Ignacio Escolar
La Policía detuvo hace un mes a una persona en Tenerife a la que acusa de filtrar los Papeles de la Castellana.
Aún no está formalmente imputado y tampoco sabemos si realmente fue él
quien nos hizo llegar esa información, pero es posible que el detenido
se enfrente a una petición de condena de varios años de prisión. ¿Su
presunto delito? El mismo que el de Edward Snowden, el de Julian
Assange, el de Chelsea Manning: jugarse la cárcel por el bien común,
para que la sociedad pudiese conocer los abusos de los poderosos.
Los Papeles de la Castellana
han sido una de las mayores filtraciones de información fiscal de la
historia de la prensa española: casi 40.000 documentos que demostraron
cómo grandes fortunas, aristócratas e importantes empresarios habían
utilizado todo tipo de trampas y artimañas para esconder su dinero en
paraísos fiscales y pagar lo menos posible a Hacienda.
En la lista de los papeles de la Castellana no solo
aparecían nombres relevantes, sino también todas las cifras de la
evasión: los millones que escondían en Suiza, los años en los que
estuvieron escapando del fisco y lo poquísimo que pagaron cuando parte
de ese dinero fue legalizado gracias a la vergonzosa amnistía de
Cristóbal Montoro.
Gracias a esa filtración, supimos que cuatro Borbones en la línea de sucesión escondieron durante décadas varios millones en Suiza. O que los mayores empresarios españoles de la sanidad privada legalizaron 113 millones de euros con la amnistía fiscal. O que los señores del acero vascos escondían su fortuna en Liechtenstein y Suiza. O que el embajador español durante la postguerra de Irak acumuló una fortuna opaca en inversiones petrolíferas. O que l a esposa del exconsejero delegado de Telefónica ocultó 1,2 millones de euros en Bahamas.
Gracias a este ‘whistleblower’ –sea quien sea–, pudimos conocer la lista de la amnistía fiscal revelada por Los Papeles de la Castellana: cuánto dinero tenían sin declarar y qué exiguo porcentaje pagaron gracias al Gobierno de Rajoy cuando lo legalizaron. O que la familia Borbón utilizó los mismos asesores y testaferros que Luis Bárcenas, Rodrigo Rato los Pujol. O que el fraude fiscal de las élites españoles viene de lejos, y por eso aparecen en estos papeles los hijos de ministros del franquismo, o los herederos del presidente de la restauración, Antonio Maura.
Como director de eldiario.es quiero dejar claras varias cosas. Fíltrala nuestro buzón seguro, no ha tenido ningún fallo de seguridad:
el detenido fue localizado por el rastro que, según la Policía, quedó
en los servidores de un despacho de asesoría fiscal. Tampoco conocíamos
su identidad hasta que se produjo esta operación policial.
Por ahora, nadie desde el juzgado que investiga los Papeles de la
Castellana nos ha comunicado nada, nos ha preguntado nada ni nos ha
acusado de nada. Nuestros abogados van a estar muy pendientes de este
caso, que aún no sé qué consecuencias puede tener para eldiario.es. Solo
tengo claro algo: que hemos cumplido con nuestro deber y que si
volviésemos a obtener una filtración como los Papeles de la Castellana,
la publicaríamos otra vez.
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El régimen se está cubriendo de gloria. Cada día la pifia con más empeño y perfección. Cada día su credibilidad es más descaradamente grotesca e imposible. La honradez y la transparencia se persiguen como delitos. Y los delitos se consideran virtudes exóticas pero imprescindibles y valiosas para mantenerse en el poder tras adecuar las instituciones en modo cortijo caciquil, aprovechando la democracia como truco trilero para organizar el timo de la mordida como sistema natural inseparable de lo que han dado en llamar 'política' sin tener ni idea del significado de ese concepto ni de la denominación de origen de ese enjuague constante que han dado en llamar "el partido", "el gobierno" o cualquier sigla, fundación, timba oficial o marranada-trampantojo que esconda en sus entretelas la podredumbre de una corrupción constante, adictiva, enferma de bulimia tragaperras, pero siempre justificada con esa niebla perenne y pegajosa del no enterarse, del no me consta, del no lo sabía, del cómo me iba yo a figurar que los inofensivos, sólitos y discretos sobres y tar-jetas que me dan como un plus para completar la miseria de sueldo y llegar a fin de mes (con los 5 o 6.000 € del cargo no me llega ni para completar mi colección de bolsos Loewe o de trajes foreveryoung y eventos de comilonas, cenas, fiestukis y viajes o cumples de los niños, o Jaguars de camuflaje que salen por un pico), eran el pago por las inocentes concesiones, adjudicaciones y creación de empleo alternativo, en que he invertido mi responsabilidad gestora... Yo, que siempre he trabajado al servicio de Ejpaña o Eshpaña, o m'apaña...Y cómo iba a imaginar siquiera que mis ahorros personales sobre a sobre, de tres o cuatros por ciento, invertidos en Panamá, Vaduz o Ginebra, eran una perversa evasión de impuestos, yo, que nunca nunca me he apropiado de nada que no fuese legítimamente mío, afanado con el sudor de mi ignorancia congénita que sin saber cómo gestionar, va y gobierna, y repite y vuelve a casa por navidad como el turrón y el afora-miento. Eso será culpa del banco, o de mi gestor que es un vaina y no se entera de nada; si tengo alguna culpa, será la de haber confiado demasiado en él, con esta ingenuidad innata que me caracteriza. ¿Quién hubiese imaginado algo así, verdad? Menos mal que, como ya dijo esa lumbrera de la humanidad, el rey saliente, que después de tantos años de rodaje está puestísimo en estos asuntos explicatorios, la justicia es igual para todos y siempre da a cada uno lo que se merece. Y así es. A mis delatores chivatos e inoportunos la cárcel y a mí, como a él, el reconocimiento de esta impunidad legalísima ad personas y prêt-à-porter. Pues menuda es ella, la dama de la venda, la espada y la balanza, de justa y templada. Con esos fiscales defensores y esos magistrados tan comprensivos, cercanos y bien dispuestos. Ahí es nada. Como para que ahora nos quieran encasquetar como delitos ese florilegio de virtudes políticas sin las que Ejpaña, Eshpaña o m'apaña, nunca habría superado una crisis global como ésta, provocada por los populismos de izquierdas que, si no fuese por nosotros los de la élite gobernante, ya habrían hecho desaparecer la riqueza, el crecimiento, el petróleo, el pleno empleo, los contratos flexibles de quita y pon, los sanísimosh recortesh neceshariosh, la autoridad y la shenshatez de tanto prócer oligarca y enteradísimo como Rodrigo Rato con la fusión en negro de las cajas de ahorro bajo su mirada profética de halcón financiero o la habilidad preferente de ese Blesa inimitable, el David Copperfield de la magia bancaria, capaz de hacer desaparecer en Florida y en un plisplás, cientos de millones de euros españoles. Como los panes y los peces, pero al revés. Si eso no son virtudes milagrosas, que venga Trump y lo vea. Y si él no pudiese por lo ocupado que debe estar en levantar muros a la melillense y a la ceutí, allá por entre El Llano Estacado, Palo Alto y El Álamo, pues que venga el otro Donald disponible para estos menesteres. El pato. Seguro que lo flipiping in colours, lo dejamos ppatidifuso con pronóstico reservado y nos nombra the seconds detrás de esa inigualable firts America. Que méritos terminators tenemos a cascopporro.
Ay, válgame el señor que todo lo puede...el señor dinero, por su(¡mis!)puesto(s).
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