Entrevista Mónica Oltra Mónica Oltra: "La extrema derecha tiene una vocación uniformadora: que todos pensemos y actuemos como ella"
VALÈNCIA
En el ecuador de la legislatura –la segunda con gobierno progresista en el País Valencià– el Consell saca pecho de la gestión de la crisis sanitaria, con más de diez semanas con una de las incidencias más bajas del Estado español. Pero, a pesar de esto, las encuestas no dejan de señalar un posible retorno del PP –esta vez aliado con Vox– a la Generalitat. Unas encuestas, además, que no parecen indicar que Compromís pueda repetir la gesta del BNG o Más Madrid, que se han convertido en la primera fuerza de izquierdas en sus respectivos territorios. La vicepresidenta del Gobierno valenciano y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, defiende en esta entrevista con Público la gestión del Botànic y apuesta por mejorar la vida de la gente como vacuna frente al auge de la extrema derecha.
Hay una coincidencia en que el Botànic puede presentar unos resultados de gestión positivos, al menos en comparación con los últimos gobiernos del PP, marcados por la corrupción, o, en otro orden, en comparación con la mayoría de gobiernos autonómicos durante la crisis sanitaria. Aun así, las encuestas no parecen acompañar estas percepciones y anuncian un resultado electoral justo frente al bloque de la derecha.
A estas alturas de la legislatura, cuando no hay elecciones a la vista, las encuestas que veo más interesantes son las cualitativas. Y estas señalan que el grado de valoración del Botànic es buenísimo. En diferentes temas mucha gente contesta "Bien" o "Muy bien" y muy poca "Malo" o "Muy malo". Esto nos da más información del reconocimiento sobre cómo hemos afrontado, por ejemplo, la crisis sanitaria. Y también la percepción de que la vacuna social que estamos aplicando funciona, a diferencia de en comunidades como Madrid, que han hecho bandera de la irresponsabilidad y no han invertido ni un euro en ayudas a los sectores afectados.
Aun así, ¿qué hay que mejorar para evitar el retorno de la derecha en la Generalitat?
Básicamente, seguir trabajando como estamos haciendo. Las cosas requieren su tiempo. Los tiempos actuales están dominados por una comunicación intensa, pero efímera, que nos exige satisfacer los deseos de forma inmediata, y hay que hacer pedagogía del tiempo que necesitan ciertas cosas. Por ejemplo, el Plan Edificant. Necesitó una planificación, una organización, una tramitación, etc. Pero ahora, seis años después, las escuelas ya están acabadas y la gente ve que se están haciendo las cosas. El Plan Convivint, lo mismo. Al final, el trabajo bien hecho da frutos y la gente lo ve. Es como una lluvia fina que va calando. Y tenemos todavía dos años de legislatura para seguir trabajando y hacer crecer la confianza de la gente.
Ustedes ya llevan seis años en el Gobierno. ¿Todavía queda cierta sensación de síndrome del impostor? ¿No tienen la sensación que las instituciones son del otro lado y que se encuentran un poco de prestado?
"El bipartidismo tiene que entender que la pluralidad en las instituciones ha venido para quedarse"Síndrome
del impostor, no, pero sí que es cierto que a aquellos partidos que no
formamos parte del bipartidismo a menudo ciertos actores nos hacen sentir como un intruso.
Pero esto no es así y el bipartidismo tiene que entender que la
pluralidad en las instituciones ha venido para quedarse. Se nota mucho,
por ejemplo, cuando se habla del Gobierno de Madrid como si fuera un
gobierno del PSOE. ¿Y la parte de Podemos, qué? Hay un imaginario que no
asume que es igual de gobierno uno que el otro, pero creo que si sigue,
ya se irá asumiendo.
Y cuando ustedes gobiernan, ¿perciben que tienen más condicionantes externos que cuando lo hace la derecha? Más control judicial, por ejemplo.
Lo que considero que hay es una excesiva judicialización de las decisiones políticas. Una cosa es llevar al tribunal un caso de corrupción y la otra es estar todo el día llevando decisiones que no gustan. Ayer mismo [martes 15] se hacía pública una sentencia a un recurso de Vox [por el rescate de Plus Ultra] que venía a decir esto, que lo que corresponde al ámbito de la política es política y no se tiene que confundir con el ámbito judicial. Y veo que hay jueces que ya están advirtiendo de que no quieren ser usados para hacer política, que es una compulsión de las derechas.
Pero no siempre funciona así. En el tema de los conciertos educativos, por ejemplo, los tribunales han funcionado, a veces, como lo que se conoce como una ‘tercera cámara’.
Aquí habría que distinguir entre los juzgados ordinarios, con más sentido común, y los órganos superiores, que han sufrido la instrumentalización por parte del PP desde hace décadas. Como, por ejemplo, con el bloqueo del Consejo General de Poder Judicial (CGPJ), que ya tiene el mandato caducado desde hace dos años. Se hace un uso espurio de las instituciones como resultado de la falta de cultura democrática y de cultura constitucional y esto es muy peligroso porque provoca un deterioro de la Justicia. Y en un Estado de derecho es fundamental que la ciudadanía confíe en la Justicia.
¿Y los medios de comunicación? ¿Perciben la presión de la polarización mediática?
Sí, bien, pero es como todo. Los medios de comunicación están en manos de las empresas que están y los hay que funcionan más como lobbies que como medios de comunicación. No están para describir o informar, sino para influir en el devenir político. Pero a mí me parece que esto la gente lo puede desentrañar y por esto pasa lo que pasa con las audiencias. Cuando la gente deja de confiar en que una información es veraz, se produce un deterioro democrático porque la gente no confía en aquello que lee.
Volviendo un poco al principio. Un posible retorno del PP en la Generalitat implicaría también la entrada de Vox, sea en el gobierno o como apoyo externo. ¿Son conscientes de lo que esto supondría?
Somos conscientes y por eso mismo creo que no pasará. Aquí tuvimos una experiencia muy dura y muy triste de gobiernos instalados por el interés propio y de partido, pensando solo en hurtar y enriquecerse mientras los servicios públicos quedaban abandonados, los recortes en educación, una lista de dependencia de 63.000 personas... Y ellos desviando cantidades ingentes de dinero y con una calidad democrática muy baja, con un control férreo de los medios públicos. La gestión de la crisis del 2008 dejó a mucha gente por el camino y no hace tanto de esto. Y la gente recuerda que, desde que nosotros llegamos al Gobierno, empezamos a administrar lo que a mí me gusta llamar "vacunas sociales". En solo seis años hemos puesto en marcha la Renta Valenciana de Inclusión, hemos aplicado la Ley de Dependencia, hemos hecho las escuelas, la Xarxa llibres, hemos revitalizado los sectores productivos, relocalizado industrias, la lucha contra la emergencia climática...
En el País Valencià hay una triste historia de violencia fascista, desde las bombas contra Joan Fuster hasta las agresiones del 9 de octubre del 2017. Usted misma sufrió acoso en su casa. ¿Cree que este aumento de la extrema derecha puede ir acompañado de más violencia?
"La extrema derecha tiene una vocación uniformadora: que todos pensemos y actuemos como ella"Siempre pasa. Cuando la extrema derecha tiene más fuerza institucional y más altavoces, siempre hay individuos que se envalentonan y se creen con el derecho de agredir a quien no piensa como ellos. La extrema derecha tiene una vocación uniformadora: que todos pensemos y actuemos como ella. No aceptan la pluralidad, no respetan la cosmovisión de quien piensa diferente.
Parece que hay una tendencia donde lo que a veces se denomina "la izquierda del terreno" toma más fuerza y se convierte en, incluso, hegemónica en el campo de la izquierda. Hace tiempo que pasa en Catalunya o en Euskadi, pero más recientemente en Galicia o incluso en Madrid, con el 'sorpasso' de Más Madrid al PSOE. ¿Qué tendría que pasar para qué Compromís pueda hacer este paso?
Compromís hace tiempo que es una fuerza influyente. No sé si va tanto de tener unos números...
Digamos que ayuda.
Sí, está claro que ayuda. Pero hay muchas políticas determinadas por Compromís. Pero bien, sí que hace tiempo que observamos que fenómenos como el de Más Madrid se encuentran en la estela de Compromís, que mostró que se puede hacer una izquierda del terreno y hablar de las cosas que le interesan a la gente. Oyes las tertulias y ves cómo se han instalado en la metapolítica. Políticos que hablan entre ellos de cosas que a la gente ni le van ni le vienen. Que si el paseo de Biden, que si Ayuso y el rey... Y piensas: "Esto en mi vida, que me levanto por la mañana para llevar los niños al cole, que la madre tiene una revisión... ¿en que me afecta?".
Porque, al final, nosotros queremos hablar de la escuela, del centro de salud, del parque natural, de generar oportunidades en la vida, de aquellas cosas que hacen la vida de la gente un poco más fácil. A la gente le importa poco qué hace el embajador español en Zimbabue, y mucho más saber que, si tiene una desgracia en la vida, la política lo sostendrá hasta que se pueda rehacer. Y esto es la auténtica vacuna contra la extrema derecha.
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