viernes, 4 de junio de 2021

Los viejos - Polònia

 

La cosecha transicionaria del 78 no se quiere jubilar. Ahí están, ahí están viendo pasar el tiempo, como la Puerta de Alcalá, pero aferrados al chollo mientras las leyes y sus manipuladores lo permitan y lo sigan bendiciendo. Hechos un cuadro picassiano pero sin Picasso. Enfangados hasta las cejas, pululando por las cloacas compartidas -siempre tan de bodeguiya- y tan orgullosos del enfangamiento como modus (des)gobernandi  sin perder comba. Según parece por lo que se va comprobando, en España este maltrato a la vergüenza no se penaliza nunca, la pobre está destrozada pero ningún tribunal considera delito esos abusos con  pedigrí de tanta altura, empezando por meternos en la OTAN con calzador, siguiendo con el 23F, con el GAL,la ristra corrupta ambidiestra, la Guerra del Golfo, la de Irak y sus consecuencias del 11M, más la corrupción a saco sin finiquito ni freno, pero eso sí, en diferido. Se puede crear una ley mordaza y eso no es delito y una reforma laboral que es un crimen de Derechos y Deberes, porque en el fondo  corromperse hasta el tuétano, no solo no es un delito,  es un servicio a la ppatria si llena bolsillos y abre puertas giratorias para tirios y troyanos que a la hora de trincar pierden el norte, la moral, la ideología, el oremus,  la memoria y la dignidad, que tal vez jamás  han tenido for never & never again, oh, my God! 

Gracias, estimada Polonia, por este cuadro sonoro del desguace esppañol y, bueno, por lo menos que nuestra voluntad, nuestra esperanza y nuestra voz al unísono no se resignen a tanta mugre, y por eso mismo:  ¡viva la república federal de Celtiberia! Que también hay muchos viejos y viejas que añoramos una república decente, como la portuguesa, la alemana, la francesa, la austriaca, la irlandesa, la griega, la italiana o la suiza, por ejemplo, viejxs que no nos hemos corrompido, supervivientes al franquismo  y sus secuelas monárquicas, que aun no nos hemos resignado al imperio de la indecencia corporativa del trinke tan bien bien avenido en comandita y en plena dislexia psicoemocional e ideológica. Pero también convencidxs por la dura experiencia de que no hay sistema político que pueda cambiar y mejorar algo si los seres humanos que lo constituyen no despiertan ni hacen nada para cambiar por dentro y todo lo reducen a una cómoda resignación  pasota ante lo que viene impuesto por un sistema determinado, por muy bueno que parezca y que sin el despertar individual/colectivo acabe podrido y resulte solamente un autoengaño como en el cuento del rey desnudo, desfilando para más inri con la música del Flautista de Hamelin.

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