni, más de la mitad sólo los haya firmado y  en realidad todo el trabajo se lo hayan chupado "negras" y "negros" becarios pasantes o deudores de favores estratégicos, que es una de las especialidades de la casa.
Puede que diga y escriba lo "conveniente" según el momento. Y que a estas alturas de su representación escénica para ganarse el cielo, disponga en su conducta de más conchas que un galápago y que en realidad ella misma no sepa ni quien es. Porque lleva años y años siendo la voz de su amo. La Obra. Ser libre y del Opus es imposible, Elisa, cariñet. El primer requisito para la pertenencia es el lavado de cerebro, si está ahí, ten por seguro que ni es libre ni tiene el cerebro disponible para algo más que para la obediencia, que acaba siendo un dopaje o un narcóticio potentísimo de conciencias missing. Si le ha hecho la cobra al pp,  tiene toda la pinta de ser una estrategia calculada, porque los pperos les habrán negado algo que desean, por ejemplo, o no han repartido a su gusto ciertos  cargos o han celebrado por todo lo alto la boda gay de Maroto. Una cosa es figurar de rondón en la igualdad zapateril y otra mucho más cañera, consentir un bodorrio de mariquitas en el ppropio ppartido y desmelenarse en plan Rajoy haciendo la conga de Jalisco con la feliz pareja, y dar un espectáculo escandaloso para cualquier Elósegui decente y cabal. Ah, y men-tal-men-te sa-na, no como otrossssh...

Una prueba  de esa mascarada pírrica es  que sea compatible la homofobia y creer que la homosexualidad es signo de trastorno mental, con  la libertad y la lucha por los derechos humanos y la igualdad. Son cosas irreconciliables desde la coherencia  más elemental. Eso explica que una persona como Elósegui haya estado presente en la ley de la igualdad de Zapatero y al mismo tiempo, en su fuero interno desprecie a los homosexuales y los tache de tarados. Así no se puede cambiar nada, querida Elisa, porque quienes desprecian lo que aparentemente defienden, nunca ayudarán a realizar lo que detestan y sólo desean estar presentes en todo el meollo de las cuestiones para poder interferir mejor y fastidiar el resultado final en todo lo posible. Sólo así tiene sentido que siendo jueza se permita hacer chanchullos profesionales con su curriculum y que no  le rechine nada que se lo impida éticamente. En el Opus esas cosas apenas cuentan si la virtud y los apaños se basan en la santa desvergüenza, el santo cinismo y el santo descaro, como definía el pastel y las conveniencias su fundador.

Lo terrible de este asunto es que esa trama de confusiones acomodaticias haga escuela social, siente precedentes de normalidad y toda la sociedad asuma como bueno e impecable un sistema demoledor que ya se ha entremezclado con el tejido social a base de prácticas religiosas incorporadas a la basura y detritus sistémico, que perdona todo lo que da dinero y poder mientras es intolerante con lo que nos ayuda a crecer y a ser mejores personas y por ello peligrosos para los intereses de tanta virtud ortopédica y contra natura humana. Sin ser capaces de atar cabos y relacionar causas con efectos. Y sobre todo siendo la Iglesia Católica un semillero de pederastas y homosexuales reprimidos, que llevan siglos usando las sotanas y los altares como tapadera de todo lo que no se atreven a mostrar en público. No tiene otra explicación que en esa religión sea más grave el escándalo de que se sepan los vicios y delitos que los vicios y delitos mismos.

Produce una especie de tenura y escalofrío simultáneos leer las razones de Elisa Beni abogando a favor de conductas perversas disfrazadas de virtud en según que aspectos "aceptables". También produce compasión la propia Elósegui y rechazo ese  hábito conductual que sostiene con toda naturalidad y puede que hasta inocencia teledirigida, al tropezarse con seres tan dormidos y bloqueados, con "las mejores intenciones" (una película de Bergmann que va ni pintada con este asunto, como también sería muy recomendable releer a Dostoiewsky y repasar un poco el relato sobre el Gran Inquisidor, algo que el Opus y el periodismo militante deberían hacer por su propio bien, aunque cabe la posibilidad  de que algunos lo entendiesen al revés y resultase peor el remedio que la enfermedad. Todo tiene sus riesgos, pero mejor intentarlo que quedarse al margen, como el empleado cobarde y torpe en la parábola de los talentos)

Contra lo que afirma Elisa en este artículo el ser juez sí debe tener que ver con la decencia personal, como la medicina o la enseñanza, la judicatura debería contar siempre con unas aptitudes naturales  y una sensiblidad determinada que faciliten el trabajo y la calidad ética del servicio que se hace. Una vocación responsable y un compromiso propio con la coherencia son imprescindibles para que el mundo no siga por donde va y mejore al menos un poco.
La Justicia, para ser justa no se puede reducir a una expendeduría de recetas, como sucede en tantas consultas de la Seguridad Social donde el médico no ve a los enfermos que sólo buscan recetas que la enfermera les pasa ya firmadas por el doctor ausente, que ni siquiera revisa el curso de la enfermedad y da por hecho que todo es inamovible tras su diagnóstico magistral. No se puede hacer con la ley algo parecido. Te aplico la receta del código y ya te apañarás. La Ley no es una máquina con todas las respuestas acertadas, es el gestor judicial el que puede aplicarlas con acierto o con errores de percepción graves muchas veces, es una orientación de la que la conciencia humana dispone para trabajarse, pero no es infalible ni omnipotente. Tiene fallos porque está hecha por seres humanos y no es una aplicación de ordenador, autómata y cerrada a todo lo que no venga de ella, el ser humano no está a su servicio, es la Ley la que debe servir a sus creadores y ususarios. De hecho aplicarla por encima de todo sin tener más perspectivas que su aplicación sin más, conduce a un grave error que ya los romanos previeron: summun ius, summa iniuria.


Puede que el error esté en el sistema, -ese sistem in falliure, de Matrix- que tal vez debería exigir unas pruebas previas y orientativas en el Selectivo para descubrir si los alumnos están más capacitados para estudios distintos de  los que han elegido. Concretamente en la carrera de Derecho mucha gente entra porque las notas que se exigen suelen ser de las más bajas y eso facilita que bastantes abogados no sepan  desenvolverse adecuadamente en el desempeño posterior  de la profesión, que ofrece un contraste feroz entre una carrera basada en memorizar mamotretos  y luego tener que aplicarlos a las personas y a sus asuntos, si tal vez se carece de la lucidez suficiente para hacerlo y la carrera no se amplía incluyendo la ética y el pensamiento sano para gestionar el contenido "profesional", no como "marías" adjuntas sino con la misma importancia y competencia que las mismas leyes. De poco vale ser almacenes enciclopédicos si no se desarrollan capacidades y conciencia suficiente para aplicar al bien común el conocimiento adquirido. De nada vale un cheff genial en la cocina si las materias primas del menú están pochas,  desvitalizadas y hasta podridas. Y viceversa, de poco valen materias primas excelentes con un cheff desastroso. Un ejemplo apabullante y clarísimo es Soraya S. de Santamaría, número uno de promoción en la Universidad de su pueblo, Valladolid, que está siendo demoledora para el estado y la sociedad española. Y el ejemplo aparentemente opuesto, por la cuestión territorial lo tenemos en Catalunya con los corruptos del pujolismo a la cabeza del movimiento soberanista, que han empantanado todo y eclipsado con sus manipulaciones la impecable actitud de Esquerra Republicana.

Dejar a un lado una parte de sí mismo que  no ha madurado o que está desajustada para endosarse la toga y tener una doble personalidad partida por la mitad entre lo que aplicas en tu vida y lo que aplicas en la vida de los demás usando las leyes en plan black&decker, a tu criterio que no es tuyo siquiera sino el cenicero lleno de colillas sistémicas dadas por buenas y únicas respetables, y si ese criterio está desparramado entre retruécanos, certezas a medias, dogmas intocables,  afirmaciones y negaciones amontonadas y rígidas que tienen muchas lecturas y matices, es un hueso vital muy  duro de roer y que conduce en todo, a un callejón sin salida, que es como está en este momento el estado español, cuando lo comparamos con el resto de Europa en puntos determinados y momentos puntuales, como el Parlamento de Bruselas o Davos. El contraste atroz, el choque entre apariencia y realidad, es brutal y debería encender todas las alarmas en vez de confluencias infumables con el disparate generalizado.

Tal vez por eso sea tan difícil que la Justicia funcione. Quizás la causa no sólo esté en el estudio minucioso y lentísimo de los papeles en los juzgados, sino sobre todo en la disposición personal de los jueces, fiscales y abogados, si entre ellos hay con frecuencia personajes ambiguos, que no ven más allá de los cargos, la "carrera", sus prebendas y su lucimiento personal. Tal vez por eso la ética sea en ese estamento la gran ausente, la convidada de priedra, cuando debería ser el alma mater de todo jurista normal. Menudo papelón ser fiscal del Estado y al mismo tiempo, una vez colgada la toga y acabados los juicios a delincuentes, ser un inversor desde hace años en un paraíso fiscal. Y eso nos ha pasado hace unos meses sin que nadie se preguntase nada al respecto. Por qué Elósegui no se puede permitir la misma dualidad, ¿no?, sobre todo si tiene un currículum que ya lo quisiera cualquier fiscal entreverado. Donde va  a parar lo que eso mola...En esas andamos.

Es posible que Elósegui esté tan enredada en ese galimatías de intereses y conductas poliédricas, que se haya perdido por el camino. Pero eso no puede ni debe interferir en sus funciones públicas ni descentarla hasta la esquizofrenia profesional que adopta roles incompatibles con daños a los derechos del prójimo como consecuencia. Es básico respetar su situación y darle un tiempo prudencial para que se aclare y se explique, pero no se puede hacer la vista gorda porque tenga muchos títulos y muchas publicaciones, de las que no sabemos nada en realidad. Lo que mosquea es que con ese curriculum tenga salidas como la homofobia, que es algo más que una manía inofensiva. Y al parecer lo que ha dicho es textual y está entrecomillado.
¿Qué se mueve dentro de sus emociones y pensamientos cuando tiene que juzgar a una persona homosexual? ¿Es imparcial o no? ¿Es la toga un amuleto mágico que protege al juez de sus propios sentimientos, emociones e ideas y le garantiza la vacuna contra el error? ¿Tienen que ser los jueces Supermán y Superwoman? ¿No sería más justo un jurado asesor y menos carga individual? ¿No será desequilbrado que tanta responsabilidad al aplicar la justicia caiga sobre una sola persona, que es tan humana, débil y frágil como los demás? 

Es posible descomplicar las funciones y facilitar la salida de los enredos que nos desbordan y atascan la existencia. La Justicia no puede reducirse a castigar, tiene que ayudar a enmendarse, a despertarse, a crecer en humanidad, a desear un cambio a mejor, a rehabilitarse en todo lo posible, a apratar de la vida civil a los irrecuperables sin maltratarlos ni agredirlos, ayudándoles a pasar por la vida sin destruir al prójimo, y para que no hagan daño a otros ni a sí mismos,  atendiéndoles en centros especiales de acogida y control estatal. Las cárceles no solucionan nada, las condenas no deberían serlo, sino un sistema de reeducación para los casos recuperables, que contemple la reinserción social y no la venganza de la sociedad contra sus marginados y tantas veces olvidados y desatendidos, que no son psicópatas ni enfermos sino maltratados sociales.

La Ley tiene que cambiar de sistema y convertirse en una herramienta de evolución porque ahora, simplemente, tal y como está, es un lastre y un galimatías contradictorio, y como vamos viendo, ineficaz, mamotrético y manipulable desde la política y el poder económico. Un muermo incapaz de salir de su propio laberinto. Un cíclope como Polifemo, con un solo ojo, que solo ve el lado más negro de la conducta humana. Tiene que evolucionar para ser eficaz y servir para algo más que para disfrutar condenando y frustrando, sintiéndose los amos del cortijo.
Ya nos merecemos algo mejor.


Y para ilustrar el relato ahí va una explicación que lo aclara todo:

Está San Pedro en la puerta del cielo sin faena y aparece Miguel Arcángel.

-Hola, Pedro, ¿qué te cuentas?

-Poca cosa, Miguel, que me aburro como una ostra, aquí llevo 2000 años con las llavecitas y la puerta. Daría cualquier cosa por bajar a la Tierra y ver como andan por allí...

-Pues eso está hecho, yo te sustituyo y te vas el finde, ¿vale? Dime  simplemente qué tengo que hacer y ya está.

-Mira, es fácil. ¿Ves este atril delante de la puerta con una biblia y el otro al lado con un fajo de billetes de cincomil? Pues cuando sientas que llega un alma nueva, te escondes detrás del ficus benjamina, que no te vea, y dejas que ella misma muestre lo que se merece, si se va derecha a la biblia, que pase al cielo y si se va derecha a los billetes, al infierno. Es sencillísimo.

-Vale, creo que podré hacerlo sin dificultad. Véte y pásalo bien, Pedrete.

Pasa el finde y vuelve Pedro contentísimo.

-¡Hola, Miguelón! Cómo me lo he pasado, cuánto tiempo sin ir por allí...¿Y tú qué tal, todo bien?

-Bueno ... sí, aunque ha habido un caso que me ha confundido un poco, verás, al rato de irte tú, llegó un señor muy bien vestido, hecho un pincel, con un portafolios y se fue derecho a la Biblia, leyó un salmo y se puso a llorar como una Magdalena, emocionadísimo y con una devoción que para qué...Entonces se fue al atril de al lado, cogió un billete del fajo y lo colocó como señal en el libro, y siguió leyendo un trozo del Génesis, le dio otra llorera y a contiunuación colocó otro billete como señal, luego leyó a Isaías, el Cantar de los Cantares, Jeremías, el Eclesiastés, el Libro de la Sabiduría, Samuel, Oseas, los Evangelios, Los Hechos de los Apóstoles y así, hasta el Apocalipsis, y todo con una devoción...un llanto, y en cada lectura, hale, un billetaco de 5.000 para señalar el texto, así hasta que se han acabado los billetes, entonces ha cerrado la Biblia y la ha guardado en el portafolios, con una compunción y unos suspiros que partía al alma, oye...

-¿Y tú qué has hecho?

-Pues, no sabía qué hacer pero al final le he dejado pasar...

-No jodas, Miguel, ya nos has colado a otro del Opus...¡Menudo marrón! De esta Jesús me manda al paro...

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