El Gobierno francés dimite en bloque por las discrepancias con los recortes
El presidente
francés, François Hollande, encarga al primer ministro "conformar un
equipo acorde con las orientaciones definidas para el país". La
composición del nuevo Ejecutivo será anunciada el martes. (Infolibre)
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Qué lección de coherencia y de honestidad la del gobierno francés. Como se nota el cultivo adecuado de un campo social. El rodaje de la civilización. Las raíces de los logros sociales en educación y cultura democrática. La "Ilustración" de la conciencia. Qué salud social. Nuestro programa de gobierno es insostenible en un marco indecente, se ha planteado el gobierno galo. Y se va en bloque. Abandona la vía de la mentira, del quiero y no puedo o del me gustaría poder, pero me quedo solamente en el querer y no llegar, para no soltar el cargo y el chollo. Es otro mundo, otra concepción muy distinta a la que padecemos los españoles. Un gobierno que dimite porque considera que seguir los dictados del capitalismo globalizado es un suicidio social, es la demostración de que para esos gestores el bien común está por encima del interés parcial de su partido y de sus intereses personales para medrar. En España sólo dimitió Suárez. Es el único caso que hemos conocido hasta ahora, desde que acabó la guerra civil. Y lo dijo bien claro: "dimito por el bien de los españoles". No quería dividir ni enfrentar. Le falló el consenso frente a la presión de la oligocracia y se fue sin resistir, sin manipular.
Lo que vino después ha sido un canto a la desvegüenza y a la fanfarronada corrupta. Felipe González debería haber dimitido antes de considerar que un GAL pudiese solucionar el terrorismo y dejar paso a otros representantes socialistas con más recursos e imaginación política. Antes de acabar con la potencia industrial y agrícola que barrió de un plumazo. Y antes de aceptar la entrada en la OTAN. Pero la bodeguiya era una tentación más fuerte que la ética. Y la manga ancha ante la corrupción por la que constantemente ponía la mano en el fuego, se acabó quemando y convirtiendo el puño socialista en el muñón inoperante del " y tú más". Un drama sin resolver aún, para los estupendos socialistas de base que ahora se refugian en Podemos, saliendo de la atalaya del abstencionismo. Zapatero convirtió el talante en traición al programa que se había votado, cuando el euroliberalismo le colocó contra las cuerdas como a Papandreu. Al menos el griego hizo el intento de convocar a las urnas y eso le costó dimitir con dignidad, pero también consiguió que la izquierda griega, socialista real, y más conscinte resucitase en Syriza. Zapatero no. Comenzó a vaciar el dinero público en la banca privada sin pedir a cambio ni una sola prestación social en la cesión del parque inmobiliario desahuciado para rentabilizarlo por parte del Estado en alquiler social. No era tan difícil, pero el miedo, el despiste y los asesores neoliberales pagados a tutiplén, son fatales para una visión socialista de la gobernanza, como dicen ahora. ¿Cómo se puede imaginar que una economía de pirañas pueda favorecer un programa justo en temas sociales?
A la gestión desastrosa de Aznar y de Rajoy ni siquiera vale la pena dedicarles un párrafo , con lo que nos han hecho cada uno en su momento, y lo que nos siguen haciendo, tenemos suficiente dossier para comparar y tomar decisiones adecuadas.
Hollande y su gobierno están pillados en la misma tenaza. Pero ese gobierno, responsable y coherente, ha dimitido. Le ha dejado solo. La democracia y el respeto ético por la ciudadanía de la que se sienten parte y no beneficiados vitalicios, les impide seguir el juego de la locura mercantilista que rige Europa. La conciencia ha triunfado. Y los franceses con ella. No sólo de finanzas vive una sociedad sana, hay valores que no tienen precio y que mueven de verdad lo que vale la pena en este mundo. Felicitations, mes amis! Y qué sanísima envidia me dáis.
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