martes, 23 de noviembre de 2021

El marrrón ineludible e inocultable de la templofilia: una idolatría ancestral que ya no debería tener sentido en una sociedad que pretende hacer turismo por el espacio, sin haber viajado previamente a los propios cimientos energéticos, racionalemotivos y psicoespirituales de sí misma. Ains!

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Imagen de Templo de Angkor Wat, Camboya Fotografía de Stock

         

 

     MENOS TEMPLOS Y MÁS SUSTANCIA

 

 Algún día habrá que madurar como especie, y superar la templofilia, esa patología universal envuelta en los laureles de la historia del miedo y del poder. El tiempo nos relata en sus archivos la misma trayectoria repetida en todas las culturas buscando soluciones arquitectónicamente megalómanas a cada socavón en el camino humano. 

¿Cómo es posible avanzar en la ciencia hasta inventar aviones y naves espaciales con las que "conquistar" el universo, como si fuese un continente más, inventar armas terribles de destrucción masiva, sistemas para enriquecer a minorías y destruir sin compasión alguna, a mayorías de seres humanos, como a la mismísima Naturaleza que nos hace posibles, y al mismo tiempo vivir en Las  Batuecas de la templomanía, lo mismo que los egipcios o los mesopotámicos, los hindúes, los camboyanos o los precolombinos de Perú y Méjico, por ejemplo. Por no hablar de los templos griegos, romanos, las pagodas, las sinagogas, las mezquitas, la catedrales, las basílicas, las ermitas...¿De qué nos sirve estudiar tanta arqueología e historia de las culturas si al mismo tiempo somos incapaces de comprender el sentido de lo estudiado e ir integrando ese conocimiento experiencial en lo que vivimos? 

¿Quienes y a costa de qué construyeron y siguen construyendo el mismo tinglado mientras millones de seres humanos -la mano de obra perenne- se mueren de miseria y de hambre, de frío o de cualquier enfermedad,  sin techo ni ayuda, o pidiendo limosna en la puerta de esos mamotretos "sagrados" o son maltratados, esclavizados, pésimamente pagados por el trabajo que permite a los jefes del percal -superdevotos casi siempre- vivir en cualquier paraíso que suele ser no solo terrenal sino también fiscal? 

Son los mismos que adoran y flipan con los templos, en los que gastan millones en órganos preciosos, vidrieras, decorados, esculturas e imágenes increíbles, altares y retablos en los que entre los mármoles de Carrara, el pan de oro, las maderas preciosas y las pinturas carísimas, los baldaquinos, palios y columnatas, ya ni se ve lo que hay debajo e intentan  representar,, por más que trates de identificar quién es quién, para poder rezarles como su dios manda. Miles de millones santificables para la adoración de unos dioses o de un dios, completamente contradictorio y absurdo, que se pone a sí mismo como objetivo de su primer mandamiento y hace su voluntad a capricho, según se levanta cada día...Si está de buen humor, hace buen tiempo, pero si está cabreado, sopla unas cuentas DANAS y se queda tan pancho. Y mientras tanto, vengan catedrales celebrando todo, todito, para tenerlo en línea adecuada al pastiche, incluida  la memoria de los genocidas más retorcidos e hipócritas para quienes el poder sobre todas las cosas es pan comido en palacio y pan restringido durante años, por el racionamiento de las maquilas, que aún recordamos en los ños cincuenta del siglo XX, las criaturillas del baby boom, un jefe de estado elegido -según él mismo decía-  por el mismo dios inciensodependiente, al que se encargaron de adorar los señores del poder, celebrando sus triunfos genocidas bajo palio catedralicio, y ahora rememorando su paso por la Tierra, a golpe de campana y juerga devota en las catedrales, como la de Granada, el sábado pasado, por poner un ejemplo, entre otras muchas...

¿Por qué todas la civilizaciones caen en la misma trampa templófila? Esa actitud se explicaría en lo más remoto de los tiempos, pero ¿cómo es posible que al cabo de milenios, sigamos atados y bien atados a la dictadura más obtusa, como lo es el convencimiento de que si hay dioses por ahí sueltos que nos han creado para no se sabe qué, y hay que hacerles la pelota para que se aclaren y tenerlos contentos, porque en realidad todo lo que hacemos y nos pasa, en consecuencia, es cosa suya, de su santa voluntad, y no cosa nuestra? Por eso hay que tenerlos contentos y bien dispuestos a nuestra disposición, no se vayan a enfadar y se olviden de nosotros, o lo que es peor, que nos castiguen porque les caemos fatal. Ése y no otro es el origen de la ancestral templofilia en el Planeta Tierra. Ver lo que está pasando y seguir en las mismas no tiene el menor sentido. Pero sí lo tiene que esa misma templofilia se aliase con el Imperio Romano (otro tinglado en la misma cuerda) para liquidar en la cruz a Jesús de Nazaret, que vino ,precisamente, para enseñarnos a hacer limpieza general en los armarios templófilos y poder empezar a descubrir un modo de vida más sano, justo, equilibrado y feliz. 

Los primeros seguidores del nuevo camino de la buena noticia (eugangelòs) nunca construyeron templos, solo se dedicaban a vivir los valores nuevos de la compasión y la fraternidad, empezando por los más necesitados y castigados socialmente, para lo que no necesitaban templos, ellos mismos eran el templo,el nolugar del encuentro entre materia y energía, entre cielo y tierra entre lo humano y lo divino, por eso convocaban libremente asambleas -eclesías-, ('quince emes' espirituales) pero el  resurgir de la templofilia ultramilenaria a partir del Edicto de Milán fue ladinamente sustituyendo los conceptos en las mismas palabras, hasta hacer de la eclesía, de la asamblea del pueblo, un estado/negocio político/imperial solo para cargos rimbombantes y ricos mantenedores del tinglado, que evidentemente se reflejaba, y en ello sigue,  en los templos, monumentos, santuarios  y edificios lujosos y carísimos de mantener, dedicados al "dios" que les mola, inventado, reformateado,  remasterizado y decorado a imagen y semejanza de sus adoradores, capaces de repartir el "cuerpo de Cristo" en las catedrales construidas mediante la esclavitud y la miseria de los pobres, para celebrar el aniversario de un asesino a sueldo del poder más hipócrita y podrido: un dictador sociópata que tras montar una guerra civil "para limpiar España" de rojos, comunistas, masones, ateos y demás especies diversas, matando y excluyendo a la mitad de la población, ayudado por los nazis hitlerianos y por los fachas mussolinianos (ninguna potencia potente y depredadora ayuda por la cara bonita de un caudillo), se instaló durante cuatro décadas como sultán vitalicio en el estado más trampantojo y farisaico que se pueda imaginar, -eso sí lleno de templos, semanas santas, viacrucis  y romerìas,  a tutiplén- . 

Una vez más el poder de la bestia, descrita en el Apocalipsis por Juan Evangelista, se volcó con la prostituta, que vestida de púrpura y oro, habita desde el año 313 de esta Era, en la ciudad de las siete colinas, mientras se pone morada bebiendo la sangre de los mártires, en la copa del poder con los poderosos de la Tierra. Cuántas coincidencias, ¿verdad? 

Por supuesto que rezar en privado para que los asesinos convencidos de ser santos, encuentren la paz tras su muerte física, es una buena manera de despedirlos y quizás, quién sabe, si de ayudarlos a encontrar post mortem el arrepentimiento -sin el cual el perdón no tiene efecto alguno ni en este mundo ni en ningún otro- , es como rezar por Judas Iscariote tras su suicidio, después de haber vendido a Jesús por treinta monedas. Pero para eso no hacen falta los sacrilegios en las catedrales, haciendo una burla práctica del propio Evangelio que teóricamente se predica, no para bendecir homenajeando a asesinos muertos de muerte natural hace más de cuarenta años, sino para que un cambio de conciencia personal y colectivo, nos facilite despertar y construir la nueva humanidad que necesitamos con urgencia de UCI, y que si se pide piedad para Franco el genocida, se pida también para los terroristas que ya no lo son, y que además se arrepienten y cambian, cosa que el dictador nunca hizo mientras vivió, porque sus crímenes para él y sus fans no eran crímenes, eran genocidios naturales e inocentes -como la caza y la pesca deportivas o los toros- "para servir a España". 

No tiene ningún sentido ni más explicación que la hipocresía fanática del paripé, escandalizarse por el numerito esperpéntico de Tangana en la catedral de Toledo y a continuación celebrar en las catedrales ppatrióticas  la memoria de un genocida, casi santificable por la feligresía de Atapuerca. 

Pero se me ocurre, que no sirve de nada reprobar acciones y criterios delirantes, y sin duda, mejorables, sin aportar al respecto, iniciativas constructivas que ayuden a entenderse sin frustraciones, así que sugiero que para que los afines al acabose ejerzan su derecho legítimo a honrara la memoria perenne de su caudillo, se les invite a celebrar sus eventos en las Cuevas de Altamira, en los abrigos al aire libre  de la Valltorta en  Castellón, en Atapuerca, en fin...Lo más sensato es que haya sitio para todos y nadie tenga que andar invadiendo ni excluyendo a nadie solo por querer rezar y adorar un pasado que solo es eso, irremediablemente, pasado, intentando la demencial utopía de que el tiempo vaya marcha atrás para que toda España, Europa y el mundo regresen social, litúrgica y políticamente al Oloceno, al Pleistoceno, al Paleolítico Superior y al Neolítico ya en el recolmo de la modernidad renovadora. 

Como aventura cinematográfica de anticipación ya tenemos por ahí un "Parque Jurásico" delicioso, súperatractivo y molón para los más fans del tinglado.

Si la iglesia española, en este caso, no tiene clara la aplicación práctica de los valores del Evangelio, y carece de discernimiento para saber qué es lo justo y lo decente  o no lo es, debería hacerse una revisión profunda, y si no ve más allá, por una mínima coherencia ética, aplicarse ese Evangelio  a sí misma, reconociendo como el joven rico, que no da la talla para la misión que se autoatribuye. Y como dijo Pedro Arrupe, el último que apague la luz, que pagar tan caro por tan mal servicio, no es sostenible a estas alturas de la Historia. Sobre todo teniendo en cuenta que a la hora de los gastos generales, la Iglesia se sostiene con los impuestos de tod@s, y no solo de los que se apuntan en la Declaración de la Renta, cuya cuantía no cubre ni de coña los gastos de manutención de la versión española de la gran ramera apocalíptica. Pederastas, filodictadores, fariseísmo a tutiplén, enchufes, inmatriculaciones, escaqueo del IBI, olvidar durante ochenta años a los asesinados "malos" en la cunetas y poner en las iglesias al mismo tiempo los nombres de los "buenos", tanto templo vacío y tan poco techo para los olvidados y excluidos de todo...¿Qué Evangelio es ése? ¿Qué Dios Padre Misericordioso puede estar contento con semejante historia impresentable? Menudo timo ¿Quién ha dicho que ese fraude lleno de tabúes y amoral en sí mismo, se pueda calificar  nada menos que como "obra de Dios", o sea, Opus Dei? Menos mal que Jesús no hablaba latín.

Ya está bien, ¿no?  


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