Parece abrirse una vía
En la ronda de entrevistas del presidente del Gobierno con los
diferentes líderes de los grupos parlamentarios de cara a sondearlos
respecto de su posible participación en la aprobación de los
Presupuestos Generales del Estado, Aitor Esteban le comunicó su
preferencia porque la mayoría parlamentaria fuera la misma de la
investidura, aunque dejó claro que no era para su grupo una exigencia
insoslayable. Pero era su opción preferente.
Dicha opción estaba viéndose dificultada por el conflicto
interno dentro del nacionalismo catalán, que condiciona la respuesta de
ERC. Ya ocurrió en las prórrogas del estado de alarma. Y está volviendo a
ocurrir en el trámite de aprobación de los Presupuestos. Cuando la
mayoría parlamentaria se constituye con el nacionalismo catalán en su
casi integridad (CUP excluida), como ocurrió en la moción de censura
contra Mariano Rajoy, no se plantea ningún problema. Cuando la mayoría
parlamentaria se constituye con el nacionalismo catalán dividido, como
ocurrió en la investidura, dicha mayoría nace afectada de un grado de
provisionalidad importante. Nace estrictamente como mayoría de
investidura y no como mayoría de legislatura. Hay que reconstruir la
mayoría en cada votación. ERC lo ha dejado claro desde el primer
momento. Nadie puede llamarse a engaño.
Para un Gobierno que se ha visto sometido a una operación de
acoso y derribo permanente por parte de la derecha lato sensu, incluso
desde antes de la investidura, la situación es de una dificultad
extrema, porque sabe perfectamente que no sobrevive si se resbala y cae
en una escaramuza parlamentaria. Ya ocurrió en la cuarta prórroga del
estado de alarma, en la que el grupo parlamentario del PSOE tuvo que
negociar el apoyo de BILDU ante la inseguridad de no alcanzar sin su
concurso la mayoría necesaria.
Lo que ocurrió entonces, corregido y aumentado, es lo que ocurre
ahora con la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado. El
Gobierno tiene que tener seguridad de que van a ser aprobados. No puede
correr el riesgo de que no lo sean, por múltiples razones que no
necesitan siquiera ser mencionadas.
Pero después de la aprobación viene el desarrollo de la acción
de Gobierno con base en esos presupuestos y para ello la forma en que se
haya constituido la mayoría parlamentaria de aprobación, no es
indiferente. Es lo que, sin duda, tenía en la cabeza Aitor Esteban
cuando habló hace unos días con Pedro Sánchez. La mayoría de la
investidura daría una garantía para una aplicación de unos Presupuestos
Generales aprobados por ella. La coherencia entre el programa de
Gobierno con base en el cuál se solicitó la confianza del Congreso de
los Diputados en la investidura y la acción de Gobierno con base en los
Presupuestos aprobados estaría mejor garantizada.
Ello exige que el nacionalismo catalán pueda comprometerse de
manera clara en la aprobación de los Presupuestos. Y esta es la
posibilidad que parece abrirse con la ruptura que se ha producido en el
sector del nacionalismo liderado por Carles Puigdemont. Parece que hay 4
diputados nacionalistas catalanes con los que no se podía contar en
absoluto, que pueden integrarse en la mayoría parlamentaria que apruebe
los Presupuestos. Sumados a los 13 de ERC permitirían la formación de
una mayoría absoluta clara.
De confirmarse esta posibilidad, ERC dispondría de un margen de
maniobra que ahora mismo no tiene y la mayoría presupuestaria podría ser
la mayoría de investidura con el añadido de estos cuatro parlamentarios
nacionalistas catalanes. La mayoría presupuestaria se aproximaría a la
mayoría de la moción de censura, que es la mayoría que de verdad
permitiría desarrollar coherentemente y con estabilidad un programa de
Gobierno.
En mi opinión, habría que dejar la puerta abierta a que
Ciudadanos pudiera incorporarse a esa mayoría parlamentaria, pero
Ciudadanos tendría que entender que su posición, de confirmarse esta
participación de los cuatro diputados del antiguo espacio convergente,
ya no sería la misma que la que ha tenido en estos últimos días. Sus 10
escaños ya no tendrían el mismo valor. Será bueno que se le diera
oportunidad de que se despegara de una opción de derecha trufada de
fascismo, como es la que supone la confluencia de PP y VOX, pero
Ciudadanos tendría que estar dispuesto a participar en estas
circunstancias.
Desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 hay
una mayoría social y también parlamentaria contraria a un Gobierno de la
derecha española. No pudo expresarse como tal inicialmente porque el
Gobierno del PP consiguió erigir un "cordón sanitario" respecto de
nacionalismo catalán en su totalidad. Una vez que ese "cordón sanitario"
saltó por los aires con la moción de censura en 2018, la derecha ha
dejado de poder formar Gobierno. En todas las elecciones celebradas
desde la moción de censura se ha visto revalidada la mayoría que la
aprobó.
A esa mayoría es a la que hay que intentar aproximarse todo lo
posible. Es la que puede dar garantías de gobernabilidad estable a la
sociedad española. Con muchas dificultades parece que es la vía que se
va abriendo paso.
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