Hola, sol:
Tenemos veredicto en el juicio de la petrolera estadounidense Energy Transfer contra Greenpeace: el jurado popular nos ha declarado culpables y nos reclama en su sentencia más de 660 millones de dólares.
Lo diremos una vez más y las que hagan falta: NO NOS VAN A CALLAR. Pero desde luego lo están intentando con toda su rabia y esta vez han ido más lejos que nunca.
Esta empresa, una de las mayores donantes de
Donald Trump, nos acusaba de los perjuicios causados por las protestas
indígenas contra uno de sus oleoductos en Standing Rock (Dakota del
Norte), una protestas masivas lideradas por la tribu indígena de los sioux hace
casi una década (sí, esta demanda también ha tratado de borrar el
liderazgo autoorganizado de los pueblos originarios en aquellas
movilizaciones históricas).
La anterior Administración Trump dedicó
cuatro años a desmantelar las normativas que protegían el aire limpio,
el agua y la soberanía indígena, y ahora, junto con sus aliados, quiere rematar el trabajo silenciando las protestas.
Es un momento triste para el activismo y la desobediencia civil, pero este veredicto no es el final de nuestra lucha contra las grandes corporaciones.
Vivimos tiempos oscuros, pero ahora Greenpeace es más necesario que
nunca y vamos a seguir peleando por un mundo verde y en paz donde la
libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica estén
garantizados. Quieren silenciarnos pero no lo van a conseguir, no vamos a
dar marcha atrás.
sol: esto no ha terminado. Otras petroleras
lo han intentado antes: Shell, ENI o Total Energies ya han tratado de
amedrentarnos con este tipo de demandas, conocidas como SLAPP (Strategic Lawsuit Against Public Participation),
estrategias multimillonarias de acoso judicial para silenciar voces
incómodas de periodistas o activistas. Y como en esos casos, nos vamos a
defender. Sabemos que la verdad y la ley están de nuestro lado.
Por un lado, apelaremos en las instancias pertinentes de EE. UU. Por otro, llevaremos a Energy Transfer a los tribunales europeos
en la que será la primera gran prueba de la Directiva Anti-SLAPP del
continente. ¡Esto no ha hecho más que empezar, señores del petróleo!
Mientras tanto, solo podemos dar las gracias
a los millones de personas que nos estáis apoyando y os animamos a
seguir defendiendo el bien común. Desde hace más de 50 años, nos han
bombardeado, demandado, disparado, arrestado, insultado y se han reído
de nosotros. Pero en ese tiempo hemos conseguido grandes victorias para
el medio ambiente en todo el mundo y no vamos a parar ahora, justo
cuando Greenpeace es más necesaria que nunca.
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