miércoles, 9 de junio de 2021

Y tras la lectura de este magnífico análisis del profesor Torres López, nos queda un interrogante fundamental para la reflexión: adivina, adivinanza ¿quienes están detrás del Banco de Esppaña? Es evidente. ¿Quienes perpetraron una reforma laboral que bajó los sueldos y multiplicó ad infinitum la precariedad y la calidad del empleo? ¿Quienes funcionan en un constante enshobramiento con dedicatorias ppersonalizadas? Visto lo visto, ¿Cuánto dinero público -de nuestros impuestos- se ahorraría el estado si suprimiese el Banco de Esppaña y lo sustituyese por cooperativas laborales de inversión que administrasen los fondos públicos y sus gastos atendiendo a las necesidades concretas e inaplazables de la sociedad, de tal modo que la transparencia y el acceso a ella por parte de la ciudadanía que lo mantiene fuese conditio sine qua non para el funcionamiento de la institución? ¿Acaso la ciudadanía sabe cómo funciona el invento, y cómo es él, en qué lugar se empantanó su chip, de dónde es y a qué dedica el tiempo por el que cobra un pastón y que debería ocupar la eficacia, la accesibilidad y la decencia...¿ A cuántos pparásitos enriquece y pprotege? ¿cuál es el resultado de ese trabajo críptico e inaccesible a la inteligencia colectiva, que nadie tiene ni idea de para qué sirve? ¿Puede la ciudadanìa utilizarlo, tener en él cuentas corrientes y libretas de ahorro, pagar recibos y cobrar pensiones? Si es cierto que sirve para algo más que okupar un palacio enorme en la plaza de Cibeles esquina con Alcalá y marcar la hora en el reloj de la facha-da, mucho facha-da... Son incógnitas verdaderamente crípticas que nuestra querida democracia lleva la friolera de más de cuarenta añazos sin explicar, escurriendo el bulto ¿Será que el pueblo nunca se lo ha preguntado porque no da para más o tal vez porque teme que si lo preguntase el Banco de Esppaña no sabría qué responderle y siente una especie de previa, frustrante y deppresiva vergüenza ajena ante la impposible resppuesta que nunca le darán los herederos del contubernio ppasta/hegemónico? Chi lo sa...! Mientras la cosa siga en este plan, el único Banco de Esppaña presentable, decente y rentable seguirá siendo, como hasta ahora, "españolxs por el mundo"


La tramoya

El Banco de España vuelve a engañar a los españoles

Sede del Banco de España.- EFE
Sede del Banco de España.- EFE

Hace unos días, el Banco de España ha publicado un informe sobre el efecto que supuestamente tuvo la subida del salario mínimo (aquí) cuyos resultados han sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación en términos como los siguientes:

El País: El Banco de España calcula que la subida del salario mínimo en 2019 restó al menos 100.000 empleos

20 Minutos: El Banco de España asegura que la última subida del salario mínimo lastró la creación de hasta 180.000 empleos

El Mundo: El Banco de España constata que la subida del SMI redujo el empleo en hasta 174.000 puestos en pleno intento de Díaz por volver a aumentarlo

Expansión: El Banco de España calcula que la subida del SMI pudo destruir hasta 173.500 empleos en 2019

Cinco Días: La subida del salario mínimo en 2019 privó de empleo a mayores y jóvenes, según el Banco de España

El efecto del informe del Banco de España es, por tanto, evidente: la subida del salario mínimo que realizó el Gobierno de Pedro Sánchez fue negativa para la economía española pues dañó al empleo, el problema que más duele a todos nuestros compatriotas desde hace años. Tratar de subirlo de nuevo, como pretende el Gobierno, sería insistir en algo que ha funcionado mal, así que el informe del Banco de España constituye un clarísimo aviso a navegantes: no se les ocurra volver a subirlo.

Así, el Banco de España se constituye, una vez más, en lo que no debe ser porque no tiene competencias para ello, el árbitro que decide qué medida de política económica es deseable y cuál no. Algo curioso, como he señalado ya muchas veces, porque resulta que falla estrepitosamente a la hora de llevar a cabo las funciones de control y supervisión financiera que sí le corresponden (provocando costes elevadísimos para todos los españoles) y, sin embargo, se mete a dar consejos donde nadie se los pide ni tiene por qué darlos.

Muchas personas creerán de buena fe que si este tipo de informes del Banco de España sirven para orientar y resaltar lo que está bien o mal hecho deben ser, al fin y al cabo, bienvenidos, aunque eso le lleve a suplantar las funciones que corresponden a los poderes democráticamente elegidos para tomar las decisiones de política económica.

El problema radica en que el Banco de España no suministra en sus informes una opinión objetiva, técnica, científica, neutra o indiscutible, sino subjetiva, ideologizada y sesgada por las hipótesis, valores y métodos de análisis que utiliza. La realidad es que el Banco de España, como cualquier organismo o economista, puede llegar a las conclusiones que previamente haya deseado alcanzar según los presupuestos de los que parta. Y eso es justamente lo que ocurre con el informe sobre el salario mínimo que acaba de publicar.

Los titulares de prensa que he presentado al comienzo de este artículo no dejan lugar a dudas sobre lo que ha conseguido el Banco de España con su reciente informe: hacer creer a la inmensa mayoría de la población que la subida del salario mínimo ha sido negativa porque destruyó empleo, a la vista de los análisis sofisticados y aparentemente científicos que han utilizado sus autores.

Sin embargo, no es muy difícil mostrar que la realidad de las cosas es bastante diferente al mensaje que traslada el Banco de España.

Según la Encuesta de Población Activa (EPA), durante el año 2019 la población ocupada en España aumentó en 402.300 personas.

En ese mismo periodo, la población de entre 16 y 19 años ocupada aumentó en 10.400 personas, la de 20 a 24 en 46.700, la de 25 a 29 en 23.000 y la de más de 65 en 19.600 personas.

Por tanto, no es verdad que el aumento del salario mínimo haya destruido empleo en España en ese año, y ni siquiera entre los más jóvenes o los de mayor edad. Y, si lo hubiera destruido por un lado, se ha ganado por otro.

Es verdad que el informe del Banco de España no dice exactamente lo que señalan los titulares de los medios, sino que el efecto de la subida fue un menor crecimiento del empleo en el colectivo con menos salarios. Pero es imposible saber si esa subida del salario mínimo destruyó el empleo de esas personas que podría haberse generado si no se hubiera dado porque el propio informe reconoce que es muy difícil determinar de forma inequívoca qué personas lo perciben. Y, por otro lado, no se puede concluir que fue la subida del salario mínimo la que produjo un menor aumento de la creación de empleo sin haber analizado la incidencia de otros factores que hubieran podido contribuir a ello.

Si el Banco de España fuese una institución responsable y trabajara con independencia y pluralidad al servicio de los intereses generales y no del poder financiero privado, no haría este tipo de anuncios. Haría una evaluación general y sin sesgos de los efectos de las medidas de política económica sobre el empleo y no solo de los que le interesa descalificar por motivos ideológicos.

¿Por qué no analiza y denuncia el Banco de España el efecto sobre el empleo de la desigual carga fiscal que soportan las empresas españolas como consecuencia del fraude y la elusión de las grandes? ¿Por qué no cuantifica los costes que soportan las pymes y el empleo que pierden como consecuencia de que las grandes empresas no cumplan la ley en materia de pago a proveedores? ¿Y por qué no señala la destrucción de empleo que conlleva la falta de competencia que eleva artificialmente el coste de los suministros o los financieros, o los obstáculos que tienen las pymes para concurrir a la contratación pública?

El Banco de España vuelve a extralimitarse en sus funciones, vuelve a ofrecer conclusiones ideológicas a partir de análisis sesgados y vuelve a mentir a los españoles haciéndole creer que no deben adoptarse las medidas que aumentan su bienestar y mejoran el funcionamiento de la economía para defender así los intereses exclusivos de las grandes empresas y la banca.

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