sábado, 31 de marzo de 2012

EL INDULTO DE LA PIRATERÍA Y DOS VIDAS PARALELAS

Mariano se ha colocado al borde del abismo y ha colocado a la economía española en él. Mariano no ve ni el presente ni el futuro. Mariano vive en el pasado y en el miedo a enfurecer a su alma mater: el neoliberalismo depredador. Mariano no ve ni a tres en un burro, como decían en mi infancia ante un miope absoluto. Mariano está todavía leyendo a Stevenson y su Isla del Tesoro, por sistema Braille, of course. Mariano aún tiene puesto el traje de marinero de su primera comunión política y económica. Por eso es tan natural que se lleve alguna hostia que otra por parte de sus eurosocios y de sus machacados sufridores, al alimón. Mariano es uña y carne con la piratería del rating, es un "primo" de riesgo y de la evasión fiscal , donde  pretende "salvar" a los convictos, pero no confesos, de tener que contribuir con sus impuestos y su transparencia a la recuperación económica, no ya del euro, sino de la decencia y de la ciudadanía. Mariano indulta a los ladrones y permite tan tranquilo, el desahucio de las víctimas de esos mismos ladrones. Mariano no distingue entre un ladrón y un pobre esquilmado. Y si por un momento lo consigue es para "premiar" al ladrón con la amnistía y castigar al pobre con el desempleo, el recorte, el olvido y el abandono. Mariano y su gaviota tienen las horas contadas en el mundo que está naciendo ahora. No sólo a pesar de él, sino, incluso, gracias a los que como él han oprimido y destruido tanto, que ya sólo tienen dinero y cada vez menos poder. Menos ideas. Menos valores que aportar. Más promesas que incumplir y menos coraje para afrontar el destino que ellos mismos se han trazado corrompiéndose y degradándose para conseguir el poder de destruirlo todo. Incluso ellos mismos como opción. Mariano ha recurrido a la fórmula del Berlusconi filibustero, que también "amnistió" al pirateo de su propio país esperando sin duda la recompensa de la complicidad y del apoyo mutuo para seguir flotando a la deriva en el pantano podrido de la hecatombe social y financiera. Y de seguir en estas tesituras, Mariano obtendrá la misma medalla que Berlusconi al mérito desorganizativo y caótico, capaz de todo menos  de  superar el reto que desborda los exiguos recursos de ambos.  Bloqueados en la chapuza de la improvisación, en los asuntos donde todo debe estudiarse cuidadosamente con el máximo rigor, pero rígidos e inoperantes donde todo debería fluir. A Mariano y a Berlusconi sólo les separa el libertinaje en compañía femenina y el vicio por la fiestuqui exhibicionista. Por lo demás, son un calco de desgobernabilidad. De amparo a los corruptos, de persecución, acoso y derribo a magistrados sanos y legales. De absurdeces y escapatorias en un silencio incomprensible en las peores dificultades, que aprovechan para viajar al extranjero y hacerse fotos para el álbum familiar. 
Mariano es un inútil discreto. Silencioso. Neoclásico. Comedido. Berlusconi un inútil impertinente, bocazas y "sobrao". Rococó y hortera. Pero el resultado de ambas políticas es el mismo desastre: la protección de John el "Cojo" frente al abandono absoluto de los millones de damnificados por el personaje stevensioniano. Mientras tanto, la isla del tesoro verdadero, de la democracia real, sigue siendo Islandia y su excelencia resistente, pacífica y fértil silenciada y ninguneada por la prensa que sirve casi siempre, como Mariano y Berlusconi, al poder de la piratería mercantil en detrimento de los derechos fundamentales de la ciudadanía.
Ay, Zapatero, qué pronto estás subiendo a los altares del recuerdo. Mucho antes de lo que era previsible. Intentaste hacer lo que ha hecho Napolitano, el presidente de Italia,  hombre de izquierdas como tú, renunciar a las propias convicciones y asumir los costes de una decisión impuesta por el neoconismo europeo, con tal de impedir un "rescate"a la griega, pero no conseguiste que los españoles te entendiesen, obnubilados con la idea de un cambio hacia la gaviota y sus vuelos siempre a baja altura que les prometía "sentido común" y crear empleo sin recortar ni subir impuestos.
Como en aquella canción de Silvio Rodriguez "hacia el porvenir partieron sombras, rumbo a mañana algo de oscuridad; ...lo que con amor hacía una mano, lo rompía con otra el desamor. Yo no creo que haya sido en vano, pero pudo ser mucho mejor. No estarán completas las auroras, detrás de mí lucirá la oscuridad. Cuando no alcance sólo podré alertar. Si alguien me oye allí, no se  olvide, pues, de iluminar"


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