miércoles, 2 de septiembre de 2020

Querido Isaac Rosa, gracias por el regreso. Este verano negro y a la virulé se ha hecho muy largo sin tu conciencia y tu ingenio. Lo más triste es tener que celebrar tu vuelta en el barco estatal de Chanquete de una Transición interminable, en la que el rábano y las hojas no se distiguen desde nunca y lo mismo valen para una ensalada a la triquiñuela que para un cocidito madrileño, un potaje de emirato o una escalibada suiza. Transicionar es el verbo infinito que llevamos conjugando la friolera de 46 añazos, así, uno detrás de otro, como los presidentes d-eméritos, igualitos que el rey a la fuga. Sólo nos queda cada vez más claro en ese crucero interminable, que donde hay ladrón no sólo no manda marinero, es que la marinería es la esclava robotizada y en Babia del siglo XXI. Y la conciencia missing total entre el miedo a un virus y la espada de Damocles de un capital humanófobo, salvaje y depredador, entronizado como rey del mambo con patente de corso for ever. Qué calvario...Ainsss!


¡Del barco de la Transición, no nos moverán!

Por defender la Transición hay quien está dispuesto a salir en defensa de sus protagonistas más cuestionados, lo mismo el rey Juan Carlos que Martín Villa  






La escena es de todos conocida, entrañable, parte de nuestra memoria sentimental: la pandilla monta guardia a bordo de 'La Dorada', el viejo barco que lleva años varado en medio del campo. Están inquietos, impacientes, hacen bromas para aliviar la tensión de la espera. De pronto el más pequeño, al que siempre toca hacer guardia, da la señal: "¡Cuidado, que ya vienen!". Suben todos a cubierta, sacan la guitarra, y a la de tres empiezan a cantar: "No, no, no nos moverán… No, no, no nos moverán…"
La mítica escena la volvimos a ver hace dos semanas: en la cubierta de 'La Dorada Transición' asomó Alfonso Guerra con la guitarra, acompañado por setenta ex ministros, ex presidentes autonómicos y ex altos cargos de PP y PSOE, la mayoría ya retirados. Todos juntos se lanzaron a cantar en defensa del viejo capitán, el rey Juan Carlos: "No, no, no nos moverán… Nunca se podrá borrar la labor del rey Juan Carlos en beneficio de la democracia y de la Nación… No, no, no nos moverán… La monarquía parlamentaria, así como el conjunto de la Constitución de 1978, han propiciado una España moderna… No, no, no nos moverán… La Transición propició la reconciliación de los españoles… No, no, no nos moverán…"
Quien amenazaba el barco ese día no era un constructor malvado con una excavadora, como en la serie televisiva; ni siquiera un batallón republicano o un piquete comunista-bolivariano, sino un tranquilo fiscal suizo que investiga al rey emérito por blanqueo de capitales, delito fiscal y comisiones ilegales. El viejo capitán ni siquiera estaba ya en el barco: había huido en secreto y permanecido semanas en paradero desconocido hasta aparecer en Emiratos Árabes Unidos; pero todo ese bochorno no desanimó a sus fieles muchachos, que se dejaron la garganta cantando el "No nos moverán". No la épica canción que popularizó Joan Baez y que tantas luchas sociales ha acompañado (entre ellas la lucha antifranquista), sino la versión soft que reformuló 'Verano azul' precisamente al final de la Transición.
La escena se ha repetido esta semana, con idéntico decorado, el barco 'La Dorada Transición'. Esta vez las guitarras las llevan los cuatro ex presidentes vivos, González, Aznar, Zapatero y Rajoy, acompañados por los últimos padres de la Constitución, varios ex ministros y hasta ex dirigentes sindicales. La amenaza que se acerca ahora al barco tampoco es una excavadora ni ninguna manifestación de familiares de víctimas, sino una respetable jueza argentina que investiga crímenes contra la humanidad durante el Franquismo y la propia Transición. La jueza pretende tomar declaración este jueves a Rodolfo Martín Villa, que fue dirigente de la dictadura y, sin bajarse del coche oficial, pasó al Consejo de Ministros del primer gobierno de la Transición.
Aunque la jueza investiga a Martín Villa por su responsabilidad en algunos de los sucesos más sangrientos de aquellos años, la muchachada de ex presidentes, ex ministros y ex dirigentes sindicales ha acabado afónica cantando en su defensa: "No, no, no nos moverán… Contribuyó de forma decisiva a la ansiada llegada de la democracia… No, no, no nos moverán… Es sólo una sarcástica e insostenible tergiversación de su trayectoria y de todo el proceso de Transición a la democracia… No, no, no nos moverán… Solo buscaba la reconciliación entre españoles…"
Por cierto que el mismo Martín Villa ya estuvo en la cubierta de La Dorada hace dos semanas: era uno de los firmantes en defensa del rey Juan Carlos, pero el emérito no ha tenido el detalle de devolverle el favor con una carta de apoyo.
'La Dorada Transición' lleva cuatro décadas cogiendo óxido y carcoma. Sus muchas vías de agua, sus ya conocidos defectos de fábrica y los ahogados que dejó en sus deriva, la hacen candidata al desguace, o con suerte quedar aparcada en un parque donde hacerse fotos nostálgicas con ella, como hacen los seguidores de Chanquete con la réplica de su barco que hay en Nerja. Pero los viejos muchachos de la Transición no se rinden, siguen dispuestos a defenderla, como si temieran que, de ceder a la excavadora, pudiesen acabar ellos también bajo los escombros.

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