sábado, 22 de octubre de 2011

Decadencias

Cervantes, Quevedo, Eladio Cabañero y su poesía desde el andamio, García Pavón y su Plinio, el Séneca de Tomelloso, Ángel Crespo, Antonio López y su transparencia hecha forma, color y mística de lo real, Miguel Fisac, el viejo maestro de la belleza habitable en piedra y luz,Losé Luis Perales, un artesano de baladas sin desperdicio...tantos genios de lo exquisitamente vivible y tantas preciosas mentes y sensiblidades que están colgadas en el armario rancio del olvido en esa Castilla -La Mancha, actualmente rehen de la cospedalidad, de los Almodóvares, de los muchachadasnuit y ahora, de los Josésmotas. Una pena.

Hacer apología televisiva del mendruguismo dándoselas de crítico manchego, repartir dividendos de la torreznez mental y tratar de hacer una filosofía versión gachas incomestibles intentando que sea humor, no es un curriculum muy edificante ni un motivo suficiente para ocupar una banda horaria de programación como la noche del viernes. Se echa de menos una audiencia capaz de llenar hasta la bandera aquella magnífica "La Clave", de José Luis Balbín, justo en la fecha punta del fin de semana, o los programas de verdadero humor de Tip y Coll o Gila, o un buen programa de variedades como aquellos de José María Íñigo o los de Mercedes Milá, cuando todavía no había perdido facultades en la red del Gran Hermano, programas en que se mezclaban con talento la actualidad, el humor, las entrevistas muy bien hechas a personajes siempre interesantes, la craetividad y las actuaciones en directo de cantantes y músicos. No sé cual será la causa de este tobogán sin fondo por el que se desliza la garrulez en olor y griterío de multitud. Recuerda aquella moda yanky de hace unos años, en que se exaltaba en las películas la idiotez, la torpeza, la mala uva palurda, lo cutre y lo vulgar, lo zafio. Esto es en resumen, el show de José Mota o la piel acartonada e histriónica del último peñazo de Almodóvar. Lo que en La Mancha llamaban "el quiero y no puedo". El humor que se basa en la acritud y en el esperpento, en los estereotipos ridículos, puede valer para contar un par de chistes a los amigos, pero intentar llenar con él una hora de programa, se hace insufrible. Tanto, que ayer, el show de Mota, dejó de ser una mota, para convertirse en tonelada...de plomo. Más de lo mismo. Topicazos y repeticiones. La socorrida doña Rogelia pasada por una Blasa sin gracia alguna, el viejo verde con las mozas de buen ver y frescachón exhibir, sin más argumento que un estribillo ramplón, el alargamiento insufrible del bis de sí mismo. Si este bodrio se emitiese en una cadena privada, no me atrevería a decir nada. Cada cadena puede emitir lo que quiera siempre que lo pague ella misma o su grupo empresarial. Pero no puedo callarme por más tiempo ante esta invasión de lo impresentable, porque la televisión pública también la pago yo. Y para colmo, como manchega de origen, me siento abofeteada por esa ristra de espantajos sin ingenio alguno, que aburren, cansan y machacan siempre sobre lo mismo, como un martillo pilón. ¿Tan mal está el ingenio español como para colocar estos bodrios en el lugar estrella de la noche del viernes? ¿O es que tal vez los programadores de TVE infravaloran absolutamente al espectador? ¿O será que los programadores están bajo mínimos y contratan lo que a ellos les gusta sin pensar un poco más en la posibilidad de que sus gustos no sean universales? ¿O es que hay una conjura soterrada para idiotizar cada día un poco más al personal televidente para convertirlo en telemerluzo?
No sé en realidad cual pueda ser la causa de que La Mancha esté produciendo estos fenómenos par-anormales, pero lo cierto, es que se echan de menos las historias de aquel Plinio ingenioso y sencillo, tan lejos de la bilis cansina y amargada de ese Mota reiterativo y pesado, que se lo pasa pipa consigo mismo, como Narciso. Nada censurable, desde luego, si no lo hiciese con los dineros públicos y se montase el show en los establos o en los corrales de Alcafrán, su pueblo putativo.

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