viernes, 9 de septiembre de 2011

Estamos llegando


Veo que el tiempo se acelera con la proximidad del cambio energético de la humanidad. Ya lo tenemos en marcha. La energía humana se debe poner en el mismo nivel de revoluciones que la del planeta y la de la galaxia. Es el momento del gran cambio anunciado desde hace milenios. Todo el mundo está esperando cataclismos, pero no son los cataclismos los que nos están cambiando, porque esos fenómenos son producto de nuestro paso por la Tierra. Hemos sido nosotros a través del tiempo, quienes no hemos comprendido la trascendencia evolutiva de nuestro camino en la materia. Y hemos creído que la naturaleza estaba ahí como fuente de depredación, no ya para subsistir en simbiosis con ella, como hubiese sido lo normal, sino como un depósito de bienes que parasitar, deteriorar, intoxicar y destruir. Por cuya posesión se han hecho guerras, se ha asesinado en masa, se ha invadido y arrancado de cuajo cualquier riqueza que se ha ido encontrando. Fuese el oro, el hierro, el carbón, el agua, el petróleo, el uranio, el gas, los caladeros de pesca, las selvas y sus maderas, los cafetales o las cañas de azúcar, el trigo, las piedras y minerales preciosos, etc...
La consecuencia directa han sido las crisis, las hambrunas, la desertización, las pandemias, el holocausto, el racismo, el enfrentamiento cultural y religioso. Las conmociones sísmicas o climatológicas provocadas y alimentadas por el terror que ha producido la compraventa de la falsa ciencia puesta al servicio del dinero y del poder que da el dinero. La división estúpida en "clases"sociales, ignorando la prodigalidad de la naturaleza que pone inteligencia innata o la suprime en cualquier "clase" o casta. Porque para ella no hay castas ni especies, sino individuos, focos energéticos de conciencia individual experimentable desde dentro. Y con unas consecuencias, fuera, en el mundo relacional y físico.

Ahora es el tiempo de las despedidas. Muchísmas personas se están yendo porque es el momento de evolucionar o partir para aprender a evolucionar en otras dimensiones menos o más veloces. es muy importante que sepamos entender este momento, para que el dolor del apego no rompa el equilibrio del realojamineto universal.
No estamos solos. No somos el resultado de ninguna casualidad. Somos causalidades. Pedazos del puzle consciente de la Vida eterna. La vida es eterna. La vida es la respiración del Dios que entre todos somos. Por eso, no deberíamos temer las despedidas, porque en realidad no existen. Cada experiencia vital en el tiempo es un paréntesis en la ecuación infinita de la eternidad.
El cambio es necesario. Imprescindible. Con tan poca cobertura como tenemos ahora, no podemos escuchar ni percibir lo que debemos comprender y reconocer - "sabemos" demasiado y desconocemos casi todo- para poder seguir evolucionando al ritmo que pide el universo en transformación. Muchos, miles o millones, se están despertando simultaneamente del sueño de siglos, como bellas durmientes narcotizadas por la publicidad, los tópicos, la rutina, los hábitos heredados, los dogmatismos, etc... La red cibernética que ha sido creada para controlar el pensamiento y la voluntad humanos, para domesticar y neutralizar la inteligencia, - no olvidemos que su origen fue militar en los USA- ha sido, por el contrario, el vehículo con que Dios, o la energía infinitamente omnisciente, está expresando su rostro comunitario, explicando en la práctica que la verdadera democracia es la inteligencia repartida entre hermanos. Entre iguales. Que no hay más jerarquía que la bondad inteligente del amor. Eso que hemos dado en llamar solidaridad. Es esa fuerza imparable la que está moviendo las bases sociales del planeta, reescribiendo la historia en otro lenguaje nuevo. Es exactamente , la "Ciudad Santa que baja del cielo", y que describe el libro de la Revelación de Juan, el discípulo de la luz. El que pudo ver y leer en el notiempo. Por eso no hay lugar para el miedo ni para el terror en medio del cambio. Nada está suelto ni sin sentido. Otra cosa es que los ciegos voluntarios no vean y los sordos selectivos se nieguen a escuchar la música de las esferas del cambio. Por encima de cegueras y sorderas, la Ciudad de Dios ya está en marcha, ya tiene constructores, albañiles, maestros de obras, carpinteros y ceramistas. En cambio ni fontaneros ni electricistas so ya necesarios. El agua mana en el interior de cada uno y la luz ilumina desde el centro interno conectado con el TODO. Sólo hay que asistir a cualquier asamblea de barrio, a cualquier concentración noviolenta y creativa, para darse cuenta de que no hay ni un solo obstáculo que pare la gran obra de la reconciliación fraterna. Del mano con mano, del hombro con hombro, del codo con codo. Un mundo nuevo e imprevisible, como el estado de milagro, ya está funcionando entre nosotros. Cada vez hay menos desconfianza, menos miseria psíquica, menos motivos para especular, abusar, mentir, agredir y oprimir. Es el fin de la esclavitud y el comienzo de la verdadera libertad. El tiempo lo irá revelando y demostrando sin que nadie ni nada, pueda evitarlo. Enhorabuena por estar aquí y ahora.

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