martes, 19 de octubre de 2021

Hoy quiero compartir un toque de lucidez tan sencilla y genial como la que nos dejó Tony de Mello, en modo libros y pdfs. Él fue descifrando las claves intemporales del mensaje de Jesús de Nazaret, el primer psicólogo experimental de la historia humana, que se atrevió a traducir en hechos las teorías y especulaciones culturales, filosóficas, políticas y religiosas. Un empeño que le costó carísimo: nada menos que una tortura pública con el finiquito de una crucifixión feroz y un mensaje, que revolucionó la vida de aquel mundo y que al cabo de tres siglos, fue secuestrada y acoplada a los moldes imperiales. Pero está claro que no consiguieron destruir lo indestructible, y la luz ha seguido su curso por distintas vías. No se trata de hacer catequesis ni lavado de cerebros a nadie, sino de hacer terapia globalizada y gratuita, personal y social para curarnos de lo que desde el fondo de nuestro equipaje vital nos impide reconocer nuestra esencia verdadera y libre. Tony lo descubrio y lo hizo muy bien. Era psicólogo, filósofo y terapeuta, escritor y sobre todo un ser despierto, con todo lo que eso significa. El hecho de ser jesuíta solo confirma que la búsqueda del equilibrio no es cosa solo de directrices determinadas, sino una libre elección al alcance de quien quiera quitarse la venda de los ojos y ver lo que hay o no hay a nuestro alcance. O sea, tomar conciencia, y Tony, como Jesús de Nazaret, también eligió despertar y dedicarse a la terapia humana colectiva y personalizada. Nos dejó verdaderas joyas experimentales como "El canto del pájaro", "Contacto con Dios", "¡Despierta!", "El manantial", "La oración de la rana" "Un minuto para el absurdo", "¿Quién puede hacer que amanezca?" "Una llamada al Amor" y alguna más, que no tienen desperdicio. Además de charlas y asambleas de sana libertad luminosa. Tony se fue muy joven, con 55 años, y no pudo venir a València como estaba previsto que hiciese aquel el mismo verano de 1987 en que murió tras llegar a Neva York para seguir currando sin parar. De todos modos ahí sigue en pie el evangelio como camino indeleble, aunque se le dé otro nombre. Los colores del arcoiris, la luz del día y la serena sombra de la noche, el viento que como la libertad del espíritu sopla como quiere y donde quiere, o la energía de la naturaleza, siguen en pie a pesar de todo, como la realidad incansable e infinita, la paciencia que ama, el lenguaje psicoemotivo,mental y creador que somos, aunque, con tantas distracciones inoperantes, egópatas e histéricas tardemos tanto en descubrirlo. Creo que en estos momentos, el despertar en común puede y debe ayudar muchísimo a comprender lo que nos pasa como idivíduos y especie en inevitable y ya obligatoria transición, por pura supervivencia. ¡Disfrutemos, si queremos, claro, de una vida mucho más profunda y libre, creadora y generosa, conciliadora, cooperativa, inteligente y feliz ! Poder se puede, estemos como y donde estemos (reclus@s, ex drogadict@s, exmaltratador@s, marginad@s, refugiad@s, mendig@s, enferm@s curad@s, suicidas resucitad@s con familia cambiada y regenerada sin necesidad de apuntarse a ninguna religión, brujería ni pseudociencia, porque han descubierto quienes son y para qué están en estos andurriales terrestres, así lo comprueban cada día... y son muchos años y experiencias al pie del cañón humilde y sencillo del voluntario cambio de conciencia) Poder se puede,obviamente. Otra cosa es que se quiera y se haga, of course! No es posible que cambie el cuerpo del mundo, si primero no cambian sus células de orientación, despiertan y comprenden lo que hay. No puede haber cuerpo sano con pensamientos enfermos, ni cuerpo enfermo con pensamientos sanos. Lo mismo le pasa al Planeta, así que ya sabemos lo que hay. Basta con ver las noticias y mirar alrededor. Lo demás ya es cosa de cada cual, querida familia!


MEDITACION 3
"Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y a quien te fuerce a caminar una milla, acompáñalo dos"
(Mt 5,40-41) 

 
Si observas de qué modo estás hecho y cómo funcionas, descubrirás que hay en tu mente todo un "programa" toda una serie de presupuestos acerca de cómo debe ser el mundo, cómo debes ser tú  mismo y qué es lo que debes desear. ¿Quién es el responsable de ese "programa"? Tú no, desde luego. No eres realmente tú quien ha decidido cosas tan fundamentales como son tus deseos y exigencias, tus necesidades, tus valores, tus gustos, tus
actitudes... Han sido tus padres, tu sociedad, tu cultura, tu religión y tus experiencias pasadas las que han introducido en tu "ordenador" las normas de funcionamiento. Ahora bien, sea cual sea tu edad y vayas a donde vayas, tu "ordenador" va contigo y actúa y funciona en cada momento consciente del día, insistiendo imperiosamente en que sus exigencias deben ser satisfechas por la vida, por la gente, por ti mismo.
De hacerlo así, el "ordenador" te permitirá vivir pacífica y felizmente; de lo contrario, y aunque tú no tengas la culpa, generará unas emociones negativas que te harán sufrir.
Cuando, por ejemplo, otras personas no viven con arreglo a las expectativas de tu "ordenador", éste te atormenta a base de frustración, de ira, de amargura... O cuando, por ejemplo, las cosas escapan a tu control, o el futuro es incierto, tu "ordenador" insiste en que experimentes ansiedad, tensión, preocupación... Entonces empleas un montón de energías en hacer frente a esas emociones negativas. Y generalmente te las apañas para gastar más aún energías en intentar cambiar el mundo que te rodea, al objeto de satisfacer las exigencias de tu "ordenador". con lo cual obtienes cierta dosis de una paz bastante precaria, porque en cualquier momento la menor nimiedad (un tren que se retrasa, una grabadora que no funciona, una carta que no llega...) no es conforme con el programa de tu "ordenador", y éste se empeñará en que vuelvas a preocuparte de nuevo.
Por eso llevas una existencia patética, siempre a merced de las cosas y las personas, tratando desesperadamente de que se ajusten a las exigencias de tu "ordenador", a fin de poder tú disfrutar de la única paz que conoces: una tregua temporal de tus emociones negativas,cortesía de tu "ordenador" y de tu "programa". 

¿Tiene esto solución? Por supuesto que sí. Naturalmente, no podrás cambiar tu "programa" de buenas a primeras o quizá nunca. Pero ni  siquiera lo necesitas. Intenta lo siguiente: imagina que te encuentras en una situación con una persona que te resulta desagradable y que ordinariamente tratas de evitar. Observa ahora cómo tu "ordenador" entra instintivamente en funcionamiento e insiste en que evites dicha situación o trates de modificarla. Si consigues resistir y te niegas a modificar la situación, observa cómo el "ordenador" se empeña en que experimentes irritación, ansiedad, culpabilidad o cualquier emoción negativa. Sigue considerando esa situación (o persona) desagradable hasta que caigas en la cuenta de que no es ella la que origina las emociones negativas (ella se limita a "estar ahí" y a desempeñar su
función bien o mal, acertada o equivocadamente, es lo de menos). Es tu "ordenador" el que gracias al "programa", se empeña en que tu reacciones a base de emociones negativas. Lo verás mejor si logras comprender que hay personas que, con un programa diferente, y frente a la misma situación, persona o acontecimiento, reaccionan con absoluta calma y hasta con gusto y contento. No cejes hasta haber captado esta realidad: la única razón por la que tú no reaccionas de este modo es porque tu "ordenador" insiste obstinadamente en que es la realidad la que debe ser modificada para ajustarse a su "programa".
 

Observa todo esto desde fuera, por así decirlo, y comprueba el prodigioso cambio que se produce en ti.
Una vez que hayas comprendido esta verdad y, consiguientemente, haya dejado tu "ordenador" de generar emociones negativas, puedes emprender cualquier acción que creas conveniente. Puedes evitar la situación o a la persona en cuestión; puedes tratar de cambiarla; puedes insistir en que se respeten tus derechos o los derechos de los demás; puedes incluso recurrir al uso de la fuerza... Pero sólo después de haber conseguido liberarte de los trastornos emocionales, porque sólo entonces tu acción nacerá de la paz y del amor, no del deseo neurótico de satisfacer a tu "ordenador", de ajustarse a su "programa" o de liberarte de las emociones negativas que genera. Y sólo entonces comprenderás cuán profunda es la sabiduría de estas palabras: "Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y a quien te fuerce a caminar una milla, acompáñalo dos". Porque te resultará evidente que la verdadera opresión proviene, no de las personas que pleitean contigo ni de quien te somete a un trabajo excesivo, sino de tu "ordenador", cuyo "programa" acaba con la paz de tu mente en el momento en que las circunstancias externas dejan de ajustarse a sus exigencias. Se sabe de personas que han sido felices... ¡incluso en el opresivo clima de un campo de concentración!
 

De lo que necesitas ser liberado es de la opresión de tu "programa". Sólo así podrás experimentar la libertad interior que está en el origen de toda revolución social, porque esa intensísima emoción, esa pasión que brota en tu corazón a la vista de los males sociales y te impulsa a la acción, tendrá su origen en la realidad, no en tu "programa" ni en tu ego.

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