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Vaya por Dios, qué lástima que no haya tratamiento para ir curando cosas bastante peores que la homosexualidad...como lo son, por ejemplo, la hipocresía inoculada y el dogmatismo, la ceguera farisaica, el retorcimiento emocional a lo Tartufo, la crueldad mental y la soberbia ilusoria, el apego al poder y la manipulación de inocentes hasta convertirlos en tarados de por vida, como es entre otras cosas más sutiles, la pederastia o la complicidad con dictaduras asesinas para sacar tajada teo-ilógica y cómplice ganancial. ¿Cómo se atreven a hablar de Dios y hasta a autotitularse sus representantes fidedignos atribuyéndose el derecho de juzgar y condenar sin ton ni son lo que en otros les "escandaliza" y en ustedes es "natural" como el comer? Si de verdad Le conociesen un poco, si al menos hubiesen rozado el aire que Le rodea, -por hacer una alegoría irrisoria de lo sublime, inefable, sólo experimentable y sagradamente íntimo-, no estarían como están, ni estaríamos como estamos. Eminencias, ilustrísmas y santidades reverendísimas ¿han probado a callarse alguna vez cuando nadie les ha pedido sus opiniones porque ya estan todos hasta la coronilla sin tonsurar de tanta frivolidad, de tanta filigrana sin sentido, de tanto ruido y tan pocas nueces y de tanto retruécano insustancial que nada tienen que ver con Jesús de Nazaret, salvo la indignación que le causaba la máscára carnavalesca de la gente como ustedes?
Quién no les conozca que les compre, cardenales-hematomas del alma y sonseñores de su propio montaje. Vayánse ustedes con Dios, a ver si se les pega algo, rediez! Y mientras se ocupan de encontrarle, déjen que Él/Ella se las apañe con los demás, que para eso es su origen y su retorno a casa, y no necesita ayudas de tal laya, que más bien son abismos tenebrosos y perversos que les impiden encontrar el camino de regreso a la inocencia y a la bondad. Sin piedad ni respeto por todos los que no son como ustedes. ¿Por qué no se aplican sus recomendaciones y sus diagnósticos a sí mismos?
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