Este recibimiento se ha encontrado Julio Anguita cuando ha cerrado los ojos a este mundo de ficción y ha entrado en la Realidad. Gracias, gracias y gracias, por haber compartido lo mejor de ti mismo con los más humildes y necesitados, con los que más sufren los abusos y la opresión, por haber trabajado siempre a favor de la bondad inteligente y el compromiso social. Ese es el paraíso patria de la humanidad. Quienes han entregado su vida a la causa del bien, del despertar conciencias y de la justicia social, dicen las Bienaventuranzas que no se merecen un requiem sino un ¡Gloria!
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