Marea blanca
EL PAÍS
Triunfa la lógica del bien común por encima de los apaños del "bien egoísta", lo entrecomillo, porque el 'bien' acomodaticio que barre a favor de intereses determinados y partidistas no es el bien, sino la dialéctica del chanchullo, la mascarada de las oligarquías. El triunfo del bien de los ciudadanos lo es también de la democracia. ¡Sí, se puede! Claro que se puede. Se puede ser justos, tener verdadero sentido común, ser constantes con la dosis necesaria de impaciencia para no resignarse jamás a la costumbre de "lo de shiempre". No, los ciudadanos españoles del siglo XXI no son los de 1936-39, ni los de 1939-1975.
Es cierto que la transición fue una cutrez, pero era lo único y lo mejor a lo que se alcanzaba entonces. A través de ese canal transitorio lleno de obstáculos, piedras, fango y desperdicios, el agua de la conciencia aprendió a fluir, a no estancarse en charcos y recovecos, a tirar hacia delante arrastrando detritus, pero también haciéndose fuerte y lúcida para distinguir lo que vale de verdad, de lo que sólo tiene un precio contante y sonante, hasta salir a la calle y a las plazas el 15M de 2011 y tomar posesión pacífica de derechos y libertades por primera vez en nuestra historia que siempre ha funcionado entre la cámara lenta del miedo y la atrocidad de la saturación y el odio dividido en dos caras de la misma moneda de cambio.
En las mareas y plataformas cívicas no hay partidos ni más ideología que la reivindicación de la justicia y del bien común. Se han quitado barreras por sí mismas. Y cuando cualquier 'político profesional', aprovechando la coyuntura, intenta arrimar el ascua de todos a sus sardinas particulares entre los ciudadanos solidarios y fieles a esa solidaridad que es, o debe ser, la verdadera base política de un estado de derecho y democracia, todos a una se niegan a seguir el juego demagógico y con muy buenos modales y serenidad le invitan a ser uno más o a cambiar de tercio asumiendo que nadie va a aceptar sus sugerencias partidistas y "experimentadas" en la misma adinamia de shiempre.
Es otro juego. Una democracia que no viene de otra ideología que no sea la de conseguir que el bien común sea el protagonista de cualquier empeño público, social. Nadie "piensa" ni decide por todos imaginando que sólo él y su grupo ideológico tienen el poder en sus manos. Sino que el acuerdo asambleario de todos es el que determina los valores, las acciones y el rumbo a seguir y quiénes asumen puntualmente la representación colectiva de cada individuo, sin el que no sería posible funcionar. Es una vía totalmente en las antípodas de lo que hasta ahora hemos venido llamando eufemísticamente democracia. Que ha sido durante 35 años algo como la sacarina ante el azúcar, la malta ante el café, la algarroba ante el chocolate o el cigarrillo electrónico frente el tabaco. Un sucedáneo y un poco -bastante- engañabobos. La prueba indiscutible es la propia y devastadora crisis que ha puesto en evidencia la realidad absolutamente precaria de nuestra democracia. La desconexión total entre "pueblo" y "élite" elegida -para más inri- por el "pueblo" para que piense y decida lo que le conviene a la "élite" más que al "pueblo".Un muy rentable retruécano-oxímoron, que se ha perpetrado y mantenido durante tres décadas y media entre la vacuidad ideológica e interesada de unos cuantos y el silencio ovino aprobatorio o indiferente del resto. Pero esa época áurea del trinque normalizado y hasta 'legal', ha llegado a su declive imparable y completamente lógico por cuestión de desgaste cíclico. Igual que a todo cerdo le llega su San Martín, a todo sistema que se degrada le llega el suyo.
Parece que este año 2014 sí que pinta brotes nuevos, pero muy, muy lejos de los "brotes" habituales y tan esperados por los profetas del rating . Los brotes van por otro lado, germinan donde menos se esperaba que lo hiciesen: en la conciencia universal. Otra etapa de la evolución. Otro continente, una nueva Pangea de cuerpos, almas e inteligencias, que ahora se debe descubrir y colonizar paso a paso, conquistando tierras vírgenes que nunca se han habitado como son la del consenso, la del respeto a la diversidad, la del diálogo, la del perdón-reconciliación-cambio, la paz, que no es lo mismo que noviolencia, -en buena silogística del tollendo ponens, lo que se niega se reafirma, siempre mejor afirmar sin anular nada- la creatividad que es el mejor cauce de reciclaje para la "rebeldía".
La extraordinaria particularidad, inédita hasta ahora en la geopolítica al uso, es que ese contienente se descubre mientras se inventa y se construye entre todo su contenido consciente (cum-scientia): la conciencia global planetaria de la humanidad. Los humanos somos la metáfora del sistema nervioso del Planeta. Que es la latente realidad lógica que apunta en el sofisma de la "globalización". Igual que internet es la metáfora de la mente global planetaria o volar en avión lo es del "vuelo" de la mente y la voluntad que no tienen fronteras o la televisión que es el apunte rápido de la visión interior de la mente y las potencias que se consideran "espirituales" y psíquicas. La evolución nos ha ido mostrando en nuestros "descubrimientos" e "inventos" un sistema analógico que sólo muestra la punta del iceberg, o el reflejo pálido de lo que en potencia podemos llegar a ser y descubrir. Lo percibimos en las intuiciones que luego la realidad confirma. Julio Verne, es un ejemplo clarísimo. Nikola Tesla, otro, por citar sólo dos, pero hay muchísimos ejemplos en la historia.
Ningún triunfo de la conciencia es una puntada sin hilo en el discurrir humano, ni un suceso aislado y "milagroso" producido por esporas sueltas, aunque no lo parezca a simple vista, sino un resultado coherente entre pensamiento-voluntad-realidad.
Física cuántica en acción evolutiva. Efecto mariposa. La construcción in situ de todo universo material o no, o combinado, que todo puede ser. Los físicos de alto nivel saben y experimentan que su percepción mental-consciente puede crear o modificar realidades como agujeros negros que cambian según ellos evolucionan en su visión inteligente que comprehende y aprehende pensamiento y materia en un sólo pack. Y quién dice 'universo', dice, situaciones y sistemas. Todo está vivo si el hombre lo está. Todo despierta si el hombre lo hace . Todo poder obsoleto y anti-biótico sucumbe ante la vida.
Así es si así os parece es mucho más que un título de Luigi Pirandello. Y si no, que se lo pregunten a Vicente Ferrer, a Albert Sweizter, al pueblo de Marinaleda, a la PHA, a la Marea Blanca o a los vecinos de Gamonal. La lucidez, la ética y la solidaridad juntas y convertidas en acción son el triunfo asegurado. En su justo lugar y en su momento. Siempre.
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