martes, 21 de enero de 2014

Puesh lo mishmo digo


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Un valium a la hora de cenar

EL PAÍS
 Debe ser por algún efecto cuántico por lo que la "grisez" medioambiental de Rajoy me nubló anoche la agenda de eventos televisivos y se me olvidó que le iban a entrevistar en tv. Y, lo confieso, - sin ninguna contricción, que en este caso sería más falsa que un pagaré de preferentes-, le abandoné por la música, por doblar y guardar la colada recién destendida, por los fogones y  El Intermedio. En realidad, creo que  habría hecho lo mismo, pero a conciencia, sin remordimiento alguno y con razones más que justificadas, si lo hubiese recordado. 

Escuchar a Rajoy, como dice Iñaki esta mañana, es igual que "colocarse" con un Valium, pero de mediana graduación, o sea, un Valium 5 o 10 como mucho. No un soporífero que produzca el descanso de un sueño profundo y reparador que te deja como nueva, no. Es somnífero de poca monta, de esos que atontan pero te enmarañan los hemisferios cerebrales y no te permiten descansar del todo, porque queda de fondo una especie de run-run insoportable de murmullos que no dicen nada pero que molestan por su monotonía cacofónica y repetitiva, de viejo vinilo defectuoso por el mal uso, o como de máquina de coser antigua, cuando se desengrasaba el eje de la rueda y te quedabas en vilo contando fracciones de segundo a la espera del próximo chirrido o como  ronquido de fluctuante intensidad en el piso de abajo; pues lo mismo, con Rajoy. Si ya la fenomenología marianil permite que el shíndrome suceda sin que hable, sólo con lo que cuentan en diferido las noticias y a rasgueo interdental baba-fricativo pasado...pues ya en vivo(¡?) y en directo, para qué contar. Y ahora con el video de Iñaki se confirman por sí mismas las razones automáticas de mi  instinto de supervivencia. 
En este Presidente todo es medio algo. Medio sí, medio no, medio miedo, miedo medio, medio serio, medio ido, medio cre...ante; y todo como en una nube, gris, por supuesto. Muy gris, pero no muy gris marengo, ni muy gris perla, más bien ese medio gris merluza medio pescada en Terranova y medio congelada entre hielos hasta medio atracar en Cambados, en Vigo o en Marín. Ese gris merluza con cara de sorpresa y mirada vidriosa que no dice ni pío, pero que se fija mucho, con persistente inquina hipnotizadora y ronroneante, lelificadora y neurodispersa fijativa, si es que no te largas a tiempo a ver un documental de la 2 o con Wayoming, Sandra Sabatés y Dani Mateo para que te despejen y te pongan al corriente, pero en diferido, sobre las medio ocurrencias medio presidenciales. 
Mariano es el hombre medio, el punto medio entre la nada y el vacío, que son medio pareja de medio des-hecho. Como la media España que ya es sólo un medio cuarto que aún le medio aplaude y la otra, medio tres cuartos que ya  le medio abuchea del todo. Y ashí va la cosha. 

Lo sádico y truculento es que Aznar lo shabía de buena tinta y por esho lo hizo el muy bellaco. Para vengarse en plan ¿Qué fue de Baby Jane?, o como un Norman Bates desatado, en pleno frustre por no poder cumplir su sueño conquistador apócrifo de Perejil, comendador de Gibraltar, paladín de Marina d'Orqueguay, epistemólogo de la Gürtel, asombro del Nuevo Mundo y redentor en paro de Occidente.  Aznar no tiene perdón de diosh. No contento con su curriculum  ni con inocular a saco burbujas en eurovena,  con meternos en el infierno de Irak, y la vendetta del 11M como resultado y con publicar sus memorias por entregas, va y nos deja esto, que ya es pasarse diez comarcas sin pudor alguno. La medio quintesencia del pp medio concentrada y en shu media tinta. Como los chipirones. 
Ni  el medio look de la merluza y del chipirón podían llegar a menos ni la medio animación y el medio genio de Mariano podían llegar a más. ¿Qué mejor resultado puede alcanzar el surrealismo de un partido que  ser una redundancia medio partida de shí mishmo? Uffff...qué marrón glacé!


Peridis


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