martes, 18 de octubre de 2011

Problema real + Razón + Emoción+Sentimientos=Conciencia/Solución

La ecuación que titula este post quiere ser el resumen esquemático del movimiento indignado del mundo actual.
El sofisma del señor Zygmunt, que comentábamos ayer, en el post de más abajo, da qué pensar. Y creo que ésa es su gran aportación. Catalizar y aclarar las "razones" del 15M.
Un movimiento que no nació de una emoción ni de un pensamiento, sino del sentimiento de indefensión que produce una sociedad sin rumbo, vacía de contenidos vitales y necesarios. Líquida. Como el propio pensador polaco la ha definido. Líquida quiere decir, que no tiene consistencia, que corre y no sabe hacia donde. Como los torrentes o los ríos desbordados, porque un fluído no tiene conciencia si el hombre despierto no se la añade.

No es el pensamiento lo que mueve y renueva el mundo. Tampoco la emoción. Tanto el uno como la otra, también son flotantes, perentorios, puntuales y manipulables por la propaganda interesada. Son herramientas, pero no motores. El motor es la conciencia. Ella no es susceptible de manipulación. Y ésta es la síntesis realizadora de todo el proceso. La que permite que nazca el sentimiento como puente de unión del mundo interno individual, con la realidad compartida. Externa.

La realidad problemática es el origen de todo movimiento humano. Y la conciencia sentiente, la solución. Y esa conciencia se apoya en un proceso orgánico en el que intervienen, además de la realidad/problema, la emoción del shock que abre la atención y dispone el ánimo en una determinada vibración, el pensamiento derivado que pone en marcha a la mente para buscar soluciones prácticas, causas y efectos, asociar ideas y posibilidades, análisis y síntesis. Y por fin, el sentimiento consciente como fuerza resolutiva, compartida, programadora de realidades nuevas, y al estar acompañado de la conciencia, se añade el sentimiento ético, la moral renovada de otros valores nuevos, más la revitalización de los valores atemporales, ya en el olvido y en desuso, a causa de esa liquidez superficial y acomodaticia. Irresponsable e inmadura social y personal.

Los grandes movimientos humanos que han aportado cambios verdaderos en la base consciente y renovadora de la humanidad, han tenido siempre esa dinámica. Por ejemplo, observemos y miremos detenidamente el nacimiento de la religión judía, del Cristianismo, del Islam, el Budismo, del socialismo, el dcomunismo, de la revolución portuguesa de los claveles, del sandinismo en Nicaragua,d el mayo del 68, del despertar de Islandia, de la primavera árabe, de los indignados...y veremos que todos han partido de una realidad/problema, no de un pensamiento ni de una emoción. Sino de un sentimiento consciente/activo y de una conciencia sentiente/respondable. Y aquí quiero citar a un pensador de bolsillo, ligero y muy entendible por todos: Francesco Alberoni. Creo que es una de las aportaciones más lúcidas que en la valoración de los sentimientos inteligentes, ha sido y es un pionero que tal vez don Zigmunt debería leer antes de opinar. Alberoni expone algo muy parecido a este teorema de hoy. Algo que no es líquido, ni sólido ni gaseoso, sino espiritual, permeabilizador. El movimiento del alma humana hacia su fusión con el espíritu por medio del amor y el enamoramiento, del cambio imprescindible, que atraviesa la historia como una onda sutilísima y promotora de todas las mutaciones que la mejoran desde dentro. Un impulso transformador y generador de vida, sentido de la vida, compromiso, soluciones nuevas y originales, belleza, dinamismo, adaptabilidad. Y todo ello impulsado por ese motor invisible pero siempre presente de un enamoramiento vital, existencial, entusiástico y lleno de razones que el corazón activa y fertiliza. Por eso el Profesor Alberoni descubre el mismo empuje divino y humanísimo en el enamoramieto de la pareja humana que en el entusiasmo reformador, revolucionario o evolucionario, de la sociedad en proceso de cambios definitivos. Una manifestación sublime del eros. Ya que el eros, como todo valor atemporal, tiene diversas manifestaciones que van de lo grosero a lo sutil. Igual que los procesos mentales o emocionales, devotos, religiosos, conductuales o artísticos.
Alberoni afirma que tanto el enamoramiento como el impulso renovador de las sociedades humanas obedecen al mismo empuje: al amor como fuerza motriz de la vida y de los cambios que mejoran e impulsan la evolución.

Creo que es exactamente así el origen del 15M. Una indignación fertilísima, espléndida en recursos, en soluciones nuevas, en creatividad, que va mucho más allá de cualquiera de las otras movilizaciones de la historia, que ya ha superado el concepto "revolución", enemistad, antagonismos, rupturas, y ha incorparado la noviolencia, la solidaridad mundial, la comunicación/comunión, la globalidad como un bien y no como explotación masiva y destrucción de derechos y particularidades culturales. El respeto a lo diferente y su valor en la unidad. Está muy claro que en ese entramado superinteligente no puede faltar el pensamiento ni la idea, ni la razón, lo único que el viejo profesor polaco parece que echa de menos es un tratado, una guía ideológica y teórica impresa y firmada por ideólogos. Consensuada en las universidades y, quizás, aprobada por el club Bildelberg o por el FMI o el Banco Mundial. Pero no es el caso. Ni es necesario. La realidad/problema viene precisamente de esa dirección catesiana del "pienso, luego existo", que ya está siendo sustituida por otro paradigma mucho más humano: "amo, luego, existo, pienso, me menifiesto, comparto y actúo".

No es que se deba rechazar el pensamiento en favor de la emoción. De hecho en el 15M no es así, quienes están trabajando en él lo saben perfectamente. Lo nuevo, lo que está naciendo ahora, es el continente de la conciencia racional-emotiva. El pensamiento solo, unido a la emoción de la masa teledirigida puede enrarecerse muchísimo y derivar en un totalitarismo como ocurrió el pasado siglo con los movimientos del pensamiento y de la emoción xenófoba, etnocéntrica o ideocéntrica, nazi, fascista, kamikace y comunista.O como ha ocurrido a lo largo de los siglos con las guerras religiosas que han destrozado tanto y a tantos. Pero esta vez no es así, porque hay justamente un componente espiritual, que no religioso. Son valores espirituales y por eso tan humanos y justos, que por sí mismos producen unanimidad en cualquier rincón del planeta. Por eso mismo no hay líderes ni "pensadores", sino amantes inteligentes de la gran verdad: el hombre y su desarrollo justo y sano.

Si tuviese que resumir para el señor Zigmunt el "pensamiento" director del movimiento indignado y su capacidad para mover el mundo, lo compararía con un pentecostés laico, inmenso, en el que la conciencia cósmica misma, que muchos llaman dios, en vista de la inutilidad obstaculizadora y confusa de las religiones y las ideologías ha tomado la iniciativa desde el interior del hombre y resuena al unísono y en sincronicidad, en todas las conciencias despiertas del continente humano. El sexto continente, aún por descubrir. El territorio de la energía interna, que manifestada socialmente, será el único recurso posible para que la vida continúe en el planeta Tierra.

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