miércoles, 20 de octubre de 2010

Post tomado del blog "Teología sin censura", de J.M. Castillo

martes 19 de octubre de 2010

Los cristianos y lo irracional

Hace sesenta años, el profesor E. R. Dodds, de la Universidad de Oxford, pronunció una serie de conferencias, en la Universidad de California, que poco después se publicaron en un volumen titulado "Los griegos y lo irracional". En este libro, Dodds analiza, con todo rigor documental, algunos de los problemas que han marcado de forma decisiva la cultura de Occidente: el tránsito de la cultura de la vergüenza a la de la culpabilidad, las bendiciones de la locura, los chamanes y los orígenes del puritanismo, etc. Con razón, este libro ha recorrido Europa y América, se sigue editando con éxito y explica no pocas claves de lo que ahora estamos viviendo. Mi idea es que si, en 1950, se podía hablar de "los griegos y los irracional", en este momento tenemos sobrados argumentos para hablar de "los cristianos y lo irracional".
¿A qué viene esto? Viene a cuento de lo que ha ocurrido recientemente en Valencia. La Generalitat Valenciana pagó, en 2008, dos grandes proyectos de cooperación por, valor de 833.409 euros cada uno, para llevar agua potable a 30 familias y para mejorar los cultivos de otras 40. Todo esto lo iba a gestionar la Fundación Cyes. El dinero se entregó. Pero el hecho es que, a los pobres de Nicaragua, de los 1. 6 millones de euros, les llegaron solamente 63.500. O sea, en Valencia se quedó bastante más de un de millón de euros que, según dicen los medios, se dedicaron a comprar pisos, garajes y a otros gastos que nadie sabe exactamdente a dónde fueron a parar. Esto, por una parte. Pero el caso es que, pocos días antes de enterarnos de esta "manga ancha" en asuntos de dinero, se había tenido noticia de la singular "manga estrecha" en asuntos de sexo, promovida en el seno de la misma Generalitat Valenciana. Esta institución, que tanto ha dado que hablar en asuntos de corrupción fiscal y financiera, ha retirado de los planes de estudio, que ofrecen los Centros Públicos, el temario de Educación Sexual, que había sido elaborado por el Colegio Valenciano de Sexólogos, y ese temario será ahora corregido por el Arzobispado de Valencia.
Estos son los hechos. Y tengo la fundada sospecha de que hechos como los que acabo de apuntar, no ocurren sólo en Valencia. No es extraño que la "manga ancha" y la "manga estrecha", que por lo visto está de moda no sólo en levante. También parece que lo está en el centro, en el norte, en el sur y en poniente. O sea, por todas partes. Es verdad que en unos sitios se habla más que en otros de este turbio asunto. Pero, en todo caso, el que tenga las manos limpias, que tire la primera piedra.
Pues bien, así las cosas, lo primero que se le ocurre a cualquier persona honrada es que la codicia y la corrupción han impregnado de tal manera el tejido social de este país, que, si para seguir acumulando es necesario robar a los pobres, se les roba y en paz. Eso sí, con tal que, en asuntos de sexo, nos atengamos al rigor de los rancios catecismos de toda la vida. La cultura de la culpabilidad le sigue ganando a la cultura de la vergüenza. Y, sobre todo, una vez más hay que decir que "la pureza, más bien que la justicia, sigue siendo el medio cardinal de la salvación".
Sin saberlo y sin darnos cuenta de lo que realmente nos pasa, somos más dóciles discípulos de Pitágoras y Empédocles que de Jesucristo. Los antiguos chamanes de Grecia y los más piadosos católicos de ahora condenan con más energía los excesos sexuales que los abusos fiscales y financieros. En contraste con semejante postura, sabemos que Jesús, en la parábola del rico epulón, llegó a decir que quien se hace a la buena vida de las muchas ganancias, no tiene arreglo aunque se levanten los muertos de sus tumbas y vengan a decirnos que andamos extraviados por los caminos de este mundo. El autor del libro del Eclesiástico es tremendo al hablar de este asunto: "El pan de la limosna es vida del pobre, el que se lo niega es homicida; mata a su prójimo quien le quita el sustento, quien no paga el justo salario derrama sangre" (Eclo 34, 21-22).
No estoy sacando las cosas de quicio. Es cuestión de sensibilidad ante la humillación y el sufrimiento de las víctimas de este sistema y de esta sociedad. Hace unos años, cuando el huracán Mitch destrozó buena parte de Centroamérica, yo andaba por allí. Y enmedio del fango de aquella inmensa desgracia, hubo gente que se quedó con cantidades asombrosas del dinero que se envió desde Europa para quienes se quedaron si casa y sin nada. Ante tales desvergüenzas, a uno se le revuelven las entrañas. En aquella ocasión, el cardenal Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, dijo esto: "Los que roban a los pobres, no tendrán perdón ni en esta vida ni en la otra". Y que luego, esa canalla de ladrones no nos vengan aduciendo que ellos nunca estuvieron de acuerdo con los que se salen del armario o se atreven a usar el preservativo. Los grandes principios de nuestra cultura son tozudos. Como bien dijo el profesor Dodds, "el mito de los Titanes explicaba claramente al puritano griego por qué él se sentía a la vez un dios y un criminal". Y está visto que aquel viejo mito sigue teniendo actualidad. No es, pues, ningún disparate hablar, en este momento, de "los cristianos y lo irracional".

2 comentarios:

Sol Ruiz dijo...

Esta irracionalidad es el resultado de un crecimiento 0 en la conciencia. Una aberración que permite al hombre convivir con el doble rasero farisaico de la hipocresía.No es que se sobrevalore la pureza, es que no se ha comprendido lo que es pureza. Se ha reducido al tema sexual, nada más. A lo que toca el cuerpo físico. Y se pasa por alto, que precisamente el cuerpo y su sexualidad es un don divino,no un pozo de basura.Y la pureza es la mirada inocente y sin prejuicicios con que se contempla la vida en todos sus matices. Y se sigue pasando por alto que lo que es realmente impuro es el abuso del prójimo todos los sentidos. Malversar los fondos de ayuda para especular con ellos y forrarse. Derrochar el dinero público en pagar las visitas del papa, las guerras del poder mafioso en los paises más abandonados y de culturas religiosas diferentes, y dejar de lado el hambre, la miseria y el dolor de los pobres. La angustia del paro y los recortes en las pensiones y en los comedores escolares y en la vivienda pública y en la educación. No hay mayor impureza e impudicia que el egocentrismo en todas sus manifestaciones. Es esto el peor enemigo que tiene nuestra especie. Se manifiesta en todos los ámbitos. No en parcelas aisladas. Cuando cualquiera de nosotros es capaz de sacrificar, en público o en privado, la vida, los derechos, la libertad y la dignidad del otro, con falta de respeto, con crueldad, con engaños, con trampas, con humillacíones y sufrimientos, con privaciones y miseria, se es impuro y delincuente. Y culpable.
E indigno de perdón, porque en esa ceguera egocéntrica no cabe el arrepentimiento, no hay sentido responsable, sino incinsciencia total. Por eso no tienen arreglo, ni enderían nada que no provenga del ego monstruoso. Aunque los muertos regresasen para explicarles que hay otra medida universal, que no es la egolatría. Quien no comprende el "más acá" y lo mira con misericordia, ¿cómo podría entender un "más allá" que no entra en sus cálculos mentales? Por eso, las religiones están adaptadas al inmenso ego planetario, como el zapato de Cenicienta a su dueña.

Paquita Batallón dijo...

Gracias, José María. Esta respuesta corresponde al post en que comenta la obra del místico alemán que murió tan misteriosamente como Albino Luciani, en vísperas de del acontecimiento de la claridad. Perfecta y clarísima profundidad que aclara tantas cosas. Meister Eckhart es un crack del Espíritu. Y digo "es", porque estos seres, los profetas, no conocen el deterioro del tiempo.Son indesgastables, porque no nos hablan de teorías, sino que nos regalan experiencia y contacto directo con aquello que es inaccesible a la manipulación por parte del ego, en este caso, el ego religioso, que es el responsble de tanta dureza, de tanta cerrazón y de tanta doblez.En el fondo, es una inmadurez humana total que nos cierra en banda a todo lo que no viene de ella. Y es completamente cierto que el síntoma de que estamos caminando hacia la liberación de ese monstruo inhumano y egócrata que arrastra nuestra naturaleza primaria,es que dejemos a Dios el poder de librarnos de "dios", es decir, del montaje que hemos heredado y que estamos engrandeciendo cada vez que ponemos a ese ídolo por encima del hermano y creemos que hay favoritos en su corte de honor y que para hacer méritos personales es necesario machacar inocentes, apartar lo que no nos favorece, destruir lo distinto y a los distintos. Ésa es la aberración que llevó a Jesús a la cruz y a los más abandonados y olvidados, a la desesperanza y al desamor. A la muerte del cuerpo y a la muerte del alma mientras el cuerpo vive en el vacío.