domingo, 14 de noviembre de 2021

 

 

 Comentario del blogg:

La mejor y más profunda escritura es el testimonio de la verdad. La investigación honesta de la Historia es la base de toda pedagogía social. El lenguaje es la caja de herramientas más completa, la conexión de la sintaxis es el más completo  internet para las neuronas, la morfología es el mejor recetario en la cocina del alma y la semántica el más acertado diccionario de antónimos y sinónimos prácticos que la conciencia trabaja y amplía constantemente. 

Todo el conocimiento imaginable para ser creíble y eficaz en nuestra evolución tiene necesariamente que brotar de la ética, de la honestidad y de la transparencia, sin esos ingredientes el propio conocimiento  y uso del lenguaje se vuelve contra nosotros mismos, degrada, nos convierte en traidores, en miserables traficantes de intereses, en corruptores de todo lo que pillan, utilizando el lenguaje, la palabra y su riqueza para intereses, negocios y trepas políticas, pactando con todos los diablos de todos los colores imaginables para sentirse por fuera como nunca serían desde dentro, si tuviesen un dentro disponible, claro. Porque ese estado aparente y periférico solo es un eco del vacío. Está pero no Es. Habla pero no dice. En realidad no tiene nada básico que comunicar, solo se predica a sí mismo, con la paradoja adjunta de que tampoco ese 'sí mismo' tiene contenido digno de valorar ni aplicar. 

En cambio, seres humanos como Preston, por ejemplo, -en todas sus obras imprescindibles para entender qué la pasa a España desde hace casi un siglo- que han podido  elegir y practicar su vocación, dedicándose  a escribir novelas, relatos ingeniosos, greguerías versificadas  y guiones de cine, jugando con la realidad, o han preferido investigar y dejar por escrito, como es el caso de Paul Preston e Ian Gibson, la descripción y el análisis de un mundo real tenebroso, cruel, hecho a medida de la falacia y del trampantojo institucionalizado ya desde casa y desde la escuela, que debemos conocer para no repetirlo ni justificarlo. 

Cervantes, en El Quijote, -escrito en la cárcel, por ser decente y cumplir con la Ley, obligando a unos frailes sevillanos a pagar los impuestos del estado, que le denunciaron por el supuesto robo de lo que nunca pagaron- tuvo que recurrir a la metáfora de la locura quijotesca para hacer la crónica de lo que vivió en persona, sin que le quemasen en la hoguera por haber intentado cobrar los impuestos  a la iglesia. Más o menos como sigue pasando en plena democracia del siglo XXI, con el mismo percal, que a base de tanta transición peripatética bate el récord no ya de la vergüenza sino del cinismo inmatriculante. Pero, no pasa nada. España es muy tolerante y comprensiva con las debilidades del señorío religioso o laico, ¿qué sería de ella sin ese estandarte de glorias al pil-pil, verdad? Algo tan brillante y lustroso...No se puede comparar con la racanería de los desharrapados cuando aseguran que las espléndidas limosnas que recogen en la puerta de Mercadona o de la parroquia al salir de misa, no les da para pagar el alquiler de la chabola, ni para los dodotis del chiquillo, xd!

En el mejor camuflaje imaginable la superficialidad, -la incultura más profunda es la que se disfraza y barniza precisamente de "cultura" sin conciencia-, y los intereses manipuladores del franquismo llegaron a enlodar  una historia paralela hasta en la enseñanza: nos enseñaban que El Quijote es solo una burla graciosa, un largo chiste ingenioso para ridiculizar a los caballeros andantes e ilusos que solo hacían payasadas porque en realidad estaban fuera de la realidad, eran patéticos y entrañablemente ridículos...Y eso dicho sobre un libro que Cervantes escribió en la cárcel porque se aburría. 

Si ya desde la escuela te van marcando el paso y hablando pestes de Unamuno, por ejemplo, al que  los falangistas que lo "cuidaban" se cargaron para celebrar la nochevieja de 1936...solo porque les dejó claro que vencerían pero no convencerían. Unamuno no sabía a qué se estaba enfrentando en realidad, lo descubrió demasiado tarde: se encaraba con un régimen que enterró en las cunetas del miedo y la violencia como  "la nueva normalidad" todo vestigio de conciencia social, de justicia y de igualdad. De inteligencia. Como gritó aquel día Millan Astray en el paraninfo agonizante de la Univesidad de Salamanca, la inteligencia acabó fusilada para siempre. Y por desgracia, a pesar del tiempo transcurrido, sigue sin resucitar, hecha un fiambre para un sector de la pijolandia político-cultural, todavía demasiado amplio, si se quiere que aparezcan  el discernimiento ético y la conciencia individual y colectiva. Un sector que se ha colado, durante más de ochenta años, golpe a golpe y verso a verso, pero a la inversa, como las manchas de aceite, en el tejido social, imitando lo que haga falta para seguir igual, hasta el punto de que te lo encuentras infiltrado, inconscientemente en la mayoría de los casos , estoy segura,  en el PSOE, en Podemos o en el PCE.

En ese plan, no es nada extraño que con el tiempo la arquitectura del terror se haya disfrazado de intelectualidad de pacotilla, que solo vive de oídas y leídas, que solo repite y se apropia de lo que otros escribieron para dar fundamento a su superficial inanidad miope o directamente, cegata. Posiblemente si dedicasen a descubrir lo que pasa en los barrios más pobres, en la acogida a los emigrantes, a acompañar e instruir a los maltratados y excluidos sociales, todo el tiempo que dedican a mirarse el ombligo y a su egocentrísmo exhibicionista, seguramente ya hace tiempo que España habría salido de la escombrera amoral en que se arrastra como un fósil que se resiste a reconocer su estado. Los fósiles no pueden pensar. La España despierta es la que en vez de convertirse en number one de lo que sea, se dedica en cuerpo y alma al Nosotros, sin bombos ni platillos. Por ejemplo, las mujeres y hombres como las Yolandas, las Mónicas, las Fátimas, las Adas y las Teresas, los Íñigos, los Joanes, los Ximos, los Albertos, los Carlos, los Julios, en fin...

Lo indudablemente cierto es que no podemos seguir viviendo de unas rentas históricas incapaces de descubrir en el patrioterismo de escopeta y perro, la mugre de una historia ennegrecida por dentro pero blanqueada por fuera, que ahora mismo no nos deja avanzar, mientras se alaban y admiran como héroes a los poetas y escritores del ayer que murieron precisamente por escribir y denunciar con sus palabras, sus versos  y sus vidas el mismo barrizal que ahora llaman "patria", ya que generaciones completas de españo@s fuimos reformateado@s,des-educad@s y domesticad@s por los arquitectos del terror que se hacían pasar -y siguen en ello- por referentes falsamente "democráticos", encantados de  'transicionar' como si no hubiera mañana, al servicio del tinglado for ever con tal de no perder glamour, pasta  ni caché. Y de conservar en la morgue de la Historia las momias encomiables y ejemplares de los genocidas, justificados, enaltecidos, paseados bajo palio por todas las catedrales de las Españas. Obviamente, no se podía hacer otra cosa si el salvador del tinglado era la hostia, claro. Ains!

O bien nunca nos han explicado la Historia verdadera de España en los últimas ocho o nueve décadas o bien, no hemos querido darnos por enterad@s y la hemos olvidado en el sótano de la desmemoria envuelta en el  tradicional mantra que tanto nos pone: Virgencita, virgencita,   que me quede como estoy, ganando un pastón, coronad@ de laureles, con los que alucino, como parte del tinglado, amén!


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