viernes, 16 de marzo de 2012

TORQUEMADA Y EL MIEDO A LA LIBERTAD



El teólogo Tamayo, “apartado” de la Iglesia

Los obispos se muestran contrarios a su trayectoria profesional

Avisan a los fieles de que su conferencia en la capital palentina no está auspiciada por asociaciones católicas

La trayectoria del teólogo palentino Juan José Tamayo “le aparta de la comunión eclesial”. Así lo hace saber la diócesis de Palencia, quien recuerda que ya la Conferencia Episcopal le avisó en 2003 de que “sus publicaciones teológicas y manifestaciones públicas son incompatibles con la condición de teólogo católico”.
 El comunicado de la Iglesia palentina sirve para recordar a sus fieles que la conferencia titulada Otra teología es posible, que pronunciará Tamayo el lunes en Palencia, “no ha sido promovida” por el obispado “ni por ninguna asociación o movimiento perteneciente a la Iglesia católica”.
El teólogo se ha mostrado indignado: “Me parece una injerencia en mi vida profesional y una coacción a los católicos. Qué impíos los que tendrían que dar ejemplo de piedad”, lamentó. Tamayo también hablará el jueves en la Universidad de Valladolid sobre su última obra: Otra teología es posible: pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo.
Tamayo, que dirige una cátedra en la Universidad Calos III de Madrid dijo ayer que la Congregación de la Fe cada día se parece más a la Santa Inquisición, con su índice de libros prohibidos. El teólogo ha lamentado especialmente que esto haya ocurrido en Palencia, su ciudad natal.
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Una vez más los derechos humanos se pisotean por parte de la iglesia católica. El pánico se apodera de los mandos cada vez que la lucidez del espíritu hace acto de presencia a través de la reflexión, la autocrítica y la honestidad. Me pregunto ¿qué valor puede tener una iglesia que se dice seguidora de alguien que a lo largo de tres años de instrucción, la frase que repitió más veces fue: "no temais"? El miedo nunca es de origen divino, ni siquiera humano, sino animal. Es un instinto. 
La prudencia es una virtud humana que no sólo no consiste en callar y aceptar incongruencias y apaños, sino en el valor inteligente de la ética aplicada a cada situación. La prudencia no es hija del temor, sino del discernimiento y la lucidez. Del derecho natural y del sentido común. Y no es la marginación de lo diferente un signo de prudencia, sino una torpeza del miedo. La iglesia está regida por el miedo y la oscuridad, que nada tienen que ver con ser "la sal de la tierra y la luz del mundo", que era,- al menos así quedó escrito-,  la finalidad de su existencia. Se ha convertido en un guiso incomestible y en un black-out general. Lo mejor que podría hacer, ya que se han quedado sin luz, es cerrar el negocio por apagón irreversible y dejar que las personas de bien que aún conservan la ilusión de poner en marcha otras vías, lo hagan con libertad, por si los valores aprovechables del cristianismo consiguiesen ayudar todavía al cambio de conciencia que está, imparablemente, removiendo los cimientos del mundo. En realidad es la iglesia la que se ha quedado fuera de juego por completo. Debería jubilarse definitivamente como sucedáneo de las religiones del pasado y como  último resto fosilizado del sacro imperio romano-germánico. O el tejemaneje de Constantino en el siglo IV.

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