La poesía solo cambia de traje.
El poeta es alma, sencillamente alma,
por eso nunca muere
aunque la muerte sea
testigo inevitable de su vuelo,
convidada de piedra al borde del camino
trenzado de infinitos desgarrones
sin los que la existencia no sería
la excusa inevitable de la esencia,
esa luz atrevida, impertinente,
que con la soledad hace milagros
Joan Margarit ha cambiado de traje.
Sólo eso.
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