¡Del barco de la Transición, no nos moverán!
Por defender la Transición hay quien está dispuesto a salir en defensa de sus protagonistas más cuestionados, lo mismo el rey Juan Carlos que Martín Villa
La escena es de todos conocida, entrañable, parte de nuestra
memoria sentimental: la pandilla monta guardia a bordo de 'La Dorada',
el viejo barco que lleva años varado en medio del campo. Están
inquietos, impacientes, hacen bromas para aliviar la tensión de la
espera. De pronto el más pequeño, al que siempre toca hacer guardia, da
la señal: "¡Cuidado, que ya vienen!". Suben todos a cubierta, sacan la
guitarra, y a la de tres empiezan a cantar: "No, no, no nos moverán… No,
no, no nos moverán…"
La mítica escena la volvimos a ver hace dos semanas: en la
cubierta de 'La Dorada Transición' asomó Alfonso Guerra con la guitarra,
acompañado por setenta ex ministros, ex presidentes autonómicos y ex
altos cargos de PP y PSOE, la mayoría ya retirados. Todos juntos se
lanzaron a cantar en defensa del viejo capitán,
el rey Juan Carlos: "No, no, no nos moverán… Nunca se podrá borrar la
labor del rey Juan Carlos en beneficio de la democracia y de la Nación…
No, no, no nos moverán… La monarquía parlamentaria, así como el conjunto
de la Constitución de 1978, han propiciado una España moderna… No, no,
no nos moverán… La Transición propició la reconciliación de los
españoles… No, no, no nos moverán…"
Quien amenazaba el barco ese día no era un constructor malvado
con una excavadora, como en la serie televisiva; ni siquiera un batallón
republicano o un piquete comunista-bolivariano, sino un tranquilo
fiscal suizo que investiga al rey emérito por blanqueo de capitales,
delito fiscal y comisiones ilegales. El viejo capitán ni siquiera estaba
ya en el barco: había huido en secreto y permanecido semanas en
paradero desconocido hasta aparecer en Emiratos Árabes Unidos; pero todo
ese bochorno no desanimó a sus fieles muchachos, que se dejaron la
garganta cantando el "No nos moverán". No la épica canción que
popularizó Joan Baez y que tantas luchas sociales ha acompañado (entre
ellas la lucha antifranquista), sino la versión soft que reformuló
'Verano azul' precisamente al final de la Transición.
La escena se ha repetido esta semana, con idéntico decorado, el barco 'La Dorada Transición'. Esta vez las guitarras las llevan los cuatro ex presidentes vivos,
González, Aznar, Zapatero y Rajoy, acompañados por los últimos padres
de la Constitución, varios ex ministros y hasta ex dirigentes
sindicales. La amenaza que se acerca ahora al barco tampoco es una
excavadora ni ninguna manifestación de familiares de víctimas, sino una
respetable jueza argentina que investiga crímenes contra la humanidad
durante el Franquismo y la propia Transición. La jueza pretende tomar
declaración este jueves a Rodolfo Martín Villa, que fue dirigente de la
dictadura y, sin bajarse del coche oficial, pasó al Consejo de Ministros
del primer gobierno de la Transición.
Aunque la jueza investiga a Martín Villa por su responsabilidad en algunos de los sucesos más sangrientos de
aquellos años, la muchachada de ex presidentes, ex ministros y ex
dirigentes sindicales ha acabado afónica cantando en su defensa: "No,
no, no nos moverán… Contribuyó de forma decisiva a la ansiada llegada de
la democracia… No, no, no nos moverán… Es sólo una sarcástica e
insostenible tergiversación de su trayectoria y de todo el proceso de
Transición a la democracia… No, no, no nos moverán… Solo buscaba la
reconciliación entre españoles…"
Por cierto que el mismo Martín Villa ya estuvo en la cubierta de
La Dorada hace dos semanas: era uno de los firmantes en defensa del rey
Juan Carlos, pero el emérito no ha tenido el detalle de devolverle el
favor con una carta de apoyo.
'La Dorada Transición' lleva cuatro décadas cogiendo óxido y
carcoma. Sus muchas vías de agua, sus ya conocidos defectos de fábrica y
los ahogados que dejó en sus deriva, la hacen candidata al desguace, o
con suerte quedar aparcada en un parque donde hacerse fotos nostálgicas
con ella, como hacen los seguidores de Chanquete con la réplica de su
barco que hay en Nerja. Pero los viejos muchachos de la Transición no se
rinden, siguen dispuestos a defenderla, como si temieran que, de ceder a
la excavadora, pudiesen acabar ellos también bajo los escombros.
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