domingo, 2 de octubre de 2011

El gran giro imprescindible

Se me ocurrió poner las noticias del Canal 24 Horas de tve. Y me encontré la primera sorpresa agradable en mucho tiempo. Rubalcaba reunido con las mujeres - y bastantes hombres sin complejos, también- en un foro de debate. Espléndido. Y no sólo espléndido por las cosas importantísimas que se dijeron y debatieron, sino por el verdadero carisma inteligente y sano de ese servidor público, corredor de fondo, que nunca ha tenido hasta ahora la oportunidad de demostrar de un modo explícito como se puede hacer compatible decencia con eficacia social y política. Es cierto que durante su ejercicio como servidor responsable del Ministerio de Interior, ha hecho más progresos hacia la pacificación de Euskadi y el desmantelamineto de las "razones" irracionales del terrorismo, que ningún otro ministro del ramo en los años de democracia que llevamos vividos. Es cierto que su modestia y su prudencia le han hecho pasar por un hombre gris agarrado al aparato del poder en cualquier función de comodín. Nunca se ha echado flores, nunca se le ha visto empeñado en destacar. Al contrario, siempre le recuerdo animando a los compañeros y compañeras de gobierno, felicitándose a sí mismo por poder felicitarles. Alegrándose del bien ajeno y haciéndolo propio. Generoso y solidario, capaz de poner el bien común por encima del lucimiento personal. El socialismo se refina. Se concentra en las virtudes humanas de este hombre pequeño de talla física y grande, bastante más grande, en talla interior. En talla moral. Y lo mismo que en el 2004, cuando vi a Zapatero dejar a un lado los comentarios de la prensa que hundían la desvergüenza de un PP mentiroso descaradamente, e incapaz de algo más que de acumular cementos, ladrillos y guerras, para irse directo, como responsable de la oposición, al lado de las víctimas del 11M, sin "aprovechar" la ocasión para hundir el barco autorpedeado de la derecha insensata, supe que era el servidor adecuado para ese momento histórico, en que el país entero exigía la salida de Irak -sin ser escuchado obviamente por Aznar-. Pues la misma sensación reconfortante me ha producido, por fin, encontrar a ese hombre que la Providencia coloca en este momento al frente de una opción mayoritaria, de quienes se habían quedado sin voz y sin motivos para el voto.

No me ha conmovido, aunque sí me ha convencido, su discurso político, porque es el justo. No es ninguna novedad. Lo que sí me ha conmovido es su disposición, su cercanía. Su talante de maestro sabio de EGB. O de profe de ética de instituto. Ese convencimiento natural de que el bien siempre es posible, de que es el estado natural del ser humano. Su cercanía, su conocimiento de casos particulares de malos tratos, de charlas con sus policías mucho más protectores y custodios de las mujeres maltratadas que represores de la libertad de expresión. Y la mano que no tiembla si tiene que poner límites racionales y coherentes a los abusos contra los derechos ciudadanos. Me ha conmovido su capacidad para escuchar y su modestia científica, tan de síntesis real. ni una sola contradicción entre sus palabras y sus actos. Algo casi imposible de encontrar en un "político" de profesión. Sus sugerencias acerca de las listas electorales abiertas, que es lo que los ciudadanos queremos. ¿Por qué tener que votar obligatoriamente a un grupo de personas, de las que sólo te parecen dignas de voto una o dos? Me parece muy conveniente. Lo mismo que la amplia incorporación a su oferta electoral, de las propuestas del 15M. Sabe escuchar y comprender cuando hay que cambiar de rumbo y girar hacia donde toca, con el resto de Europa, que también está descubriendo en pleno las maniobras orquestales y confusas de la ultraderecha europea que han provocado lo que estamos sufriendo hoy en todo el Continente. El desgaste de la ciudadanía la servicio de la especulación salvaje y de un consumismo ya casi delincuente.
Su programa lo voy desglosando poco a poco, para estudiarlo bien. No quiero sólo el "voto útil" para parar la rueda apisonadora de Mordor en la tierra media. Quiero que mi voto tenga un sentido mucho más amplio y convencido que sólo el de votar el mal menor. Sé que la inmensa mayoría de los españoles estaba esperando escuchar ese mensaje. Aunque el PP ya había lanzado su falso silogismo demagógico contra el candidato de la sensatez, diciendo que si de verdad fuese tan válido, por qué no ha hecho nada para impedir el "desastre". Una estupidez como la copa de un pino, por varias razones: ¿Desde cuando un ministro de un gobierno puede tomar la responsabilidad que le corresponde al presidente? El ministro sólo debe ser impecable en su parcela de responsabilidad. Y eso Rubalcaba lo ha demostrado en todo. Seguramente habrá opinado y sugerido cosas, pero seguramente no se le escuchó demasiado por miedo a la crisis mundial. Lo cierto es que aún no he visto ni descubierto a ningún miembro del PP que tenga las cualidades de este hombre modesto y limpio de corazón. Inteligente y moderado, pero sin miedo alguno a los cambios imprescindibles que sus conciudadanos están exigiendo en este momento de traumas globales dramáticos y también llenos de esperanza. Rubalcaba puede ser el vínculo político decente y eficaz que reconcilie los cabos sueltos que el PP ha estado rompiendo durante las dos legislaturas para poder desgastar al País entero y hacerle renegar de sus logros democráticos en favor del rencor y la revancha de los que fracasan por incapacidad y por falta absoluta de visión y de contenidos éticos.

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