lunes, 17 de octubre de 2011

Ahí va eso. Casi ná. Lo acabo de leer en el País y flipo en clorines. Atención, queridos míos: Al padre de la modernidad líquida le parace que el 15M también está acoplado a su teoría. Le falta pensamiento, según dice y le sobran emociones...suponemos que además será pensamiento líquido y emociones al bañomaría, por su puesto!
Y yo me pregunto, ¿cómo ese abuelito desde la Polonia, no sólo líquida, sino tiesa, rígida, helada, carca y wojtilosa, puede estar tan seguro de algo que no conoce, nada más que por las crónicas polacas de la liquidez inorgánica? No sé, yo creía que los pensadores y los científicos se molestaban en investigar en directo antes de opinar y montar una tesis por su cuenta, que contactaban con la realidad social de la que hablan, que viajan y observan y con humildad, preguntan lo que no saben antes de imaginárselo. Pero se ve que cuando la edad -de piedra- hace de las suyas, se investiga desde la mesa camilla, la wikipedia y el ratoncito Pérez, por aquello de ir poniendo los dientes donde la iluminación caiga directa sobre el pensamiento exclusivo del genio en cuestión.
A este don Zygmunt, cuya realidad líquida no sé si creemela o recogerla con la spontex y la fregona, le invitaría, junto a doña Noemí, la del Wall Street gaseoso, de fisicidad también en estado bobesponja, hasta el momento, a darse un paseíto por las asambleas de barrio españolas, por la concretez sólida de otra realidad menos neblinosa y surrealista que la suya. Claro que para eso este don Zygmunt Zfrgoitz, debería desplazarse por una Europa líquida a medio arruinar por ese sistema maravillosamente dúctil y maleable del abuso dineril. Combinado con el pensamiento de cemento armado, que de momento es lo menos líquido que se puede imaginar.Vamos, un lío de órdago.

A ciertas edades, si no se puede superar a Hessel y a José Luis Sampedro y sólo se corre el riesgo de decir chorradas senil-liquefaccientes, porque las neuronas ya no están para bromas y las gafas se empañan demasiado -quizás por el vapor de tanta modernez líquida junto a la estufa y el moquillo que se cae con el calorcito- , lo mejor es callarse por prudencia y sabiduría propia de la edad, y esperar a que la realidad misma salte a la yugular indignada de un mundo al que le sobran pensamientos líquidos, voluntad gaseosa y egoísmo sólido. Como el atrevimiento estático de los que sorben noticias desde su casa, hablan sólo de oídas, contadas y leídas y encima, juzgan y critican.
Lo dicho, Don Zygmunt, échele valor, con el carnet de pensionista pillese un vuelo a Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia en Ryan Air y si logra sobrevivir y se repone pronto del trauma, se llevará una sorpresa muy emotiva y muy inteligente. Bastante sólida, gracias a Dios. Puede usted hacerse unos cuantos acompañamientos de deshaucios a la carta que hay muchos y nada líquidos, aunque muy modernos. Y así podrá comprobar in situ como funciona el pensamiento unido a la emocionalidad, hasta resolver la cuadratura del písulo con hipotécula. Con otra cosa que a usted a lo mejor ya se le ha olvidado en su propia historia: solidaridad humana. Pura y total. La síntesis perfecta y sine qua non de la supervivencia. ¿A usted le parece que un deshauciado que ha perdido su casa, que un parado sin subsidio, que un arruinado, que un niño en un barracón sin escuela y sin comedor, con los padres sin trabajo o un anciano como usted, pero enfermo de verdad, al que niegan la la asistencia de los dependientes por recortes que están en los sueldos de los políticos y banqueros, están en condiciones de distinguir entre pensamiento y emoción? Para eso está el pensamiento del 15M. Para pensar por ellos en esos momentos de bloqueo y desorientación, y prevenir y hacer razonar, mediando, a los abusadores con la Ley y la Constitución en la mano. Y los sentimientos -algo más que emociones, Don Zygmuntsky- para darles cobijo, apoyo y acogida. Sin cobrarles el copago ni el IRPF.
A lo mejor en la católiquísima Polonia es que esa solidaridad se les terminó con la reconversión transmuradora de Lech Walesa el sindicalista en jefe de gobierno. Y las visitas de Wojtila pidiendo a los santos que resuelvan las injusticias del mundo, mientras el mundo se muere de asco entre un gloriapatri y una bendición urbi et orbe. Vaya usted con dios, Don Zygmunt, pero no diga más tonterías sin calcular primero las consecuencias. Al menos, eso dicen que hace un sabio antes de hablar. Y mucho más si encima, se publica en la prensa lo que se ha dicho. O quizás usted en realidad no existe, sumergido en su propio jugo. Líquido como la modernidad.

No hay comentarios: