Ya he escrito mi artículo por si cae Esperanza Aguirre
Lleva una década esquivando el barrizal mientras los suyos se hunden, pero el círculo se va estrechando cada vez más
A mí me gusta ser previsor, así que suelo escribir
artículos por adelantado, para que luego no me pille el toro. Sobre todo
de aquellos temas que tienen muchas papeletas de acabar siendo noticia,
si no mañana la semana que viene o dentro de un mes. Así cuando salte
el aviso de "¡última hora!", yo solo tengo que poner la fecha, corregir
algún dato, y enviar.
Por eso ya tengo escrito mi
artículo del día que Esperanza Aguirre sea llamada por la justicia. Por
si acaba pasando. Incluso he escrito cuatro versiones diferentes de cómo
ocurriría: a) un juez abre una nueva investigación e incluye a la
expresidenta; b) Aguirre entra de testigo en un juzgado y sale como
imputada; c) la Guardia Civil registra su casa una mañana; d) la icónica
foto del policía agachándole la cabeza para entrar en el coche. Sea
como sea, si acaba pasando a mí no me pilla desprevenido.
Seguro que no soy el único previsor. Ya saben que todos
los periódicos guardan en un cajón las necrológicas de personajes
públicos que ya rondan los noventa años, y las van actualizando hasta el
día que toque publicarla (si no, de qué iban a tener al día siguiente
de la muerte ocho páginas listas). Pues igual con Aguirre: si yo
dirigiera un periódico, tendría hasta la portada preparada, a falta de
ponerle fecha y detallar si ha sido por Gürtel, Púnica, financiación
ilegal o un caso nuevo.
A ver, que yo no le deseo
nada malo a esta señora, pero decidme, con franqueza: ¿os jugaríais una
cena a que no acaba cayendo? "Ni un café", oigo por ahí. Lleva una
década esquivando el barrizal mientras los suyos se hunden, pero el
círculo se va estrechando cada vez más. Y a medida que avanzan los
procesos judiciales, el "tic-tac, tic-tac" se acelera. El preso Granados
ha dado un primer aviso.
Lo esperable es que otros imputados negocien con la fiscalía: hablar a
cambio de una rebaja de pena. Y a base de tirar de la manta, quién sabe
si cualquier día no se le queda un pie fuera a la expresidenta.
Si acaba pasando, si llega el día en que los periódicos sacan del cajón
el artículo sobre el final de la escapada de Aguirre, todos
coincidiremos en decir que se veía venir, que a nadie sorprende, y que
lo raro es que no hubiera pasado antes. Recordemos: todos sus gobiernos
están bajo sospecha, desde que llegó con el "Tamayazo" hasta su nunca
explicada dimisión. Seis-consejeros-seis de sus gobiernos están
investigados por algún caso (Gürtel, Púnica, espías, el ático…). Además,
su exgerente en el partido, su jefa de comunicación, su exdirector de
seguridad, una veintena de exalcaldes y no sé cuántos exdiputados
autonómicos, al tiempo que el PP madrileño está investigado por hasta siete vías de financiación ilegal. Pero ella no sabía nada. Es más: ella es una víctima de la corrupción.
Y todavía no han rascado mucho en otros rincones donde se manejaban
grandes presupuestos: el Canal de Isabel II, la Ciudad de la Justicia,
las ampliaciones del Metro o la construcción de hospitales. Yo que
ustedes tendría preparados los tuits, memes y chistes. Y Fontdevila, que
vaya actualizando su mítica viñeta. Por si acaso. No digan que no avisé.
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