Yo me acuso
El comportamiento disciplinado y solidario de la inmensa mayoría de la ciudadanía me lleva a reflexionar sobre la actuación de políticos y partidos en esta crisis
Me acuso, en la parte que
me toca, al considerar que en general los políticos no salimos bien
parados tras el confinamiento. La actitud ejemplar y el buen trabajo de
muchos profesionales –desde enfermeras y médicos hasta el personal de
supermercados y farmacias–, y el comportamiento disciplinado y solidario
de la inmensa mayoría de la ciudadanía, me lleva a reflexionar sobre la
actuación de políticos y partidos en esta crisis provocada por la
COVID-19.
Afrontar una situación que deja miles de
víctimas, muchas de ellas fallecidas en soledad, y a millones de
familias sufriendo de ansiedad ante la incertidumbre de su futuro
laboral y sus planes de vida, requiere de quienes nos dedicamos a la
política un trabajo ejemplar y eficaz así como empatía social en las
decisiones.
Las formas cuidadas de hacer política, la transparencia
de cada uno de nuestros pasos, las tomas de posición pensando en el
interés general, la rendición de cuentas y un diálogo para el
entendimiento configuran un modelo de democracia parlamentaria exigible
para superar una crisis múltiple, consecuencia de esta pandemia global.
¿Practicamos ese modelo?
Como político me pregunto si
el liderazgo consiste en acertar a la hora de excitar la fibra emocional
de "los nuestros" y si el ejercicio de la representación política se
centra en manipular las cosas y lanzar discursos solo para desacreditar
al adversario. Pensaba que, por el contrario, la política debía
responder con ética desde la verdad que conocemos y llevar la calma y la
confianza a propios y extraños.
También debo
preguntarme si en todos nosotros prevalece la defensa del bien común
frente al interés partidista, la responsabilidad política en la toma de
decisiones por encima del cálculo electoral y la pura estrategia de
poder, la negociación con rigor en lugar del cambalache como resultado
de chantajear con el voto a la salud pública, la búsqueda de la unidad
en vez del cultivo de la confrontación y el odio.
Las
circunstancias nos obligan a trascender por un tiempo los papeles de
gobierno y oposición ante la envergadura de los problemas surgidos,
conscientes de que todos los gobiernos, no importa su color, tienen
responsabilidades en la gestión del coronavirus.
No
somos útiles si la gente está hoy más enfrentada y desconfía más de los
partidos que antes del confinamiento. Porque sería una catástrofe para
el sistema democrático si tras esta dramática experiencia no cambiáramos
de actitud y no ofreciésemos credibilidad suficiente para sacar juntos a
España del agujero. Por eso debemos dar continuidad a los acuerdos del
Gobierno sobre las medidas sociales para las personas más vulnerables y
las ayudas para la recuperación de los sectores económicos afectados.
Hay
que reconstruir la política. En aplicación de las fases de la
desescalada, quiero pensar que los políticos no seguiremos
autoconfinados ni aumentará la distancia entre los partidos ni con los
anhelos de la ciudadanía. En la comisión parlamentaria para la
reconstrucción del país tenemos la última oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario