miércoles, 20 de octubre de 2021

Y dále con los rencores sin fuste del postureo. ¿Tu quoque, gobierno de coalición? ¿Qué es más importante: la fórmula mecánica que incluye la palabra "perdón" en un falso arrepentimiento formal, o explicar que se siente profundo dolor por los crímenes cometidos por la banda etarra y se comparte el dolor de las víctimas y que lo de ETA fue un gravísimo error, que se lamenta y se rechaza totalmente? ¿Qué más perdón puede exigirse? Maixabel es el ejemplo práctico que el Gobierno debería valorar como modelo de conducta y valoración de los hechos ya irreversibles, para que nunca más se repitan

 

 Querida e impresentable "clase política"esto ya es el recolmo. Sí, la cosa atañe a tod@s vosotr@s, y no solo a la derecha que carece, demostradísimamente,  de conciencia por su propia (in)sustancia ética, cívica y social. Ayuso lo acabó de aclarar hace poco con su confesión aplastante: "nosotros no gobernamos con sentimientos", completando la frase se diría que, evidentemente, solo gobiernan en plan máquina tragaperras,  solo con fórmulas de paripe y juramentos en la Zarzuela o sea, en el teatro...Para hacer juego con la realeza en el paraíso de la eterna España belladurmiente. 

Nos está dejando a cuadros la actitud del Gobierno en el asunto del perdón a Otegi, a Bildu y a Euskadi en general. Estoy segura de que millones de español@s nos conmovimos y nos alegramos infinitamente por las palabras y el gesto auténtico de nuestr@s herman@s vasc@s. Por su proceso de conciencia y madurez creciente, por la bondad y la justicia equilibradora que expresaban con el alma. Sí, algo mucho más hondo, sano y humanizado que "pedir perdón" solo para cubrir expediente. No es el caso, y sí mucho más creíble tener sentimientos verdaderos de culpa colectiva, que se han expresado con palabras auténticas y no como lo del demérito cuando pidió perdón en la tele, asegurando como un robot programado que 'no volvería a suceder', lo que nunca dejó de estar sucediendo, como nos demostró y sigue demostrando constantemente -de donde no hay nada, nada se puede sacar, ains! Pero a él, inexplicablemente, ¡le creyeron! mientras mentía como vivía: como un bellaco.

Pero, claro, Otegi no es un rey, jolín! Ni tiene rendido a sus pies el agarradero de una Constitución hecha a medida de cualquier bazofia moral, siempre que sea real, dinástica, entronizada, coronada y para más inri,  si está colocada, atada y  bien atada  por un dictador contundente y genocida paseando bajo palio por las iglesias como el santísimo sacramento, que ha garantizado durante cuarenta años que sí  se puede y es súper rentable gobernar sin sentimientos, en plan sociópata total y hasta acondicionando príncipes deficientes para ser testaferros de una dictadura camuflada de monarquía, y nada menos que "democrática", qué jugada de antítesis. Toma ya! A ver que sinceridad, qué arrepentimiento psicoemocional y social, puede igualar semejante instalación política, con ese arte y ese salero. Los políticos profesionales ya están entrenados para que todo siga en el orden establecido y, hasta Podemos ha dejado cristalino el poder de las máscaras. Y ahora, el gobierno acaba de rizar el rizo de la complejidad teatral perfecta: como Psoe comprendemos y aceptamos lo de Otegi, como gobierno, no. Pensamos lo mismo que el pp. Hale! Sólo  Judas debe ser la inspiración de la jugada. Pero ya se sabe como acaban los Judas, ellos mismos son la soga en casa del ahorcado. 

Veamos el curriculum: 

¿Acaso ha pedido perdón ni se ha mostrado arrepentido Felipe González por lo del GAL ? ¿Acaso se ha arrepentido y pedido perdón Aznar por lo de Irak y sus consecuencias y por calumniar al Psoe con lo de Atocha en el 11M? Y para remate, están en el Consejo de Estado, siguiendo las pautas oficialistas de las "normas" mecánicas de las sociedades sin conciencia, sin sentimientos -que no son emociones, sino la inteligencia iluminando la emocionalidad, un pack imprescindible para que la conciencia despierte y crezca adecuadamente- Se llama inteligencia racional-emotiva, y es, justo, la cualidad imprescindible que nos distingue de los animales y del automatismo de la 'inteligencia' artificial y sus juegos de mesa y banca. O sea,  lo  que solo gobierna desde los números, las cantidades, los juegos manipuladores y la mentira como estrategia y táctica, caldo de cultivo del resto de sus "virtudes", donde la combinación entre el cuento de El traje invisible del emperador y El flautista de Hamelin, son la síntesis perfecta y la garantía del suicidio democrático como seguro de que todo riesgo es posible, sostenido por una póliza (im)política que toda España lleva pagando desde que la fundaron sus demoledores Reyes Católicos. No podía ser de otra forma. Lo horrible no solo fue que ellos existiesen en el siglo XV-XVI, sino que la cosa se alargase hasta el siglo XXI, promocionada por la propia historia de monarquías narcisas y deficientes, y estandarizada por un dictador genocida que eligió a Fernandete e Isabelita,  como modelo y paradigma de patria triunfadora y conquistadora. Al precio del alma de los pueblos, eso sí. 

El dictador fue una especie de Fausto que negoció con el diablo su supervivencia a cambio de vender el alma de España, su presente y su futuro, sí, al Mefistófeles de una corrupción silenciosa  sine die. Nos quitó el alma social y la vendió con nuestro miedo, que  él mismo sembró, cuidó y cosechó divinamente,  para sostener el ego del poder entre sus garras. Lástima que por ese establishment considerado la garantía de una estabilidad for ever, nadie a la derecha del mismo demonio, ha pedido perdón jamás por los crímenes y delitos aberrantes que se han ido cometiendo 'por razón de estado', una basura ya de proporciones colosales que las generaciones políticas van asumiendo como una garantía indudable de la propia democracia, es decir, del barullo "conciliador" de turbiedades que hizo el agosto en la maravillosa e interminable "transición", más bien un centro de estética par-lamentable, donde maquillar, operar y transmutar todos los agujeros negros que se pueden disfrazar en compendio constitucional intocable. El pasado facha no se toca, porque un dictador siempre acierta, no porque sea muy inteligente ni muy buena gente, sino porque manda y mata por cualquier cosa que no le convenga o no entienda, que para eso controla todo. Lo cierto es que la ETA y la dictadura militar son galletas de la misma harina, solo las diferencia las dimensiones del invento y los recursos materiales, no las 'cualidades' que son idénticas: violencia, venganza, odio, brutalidad, abusos, chantajes y falta de escrúpulos y de conciencia. ¡Qué exitazo por goleada, contra cualquier intento de reflexión, de cambio, de arrepentimiento y de mejoras verdaderas!

De esa insania histórica y miserable, momificada, sin detectar siquiera, deriva el hecho de que los prebostes (im)políticos del momento no vean en la actitud de la Euskalerría decente y sana, algo mucho más profundo y grande, que una simple petición de perdón mecánico, protocolario, -como la engañifa y comedieta mediática del demérito, por ejemplo- en vez de un cambio profundo, de una sanación social e ideológica, que debería alegrarnos y ser agradecida, mucho más que ofendernos y desconcertarnos 'ritualmente'. En la superficie solo protocolaria del paripé. 

Ellos,  nuestros hermanos vascos, mucho más arrepentidos que los corruptos incapaces de hacer lo mismo, han hablado desde el alma recuperada, que el dictador y los violentos que odian, le vendieron al diablo; ellos han hablado desde el dolor compartido y la conciencia mucho más despierta, que los políticos "profesionales" del carnaval. Hay modos de pedir perdón mucho más sinceros, sanos y nobles que la palabra perdón usada por hipócritas. Malamente se arrepentirá de nada quien no es capaz de experimentar el sentimiento de responsabilidad, culpa, dolor y pena, por sus errores. Ellos lo han reconocido así, de todo corazón unido al alma. No por un trámite solo de forma y sin sustancia. Como viene siendo lo normal en los confesionarios. Donde el arrepentimiento suele ser tan de boquilla que se queda en nada y por eso se repite el mismo trámite perdonador sin valor alguno que saque de la rutina perdonadora la atadura de la culpa. 

Tal vez para los católicos incapaces de perdonar sería muy bueno releer la parábola del hijo pródigo. En el caso de la nueva Euskalerría es el mejor retrato de la situación. El hijo pródigo ha vuelto a la vida. Hay que dar una fiesta y no un corte de mangas por incapacidad de entender que es posible resucitar y volver a casa de nuestra familia humana. Sobre todo, cuando esa familia no es perfecta ni está en condiciones de pedir peras al olmo con el curriculum que lleva en la mochila. 

¿Acaso ha pedido alguien perdón en la peña derechona por el golpe de estado del 36, por las masacres y el sadismo de las cunetas, por los niños y niñas abandonados en la orfandad o con sus padre fusilados y sus madres en la cárcel solo por no pensar como los fachas o por ayudar a un fugitivo que intentaba llegar a Francia para salvar su vida por el "delito" imperdonable de haber sido republicano? Pues eso. Todos y todas los y las español@s no estamos, precisamente,  en condiciones de alardear de perfecciones imposibles. Más humildad y más honestidad y menos hipocresía con la banalidad del mal,  no hacen daño a nadie, al contrario, son vitaminas y refuerzos para descubrir lo bueno que podemos construir en común y aun ni conocemos ni imaginamos, atados al pedrusco de la inercia hereditaria. Al "ordenador" de la manipulación, como diría Tony de Mello en una situación como ésta. 

Nos merecemos disfrutar el perdón. Todos somos imperfect@s. Pero también nuestros errores reconocidos se convierten en crecimiento, en abono para la mejor cosecha y en una vida mucho más equilibrada y feliz. La humildad es la mejor inversión en sabiduría y en progreso. En amor, sin concertinas de por medio.

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