Una juez de Mataró (Barcelona), Lucía Avilés,
titular del juzgado de lo penal número 2, ha elevado una petición al
Gobierno para que reforme y tipifique en el Código Penal la violencia económica (el impago de la pensión de los hijos por parte de un padre a la madre, por ejemplo) como violencia de género.
El paso dado por Avilés es de gran importancia, puesto que elevaría a
categoría penal lo que hasta ahora tiene consideración administrativa.
Por ejemplo, en Baleares, la ley de igualdad autonómica (Ley 11/2016, de 28 de julio, de igualdad de mujeres y hombres. Título V, Cap. I, Art. 65) ya considera violencia machista
el impago de la pensión alimenticia a los hijos por parte del padre:
"c) Violencia económica, que incluye la privación intencionada, y no
justificada legalmente, de recursos para el bienestar físico o
psicológico de las mujeres y de sus hijas y sus hijos o la discriminación en la disposición de los recursos compartidos en el ámbito de la convivencia de pareja".
La petición de la magistrada de Mataró ha llegado en pleno puente del
12 de Octubre, por lo que su trascendencia ha pasado bastante
desapercibida. Que la violencia que supone sustraer a la madre los
recursos con los que garantizar el bienestar de sus hijos e hijas sea
considerada violencia machista en el Código Penal es un salto cualitativo que un Ejecutivo progresista no debe ignorar en la lucha contra esta pandemia,
tal y como definió la ONU estos ataques contra las mujeres por el hecho
de ser mujeres. Que un maltratador es capaz de asesinar a sus propios
hijos por hacer el máximo daño posible a la madre, desgraciadamente, es
un hecho confirmado demasiadas veces: se llama violencia vicaria.
La cuestión, ahora, no es asumir que solo el asesinato y/o el rapto de
hijas e hijos son crímenes machistas, sino que el intento de alterar su
bienestar hurtándoles recursos económicos para que sufra la madre, que
es quien tiene que suplir esa carencia y no siempre puede, también.
Cuando en 2016, Público decidió informar del embargo que la Justicia había decretado sobre el sueldo que Eduardo Inda cobraba en La Sexta por no pasar la pensión alimenticia a sus hijos, fuimos criticadas no solo por el propio Inda, que además, se querelló contra esta plumilla (y perdió, aunque nos obligó a afrontar un proceso judicial),
entonces directora del periódico. Las críticas vinieron también de
medios de comunicación, periodistas y tertulianos de todo espectro
ideológico por meternos en la "vida privada" del director de OK Diario. No les oculto que también en Público
tuvimos debate sobre si sacar la información adelante o no, una vez
contrastada su veracidad, pero decidimos seguir adelante, precisamente,
amparándonos en el razonamiento de varias fuentes judiciales, en la
misma línea que la juez Avilés, que consideraban el comportamiento de Inda "violencia machista", así como la citada legislación autonómica de Baleares o de Catalunya.
Se ha hecho mucho contra la violencia machista y -a la vista diaria
de los informativos está- queda mucho por hacer, denunciar, estudiar y
legislar. La violencia económica contra los hijos para provocar el
sufrimiento de las madres es uno de los puntos que conviene integrar
cuanto antes en el Código Penal. Como informó la propia magistrada de
Mataró en la nota que hizo pública el Tribunal Superior de Justicia de
Catalunya (TSJC) el pasado viernes, citando datos de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, un 11,5% de mujeres mayores de 16 años ha sufrido violencia económica.
La realidad implacable de los
hechos acaba siempre por hacerse evidente; es cierto que a veces tarda
demasiado y por ello la sociedad tal y como funciona, sufre las más duras consecuencias, que,
especialmente en países como España llevan siglos siendo "normalidad"
patriarcal y completamente anacrónica, porque para más inri el
anacronismo se ha inculcado durante siglos y dinastías, golpes de estado y grescas constantes alternando con dictaduras, como una sana costumbre pedagógica del matarile constante, e
incluso, que en la carcundia más gritona, macarra y violenta se considera un valor
con mucha solera y glamour (¡?) ppatriótico.
Aunque por más empeño que
pongan sus monitores y caudillos adhoc, la evolución de la especie y el
destrozo del Planeta, a estas alturas de la historia, delatan y denuncian las causas terribles de tales
efectos devastadores y ya insostenibles de todas todas...Es lo que hay,
inevitablemente, ya lo dice el viejo refrán: quien siembra vientos solo
puede recoger tempestades, o sea, que como consecuencia quien siembra vientos y tempestades recoge
catástrofes, ruinas a tope, semillas feroces que cuanto más se elaboran, abonan y retuercen,
más y mejor destrozan todo lo que pillan, incluidos sus devot@s fans y promotor@s, que
terminan aplastad@s por el mismo peso de sus ganancias tóxicas en
mogollón.
En la peli de 'El Reino' se hace la autopsia más
acertada y exacta del tinglado fiambre. Me pregunto por qué TVE no organiza un
programa tipo La Clave y hace unas cuantas jornadas de debate y
reflexión sobre ese film memorable y magistral, invitando a los
protagonistas políticos a mirarse en el espejo.
Causas y efectos no
perdonan una en su interrelación implacable. La vida y el cosmos tienen
un catálogo infinito y súper creativo de devoluciones en caliente, en
frío y en templado, en positivo, en negativo y en consciente. Nosotr@s, human@s en la inopia, voluntaria casi siempre -la
capacidad para elegir se llama libertad responsable y no todos la conocen ni la frecuentan-, somos l@s
gestor@s y empresari@s del tinglado que nos recompensa adecuadamente según los valores más intensamente invertidos en el proceso cognitivo, vital, personalizado e interactivo en lo social, político y económico, psicoemocional, material y energético/espiritual. Todo está indefectiblemente tejido en el mismo telar humano y planetario.
La ética, la justicia y la compasión, la empatía y el amor, nunca
castigan. Nos castiga la medida exacta de nuestra precariedad, la
sobrecarga de egos y la falta de un yo consciente, que, en cambio, se ennoblece
cuando evoluciona hacia lo mejor, hacia lo más transparente y sano, generoso y abierto, porque se universaliza en el Nosotr@s: en la
humanidad/familia, sin exclusiones. Se llama bien común. A lo largo de la historia se ha ido llamando reino de los cielos, asamblea de los pueblos que comparten lo que tienen, no violencia, cooperación, bienaventuranza, fraternidad universal, democracia, socialismo, comunismo, 15M, evangelio como buena noticia, no como 'evangelismo' sectario y fascista trampantojo, etc, etc.
Así la experiencia humana de la plenitud compartida ha ido experimentando formas de realización a lo largo del tirmpo, con muchos altibajos, porque indudablemente el género humano al estar formado por seres individuales que se comunican mediante el lenguaje pasado por la mente y la voluntad, es plural y heterogéneo, la conciencia, el alma y la mente, la sensibilidad particular, hacen posible que la animalidad fisiológica e instintiva de la especie no sea el único lazo que nos une, pero esa condición también nos puede distanciar, según el grado de consciencia y de profundidad que descubre y desarrolla cada un@ de nosotr@s.
Igual que tenemos idiomas y orígenes diversos, también tenemos percepciones vitales diferentes, podemos acceder a diversos planos cognitivos de la misma esencia ontológica, que al mismo tiempo transforman nuestra percepción de las mismas situaciones, sucesos y peripecias vitales, familiares, laborales, afectivas, culturales, que pasan por la individualidad de cada un@; el forro de esa experiencia aparece como "persona". No olvidemos que lo que llamamos "personalidad" no es nuestra esencia, la que nos unifica y nos da sentido de totalidad en el Nosotr@s, sino solo el aspecto exterior que nos hace parecer diferentes y únicos en lo mutable. Los griegos lo llamaron persona , que significa "máscara", mera apariencia escénica para representar diversos personajes, cuya tragicomedia consiste, precisamente en quedarse atrapados en las formas mutables y circunstanciales sin comprender lo que son/somos en realidad. No olvidemos que justamente lo mutable que nos diferencia es la vestimenta corpórea que nos dejaremos en el plano material, cuando acabe nuestro viaje por este plano temporal y por ello, con un principio y un final ineludibles.
Por eso, es tan importante, para nuestra salud como especie y como individuos, desarrollar la vía superior del Nosotros. La conciencia, que nos da sentido individual y colectivo en el mismo noúmeno y fenómeno, en paralelo y simultáneo, términos con que Kant trató de describir ambos planos del ser, que en realidad, son uno solo, si hay equilibrio y conciencia. Noúmeno sería lo intangible del "qué", el "por qué", el "para qué", "el quién y quiénes"somos o no, el sentido ontológico básico, la esencia estable que intuyó Parménides. Lo que Es, pero no es atrapable ni tiene medidas ni tamaño ni cantidad ni forma en lo tangible. Fenómeno, en cambio, sería el "cómo", el "cuánto y cuántos", el "cuando",el "donde","lo bueno y lo malo" como ventaja o perjuicio personalizados, "lo mucho y lo poco", el tamaño y el peso,el poder material de la fuerza bruta etc...lo concomitante, lo circunstancial, lo dependiente, lo que está y cambia sin parar pero aun no Es de verdad. O sea, la percepción mutable y cambiante de Heráclito.
En ese rifirrafe humano estamos y estaremos encriptad@s mientras no demos el salto cualitativo del despertar que unifica los dos aspectos y libera el acceso al Ser, superando la angustia y tantas veces la esquizofrenia compulsiva y devastadora del mero existir por inercia, mareados en el baile agotador espacio-temporal del hamletiano ser o no serthat's the question, que Shakespeare bordó sin duda en una de sus obras maestras.
Para unificar la experiencia divisoria que nos rompe, sin duda, tenemos el acceso al plano cognitivo unificador e integrativo del espíritu, que no es magia, ni ocultismo, ni misticismo ni ojos en blanco, ni pseudoterapias, ni cuestión de dogmas ni de letanías ni sermones. Es realidad tangible que la vida regala constantemente a quienes la buscan de verdad y no por jugueteo superficial, justo con la gafas necesarias para ver más allá de la piel y el músculo de la experiencia. Son hechos profundos y energéticos del noúmeno que cambian el sentido significativo y la percepción profunda del fenómeno, que no nos tocan por chiripa como la lotería ni por snobismo ni por figureo. Simplemente son el fruto cosechado de un camino elegido y nunca forzado, tan lejos del miedo como de la comopraventa de la eternidad, tan básico como respirar, ver, escuchar, disfrutar y alimentarse con los víveres energéticos que nos mantienen en mejores condiciones vitales. Sin compararse, sin competir, sin abrumar, sin juzgar...Más bien, cooperando, comprendiendo, acogiendo, respetando y amando, en la más amplia extensión de lo humano, que en ese plano ya es divino. Para todos y todas, sin privilegios ni excepciones. Entonces no hay últimos ni primeros puestos. Nos llena e ilumina la verdadera igualdad familiar y universal.
Es una pena que al "educarnos" solo nos domestiquen miserablemente y
casi nunca nos instruyan mediante la experiencia directa para una vida más sana, equilibrada, responsable
y feliz. Pero de momento, pedir peras al algar/robo no parece que sea
lo más indicado para salir de las cloacas estatalizadas desde las reales
pantuflas hasta la corinnilla. Por eso aun estamos inmers@s en estos
marrones demoledores. Ains!Pero ya queda menos, también es verdad.
Hasta que no hagamos los deberes del alma y lleguemos al Nosotr@s universal, nuestros cuerpos y circunstancias a su bola, solo serán rehenes personalistas de los instintos y sus debacles. Y seguramente, de lo que no cabe duda, es de que la misma experiencia devastadora acabará por despertarnos de una vez por todas. Y no hay que buscar culpables sino causas y efectos, que dependen de nuestras actitudes. Todo está en conexión, no lo olvidemos.
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