miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sálvese quien pueda, ¿pero cómo?

Las noticias económicas ya no saben como anunciar la caída en picado del sistema. Nadie sabe como afrontar la agonía de un mundo viejo, lleno de basura en todos los sentidos. Remedios de hoy, son el abismo sin fondo de mañana. La política y la sociedad se perdieron en los dividendos del gran globo vacío de una deuda gestionada por el vacío. Ahora la economía sin política ni sociedad vaga como el fantasma del Titanic, en la noche de los icebergs de una crisis imparable, creciente y extendida por todas partes. Un sálvese quien pueda, pero, ¿cómo?

Hay que actuar con rapidez y sentido común. No podemos andar ahora con florituras y tiras bordadas intentando ocultar el desgarrón incurable del mundo en picado. Europa ha fracasado como proyecto social y por ello, económico. Cayó en la trampa globalizadora y descompuesta de Ronald Reagan, el cow boy metido a gobernar el mundo como un scheriff del Far West. A pistoletazo privatizador. Arruinador de estados y potenciador de truts arruinadores. Han agotado el rebaño de vacas que daba la leche, han matado a las gallinas que ponían los huevos, han desertizado las tierras que daban trigo. Con la misma mentalidad depredadora con que Europa se apoderó de América y la pobló de ambiciosos e insaciables colonos. Ahora el karma histórico, multipliacado por el tiempo y la intensidad, le ha devuelto la jugada. Europa se hunde como identidad, porque se ha identificado con la precariedad inestable del valor del dinero, de un modo de malvivir confundido con un mucho tener y no ser. Este continente que tanto miedo tiene aún a los extracomunitarios, se desguaza a sí mismo sin que le invada nadie. El egocentrismo cuando se hace masivo, se convierte en xenofobia, en miseria moral, en pobreza económica. Europa ha perdido la oportunidad de ser la abanderada de otro modo de vivir. Se ha centrado en el concepto "mercado común" y con ese criterio, ha unido la moneda antes que el sentido y el alma. Europa se ha vaciado de ambos. Los ha perdido.

Hay quien, como en una nube soñadora, cree posible una rápida federalización europea. No se hará. Faltan las bases, que no pueden improvisarse. Y no hay tiempo. Ni dinero líquido. Ni gestores bienavenidos, ni conciencia de unidad. Ni capacidad gestora, ya ha quedado demostrado. Toda base necesita tiempo para formarse, adquirir valores que no tiene, una visión nueva y luminosa que los ojos, acostumbrados a la oscuridad del negocio y del poder, ni siquiera pueden percibir. La solución más eficaz, menos dañina y más creativa, es la disolución del ente europeo. La desaparición del euro, retomar cada país su economía, su mpneda, y levantarlas del derribo actual. Gobernar un solo pais y organizarlo económicamente es mucho más fácil que gobernar 25 países, cada uno con una historia social diversa del resto, con un concepto de trabajo, de economía, de ética laboral y de sociedad muy distintos. Una diversidad que bien orientada y mucho menos oprimida y estresada, puede resultar mucho más fácil de coordinar. Un conjunto de entidades pequeñas, bien gestionadas, puede cooperar en conjunto. Pero un batiburrillo de países desorientados, empobrecidos de repente, desempleados, endeudados, llenos de miedo y golpeados por las agencias de ultramar y los paraísos fiscales, las primas de riesgo y la recesión en aumento, no puede remontar la terrible pendiente del desastre cada vez más claro y próximo. Las grandes soluciones no sirven de nada si los integrantes de ellas, están desprovistos de autonomía para ponerse en marcha.

Cuando un barco se hunde irremisiblemente, porque los daños ya son irreparables, hay que abandonarlo mientras queden lanchas salvavidas para todos, antes de que el terror final bloquee a los tripulantes y a los pasajeros. Y todos se hundan juntos sin solución. Mejor hacer la evacuación mientras se pueda. Ordenadamente. Poco a poco. Como el riesgo de la deuda, pero al revés. Hoy, España, mañana Portugal, la semana que viene, Italia, Irlanda, Francia, Alemania, Grecia, Inglaterra...y así cada uno pueda ir recomponiendo el nuevo mapa económico del antiguo paisaje europeo. Un organismo enfermo debe recuperarse, cambiar la orientación que le ha causado la enfermedad, comenzar a nutrirse de otros alimentos. revisar qué hábitos son perjudiciales para su salud, qué sustancias le resultan tóxicas, y cuáles, imprescindibles, necesita y no asimila, para poder seguir viviendo en buenas condiciones.

La unión europea ha sido un matrimonio por interés desigual e infeliz. Ahora debe elegir entre un divorcio saludable a tiempo o una muerte lenta y dolorosa por autodestrucción. Entre litigios, reproches, traiciones, abusos, engaños y rencores. El matrimonio tiene como función ayudar a la felicidad y al bienestar de sus componentes. Y nunca se puede moralmente "salvar" la institución arruinándolos y destruyéndolos. Porque la institución sin ellos ¿qué sería? ¿Qué es una "europa" habitada por sombras sin futuro, tristes y frustradas, arruinadas y desmoralizadas, que ven en el vecino una amenaza de saqueo financiero, de ruina, a la que siempre habrá que "rescatar"en cualquier momento, pagando, a fondo perdido, un crack ficticio e insaciable?

Una buena eutanasia activa es la mejor opción para el vacío proyecto Europa. Mejor la muerte digna y oportuna de un concepto político-económico inservible en su actual estado, que la agonía perenne y desoladora de los seres humanos que lo han inventado, aprobado y votado. Lo que en un momento dado se aprobó, puede disolverse si no funciona y resulta perjudicial. No se han hecho las instituciones ni los estados, para que el hombre sea esclavizado por ellos, sino para que sirviéndose de sus recursos los use mientras le sirvan para mejorar, crecer y ser más feliz, más justo y más humano.

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