Factura de la luz La cara b del recibo de la luz: cuando los aparatos apagados gastan más que los encendidos
Electrodomésticos que funcionan todo el día como la nevera y el congelador concentran más de un tercio de la demanda, algo que reduce la capacidad de maniobra de los hogares para ahorrar y a lo que se suman otros vinculados a los horarios con luz solar y a los de ocio y algunos de carácter inconsciente como los ‘stand by’ de los electrodomésticos.
zaragoza
"Se trata de pasar de los periodos punta a los llanos y los valle todos los consumos eléctricos que se pueda. Con los estables, los que se mantienen constantes a lo largo del día como los del frigorífico o los ‘stand by’ de algunos aparatos, vamos a seguir pagando más o menos lo mismo que antes del cambio de tarifa", explica Carlos Pesqué, experto en energía de Ecodes (Fundación Ecología y Desarrollo).
Y eso supone una parte importante del recibo, con independencia de la aplicación del nuevo sistema de tramos horarios y de la rebaja temporal del IVA de la factura eléctrica del 21% al 10% que este jueves aprobaba el Gobierno, ya que esos consumos "cautivos", que no se interrumpen a lo largo de la jornada, suponen entre la mitad y dos terceras partes de la energía que utiliza un hogar, según las estimaciones del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético).
No obstante, también en esos casos existen algunas vías para abaratar la factura energética. "Los consumos estables salen más o menos igual que antes, a lo que se suman otros como la iluminación, que se enciende cuando se necesita y cuyo tramo de mayor uso coincide con los de punta del nuevo recibo, como ocurre en algunos otros casos", indica Pesqué, que anota que "con lo que no se puede desplazar a los periodos de valle y de llano entra en juego la eficiencia de los electrodomésticos".
La opción por aparatos más eficientes, ya sean electrodomésticos o bombillas, en caso de renovación o primera compra, se suma a la posibilidad de aplicar pautas de ahorro y al desplazamiento de los consumos como las principales vías para abaratar la factura energética de los hogares. "Igual es el momento de modificar los hábitos", sugiere el experto.
¿Cuánto y cuándo consume cada electrodoméstico?
Las estimaciones del IDAE sitúan con claridad al frigorífico como el electrodoméstico que más energía consume, con un 22,4% del gasto total entre los electrodomésticos, que aglutinan casi el 85% del total de los hogares con una media de 2.953 kilowatios al cabo del año de un total de 3.487.
La nevera funciona todo el día, como el congelador, que se lleva otro 19,1%, con lo que la demanda energética de la conservación de alimentos supera con holgura a la de su cocinado, ya que los hornos no alcanzan el 8% del total.
No todo el 58,5% del consumo de los electrodomésticos es fácilmente trasladable de franja horaria, ya que, por ejemplo, el uso de la televisión (8,9%) se concentra en los tramos de ocio de la jornada, el grueso de los cuales coincide con los periodos punta y valle que también se superpone con el de los ordenadores (5,8%), ya sea por motivos laborales o de asueto.
El stand by, por otro lado, llega a alcanzar el 7,8% del total de la demanda de los electrodomésticos, un dato que revela que algunos aparatos aparentemente apagados pero no desconectados producen un consumo superior al del funcionamiento de otros como los ordenadores, equiparable al del horno y no muy alejado (19%) del que causan la lavadora o el lavavajillas.
Con el stand by, los consumos cautivos, suman casi dos tercios (64%) de ese segmento, lo que equivale a 1.930 kilowatios al cabo del año. O, lo que es lo mismo, a un 55% del consumo total del hogar, al que se suma otro foco de consumo como la iluminación artificial, cuyo empleo está condicionado por la disponibilidad de luz artificial y que sitúa el listón del gasto "inevitable" ligeramente por encima de los dos tercios del total al sumar otros 410 kilowatios.
Es decir, que a los hogares solo les queda para ‘jugar’ con los tramos horarios una tercera parte de su consumo, que es la que suman básicamente la lavadora (254 kw anuales), la secadora y el lavavajillas (245); aparte, claro está de modular en la medida de lo posible la utilización de otros como, por ejemplo, la televisión (119), la radio, el ordenador (145), la plancha, la cocina, el horno y el microondas.
La posibilidad de presionar a la baja en el precio
"Solo pensamos en el consumo que realizamos de manera consciente, pero hay otros en los que no reparamos", indica Pesqué, que pone como ejemplo los termos calefactores de agua, que con un temporizador pueden pasar a funcionar solo en los tramos de llano y de valle.
Paralelamente, algunos traslados de franja, o de día hacia el fin de semana, presentan dificultades de intendencia, como ocurre con las lavadoras y secadoras en las casas con niños. Otros, sin embargo, responden a resistencias por costumbres: "algo que necesita una hora de cocción, como unas lentejas o unas alubias, no hay que cocinarlo necesariamente justo antes de comerlo", apunta.
El nuevo sistema de tramos horarios traslada de los componentes vinculados a la potencia a los del consumo una parte del precio, lo que, junto con la información disponible en la red sobre la cotización de la energía por horas permite planificar los consumos para intentar abaratar el recibo.
Pesqué apunta otro efecto secundario eventualmente positivo de este sistema: "si desplazamos los consumos de los tramos de punta a los de valle o llano presionamos a la baja en el precio de la energía y reducimos las emisiones de CO2, ya que eso recorta la demanda en las franjas principales y, al mismo tiempo, el empleo de las centrales de combustible fósil que las compañías activan para cubrir esos picos y que tiran al alza del precio".
"El Gobierno ha trasladado a los consumidores esa responsabilidad, pero también les ha dado esa posibilidad", añade.
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