domingo, 8 de enero de 2023

Pues sí, resulta que sí se pueden arreglar las cosas y mejorarlas hasta reinventar lo necesario en modo mucho más inteligente y sano, mientras se trabaja junt@s y adecuadamente para regenerar y sanar a la pobre, maltratada y sufridísima Madre Tierra. Sí, claro que sí, aun es posible crear empresas que cooperen con el Estado y con la ciudadanía en crear bien común sin forrarse arruinando al prójimo, y como resultado regenerando y curando el medioambiente, al fomentar y facilitar el autoconsumo responsable, mucho más barato y mucho menos parásito planetario que el consumismo anergético actual convertido en necesidad y en engocio especulador, inhumano y amoral, que enriquece a cuatro gatos mientras arruina e intoxica a millones de personas y de familias, y va acabando exponencialmente con el Planeta. El único rincón del sistema solar habitable y respirable de que disponemos, por más que la NASA espacioplanista, imagine posibilidades hoollywoodenses en los espacios siderales. A lo mejor ser un poco más sapiens que cromañones y neandertales a saco, tiene algo que ver con estos aciertos en el uso de la energía...no sé, digo yo...Soluciones haylas, otra cosa es que haya luces para verlas, gestionarlas y aplicarlas adecuadamente por, para y entre TOD@S y no solo al serivicio del forring office por los siglos de los siglos, hasta que la Tierra, agotada y hecha puré por sus depredadores biodiscapaces y pastafílicos muy mucho ilusionables, cierre por defunción de la misma vida...

 

Más de medio centenar de municipios valencianos han constituido comunidades energéticas para el autoconsumo

Placas solares instaladas en el proyecto de Albalat dels Sorells, la primera comunidad energética valenciana.

Laura Martínez

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El año en el que la factura de la luz y los precios energéticos han marcado récords constantes también ha sido el del récord del autoconsumo. Las instalaciones y las solicitudes han duplicado las cifras en los últimos dos años, motivadas por el incremento de precios, la sensibilidad medioambiental y la conciencia hacia un modelo energético menos dependiente de los oligopolios.

A falta de una fotografía del año completo, el último informe sobre autoconsumo en la Comunitat Valenciana, correspondiente al tercer trimestre de 2022, apunta que existen 35.000 instalaciones de autoconsumo energético, frente al medio millar que había en 2019. Estas instalaciones incluyen desde viviendas y garajes a estructuras agrícolas o industriales y de cualquier tecnología (biogas, fotovoltaica, hidroeléctrica o cogeneración, esta última una cuarta parte de la potencia total instalada). La cifra comenzó a crecer significativamente a finales de la primavera de 2021, según muestran los gráficos de la dirección general de Energía. En potencia total instalada hay 497 megavatios en instalaciones de autoconsumo, 92 más que el pasado año. Del total de potencia instalada, 365 megavatios proceden de fuentes renovables, la gran mayoría de energía solar fotovoltaica. La cifra de fotovoltaica supone un 34% del potencial real de la Comunitat Valenciana, según la dirección general, que toma como referencia la hoja de ruta del Ministerio de Transición Ecológica.

En el mismo periodo, una de las fórmulas para el autoconsumo que ha ido ganando popularidad son las comunidades energéticas locales. A falta de un censo exacto, que se encuentra en elaboración, la Conselleria de Economía y la agrupación de comunidades estima que hay entre 50 y 60 puestas en marcha, un 10% de los municipios valencianos, y auguran que en el presente año la cifra pueda duplicarse. A principios de 2021, según el registro del ministerio, solo había 8 en la Comunitat Valenciana, tres de ellas en la ciudad de Valencia, impulsadas a través de la fundación municipal València Clima.

Las comunidades energéticas son un modelo similar al cooperativista para producir y distribuir energía procedente de fuentes renovables para el autoconsumo, en el que tienen participación los ayuntamientos, vecinos, empresas y entidades locales. Es un sistema “descentralizado, justo, eficiente y colaborativo”, según explica Juan Sacri, representante de Sapiens Energía y presidente de la agrupación de comunidades energéticas valencianas (Avace), que agrupa a siete empresas. Desde 2021 las conselleries de Transición Ecológica y Economía Sostenible han puesto en marcha ayudas y subvenciones para las instalaciones colectivas de autoconsumo, en aras de obtener un modelo energético más sostenible y menos dependiente de la volatilidad geopolítica. Además, este año el Ministerio de Transición Ecológica financiará otras cuatro en la Comunitat Valenciana, de los 29 proyectos nacionales.

Según el representante de Sapiens, actualmente hay en la red eléctrica unos 3 megavatios de energía fotovoltaica procedente de comunidades. La cifra crecerá significativamente este año, dado que hay varios proyectos en polígonos y parques industriales de 1,5 megavatios cada uno. Este año han impulsado 35 proyectos, a los que se suman otras empresas como Enercoop, que en Crevillent completa una instalación de 120 kilovatios para proporcionar energía a unas 70 viviendas y ha sido citada como referente por la Generalitat Valenciana.

Sacri explica que “hay un interés claro por ahorrar en la factura eléctrica de los ciudadanos, mostrar que existe una alternativa al modelo tradicional”. El ahorro medio estimado era de un 30% en 2021, pero con las variaciones del mercado eléctrico se ha llegado a estimar en hasta el 50%, indica. Además de las ventajas económicas, el responsable cree que parte de la población busca “una energía más humana y en manos de las personas. Un modelo más justo, más sostenible”. El responsable de Sapiens aboga por instalar placas solares en las cubiertas de los edificios, públicos o privados, para el modelo de autoconsumo. “Intentamos aprovechar infraestructura existente”, indica.

Sobre el conflicto reciente en materia de plantas solares, el responsable cree que la cuestión principal es “cuál el modelo de desarrollo” de la transición energética. “Necesitamos renovables”, sostiene, pero “el conflicto es dónde y cómo de grandes son las plantas. Es el modelo empresarial y la implantación territorial”. “Hay que acercar la generación al consumo para hacer cosas que tengan sentido humano”, defiende. Sobre el consumo industrial, apunta que este año han iniciado proyectos en parques industriales y polígonos, como en Gandia. “Es totalmente posible desarrollar plantas pequeñas cercanas al consumo. Es el modelo que defendemos, la generación de proximidad”

El modelo de comunidad energética integra a los agentes sociales y reparte la electricidad por coeficiente, en función de la participación, reservando un margen para unidades familiares vulnerables o usuarias de los servicios sociales. “La finalidad es generar beneficios sociales. La idea es autoabastecerse de energía o de servicios como movilidad eléctrica compartida”, concluye. 

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Más aspectos del mismo problema, que no podemos ignorar y que también necesitan una información completa, que nos lleve al acuerdo y no a la eterna "lucha" agotadora entre opciones y propuestas, mientras el clima, el Planeta y la humanidad se van  al mierda en el mismo overbooking energético fatalmente entendido con las prisas por forrarse y ser eficientes energéticos en el mismo  forring de siempre...Ains!!!!

León a la cabeza y Madrid a la cola: así es el desequilibrio de la generación renovable en España

Parque eólico en Lebrija, en Sevilla.

En 2022 ha quedado claro que la energía renovable abarata enormemente el precio de la luz, como ha ocurrido en la última semana. Para continuar esa senda, España tendrá que instalar en los próximos ocho años cientos de proyectos de energía solar y eólica con el fin de cumplir con su compromiso para 2030 de que el 74% de su electricidad sea verde (ahora lo es el 48%). Sin embargo, algunas regiones han puesto hasta ahora trabas a la transición energética y tendrán que acelerar el paso en el futuro, como Madrid, Cataluña o Valencia, según los expertos. 

El mapa de producción renovable en España muestra enormes diferencias entre comunidades autónomas. Unas ven la instalación de molinos de viento y paneles solares como una oportunidad para impulsar la economía, especialmente las que tienen mucho territorio y están poco pobladas. Mientras que las más urbanitas suelen reservar su suelo para ampliar las ciudades, ponen trabas ambientales para su instalación y prefieren traer energía de los alrededores. 

El ejemplo más claro es Madrid, que apenas produjo entre enero y septiembre el 3,75% de la luz que consumió, pero se alimentó gracias al enorme superávit que tiene Extremadura con sus dos centrales nucleares y su capacidad fotovoltaica. De hecho, los extremeños generaron 5,6 veces más electricidad de la que consumieron en los primeros nueve meses del año. Esta situación también ocurre en Valencia, que importa energía de Castilla-La Mancha; en Cataluña desde Aragón; y en País Vasco con Castilla y León. 

Pedro Fresco, hasta hace unas semanas director de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, entiende que el principal causante de esta brecha es la geografía. El norte de España capta menos luz solar que el resto de la península y precisamente la energía fotovoltaica es la más barata de todas, mientras que la instalación de eólica —una tecnología muy eficiente en la costa cantábrica— es más compleja y costosa y va muy por detrás de lo que planificó el Gobierno en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). 

Cataluña y la Comunitat Valenciana no tienen problema con el sol, pero los proyectos se estancan allí por cuestiones administrativas. Los expertos coinciden en que en ambos territorios se da la paradoja de que los gobiernos autonómicos dicen estar comprometidos con el medio ambiente, pero tanto que ponen trabas a las renovables para evitar que impacten en el entorno. 

"Una parte del ecologismo pone por encima la protección del paisaje sobre el futuro del planeta, y eso para mí es un error", opina Daniel Pérez, analista de energías renovables. "Hay que mantener un equilibrio entre proteger los ecosistemas y producir electricidad limpia", añade. 

Pedro Fresco, que precisamente fue destituido por chocar con la visión de Compromís, no esconde su opinión sobre este asunto. "El departamento de Paisaje es un hueso muy duro de roer para los promotores", dice. En Cataluña, por su parte, todo proyecto fotovoltaico de tamaño medio debe dar un 20% de la instalación al ayuntamiento, una medida que aprobó el Govern hace un año para evitar el rechazo de las comunidades de locales. 

Madrid, según los expertos, también es una de las regiones que más trabas administrativas pone a estas plantas, aunque en su caso es para evitar que se ocupen terrenos donde todavía no se han construido viviendas. 

Los técnicos consultados reconocen que es normal que existan diferencias geográficas en la producción y el consumo, como hay en la agricultura o la industria, aunque habría que suavizar las diferencias, según Pedro Fresco. "Seguramente Madrid sea siempre dependiente y Extremadura excedentaria, pero no podemos permitir que haya comunidades absolutamente dependientes", afirma.  

El exdirector de medioambiente comenta que hasta ahora ese sistema había funcionado, pero a medida que la energía se encarezca como ya ocurre, levantará ampollas entre gobiernos autonómicos. Pone de ejemplo las tensiones con el agua del trasvase Tajo-Segura y cree que quienes ahora lideran la generación eléctrica tienen legitimidad para pedir que se lleve allí la industria y no a los polos tradicionales. "Las comunidades autónomas que no producen energía no tienen nada que ganar y sí mucho que perder, porque tiene sentido que la industria esté cerca de la producción de energía", añade Fresco.  

Esta situación se acentuará en los próximos años por la transición energética, ya que las instalaciones de generación de hidrógeno verde o metanol verde necesitan estar junto a huertos solares que les abastezcan de electricidad. Y las futuras fábricas que funcionen con estas partículas serán más rentables si se construyen junto a plantas de producción. 

Por su parte, Xavier Cugat, experto en energía solar, cree que no es necesario entrar en una batalla entre comunidades, sino que es perfectamente posible repartir la producción equitativamente. "Para hacer una transición energética completa necesitamos el 2% del territorio, y a mí personalmente me parece muy poco a cambio de tener electricidad limpia y segura", opina. 

Está por ver cómo encajan a partir de ahora las comunidades autónomas más exigentes la nueva normativa de Bruselas. Los ministros de Energía de la UE votaron el 19 de diciembre a favor de decretar la instalación de renovables como proyectos de interés superior y durante los próximos 18 meses podrán saltarse las directivas comunitarias de medioambiente. “La guerra de Ucrania suaviza poco a poco las exigencias de muchos gobiernos, que ahora se han dado cuenta de que producir energía renovable es una prioridad”, sentencia Daniel Pérez. 

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Comentario del blog:

Tal vez lo más prudente sea valorar las opciones en los municipios y comunidades, y no dejarlas solamente en manos del Estado  mediante una "solución" global traumática y socialmente "igualitaria", que indudablemente sería injusta. Es evidente que no se puede consumir la misma cantidad de energía en Huesca que en en Murcia, en Orgaynà que en Mérida, ni en enero que en mayo, en el campo que en la ciudad, en poblaciones muy grandes o en pueblos pequeños y aldeas, en lugares donde no se puede respirar o en espacios con mucha menos contaminación...No se puede gestionar a lo bestia y en mogollón sin crear injusticias, abusos empresariales y agresiones climáticas más que evidentes. Precisamente ahí entra el valor y la necesidad responsable del autoconsumo energético, regulado por las comunidades municipales, donde el acceso a los trámites y la proximidad de los problemas y soluciones son mucho más sencillas y fáciles de arreglar sin que haya irresolubles impedimentos. 

1er paso: Informar en los municipios, convocando al vecindario para explicar con claridad y sin enredos ni tertulias televisivas a grito pelado donde nadie escucha a nadie y todos gritan a la vez, el problema climático y sus soluciones, facilidades y dificultades comprobadas, beneficios y perjuicios resultantes para tod@s y mediante la participación de científicos verdaderamente expertos en activo, y técnicos especialistas en la instalación y mantenimiento de espacios para instalar placas solares y elementos eólicos. 

2º paso: Explicar claramente desde el municipio las diferencias ecológicas y económicas que hay entre un consumo energético extensivo mediante empresas controladoras, y un autoconsumo con instalaciones de placas en cada casa. Sin duda, una diferencia abismal en todos los aspectos. 

3er paso: Aclarar públicamente el papel de las empresas que se encargan de controlar la gestión de unos servicios públicos fundamentales, que realmente deben ser dirigidos y orientados por el Estado, aunque las empresas privadas ofrezcan un servicio puntual remunerado y por contratos temporales, nunca vitalicios, como albañiles para hacer obras, carpinteros, mecánicos, técnicos de mantenimiento, fontaneros, trabajadores en los medios de transporte y abastecimiento, etc, etc, como sucedía en España hasta los años noventa, más o menos, cuando RENFE, GAS NATURAL la Sanidad, la Educación y tantos servicios públicos de la limpieza, aun no habían sido privatizados y puestos en plan felpudo a los pies de empresas-sanguijuela y sin control alguno por parte de la responsabilidad estatal, como sucede ahora mismo, un sistema en el que la desinformación y deformación de noticias y comentarios ad hoc, acaban por enmarañar, confundir y enfrentar a la misma ciudadanía. Por ejemplo, el golpe de la Castor en un gobierno supuestamente socialista fue un síntoma terrible de la patología que sufríamos y seguimos sufriendo  cada día con más resignada "normalidad". 

4º paso: Este estado disfuncional absoluto para la mayoría pero, a la vez,  rentabilísimo minoritariamente para una economía sin escrúpulos ni conciencia ni inteligencia racionalemotiva -léase sentimientos y no emociones ni ideas fijas- suficiente para comprender la necesidad del bien común  como única supervivencia posible, ¡hasta para los millonarios,sí!- es el resultado demoledor, el efecto Hiroshima de un sistema zombi, ultravalorado solo cuantitativamente pero pisoteado y aplastado en lo cualitativo, en la calidad sistémica, que aun se "ilusiona" en plan fisión atómica con mantener vivos los mismos procesos patológicos que le matan el alma por no querer elegir y aplicar la fusión de los átomos inteligentes, que es el bien común social, económico, político, cultural y planetario. Fisión es ruptura, fragmentos, disolución, oscuridad, caos. Fusión es el revés: sentirse uno con tod@s en lo fundamental, que es la vida como tejido básico, energético y autoconsciente, luminoso, que nos implica como hilos de una totalidad/tejido  universal y al mismo tiempo repartida en cada recipiente humano, en cada hilo planetario y cósmico. 

La consciencia es el telar y la rueca. La calidad de vida, el resultado. Nosotr@s l@s diseñador@s y currantes del proceso. El tiempo y el espacio son solo ingredientes básicos para centrarnos y crear las realidades necesarias para el proyecto infinito que Somos, y que se realiza solo mientras ejercemos la función clorofílica y regeneradora  del amor sin límites ni fronteras ni tiquismiquis ridículos, aunque también explicables en este nivel tembloroso y casi perdido, de despertares. 

Utilizar el aire, la luz y el calor de la naturaleza, que se nos dan gratuitamente como energía autoconsumible e inagotable, limpia y sana, es un verdadero regalo salvador para nuestra especie, sobre todo en estos tiempos de liquidación de viejas energías que ya sobran, de auténticas "rebajas de enero"; no arruinemos  ni pinchemos las balsas del Titánic global, poniendo precio a los salvavidas y prostituyendo con intereses ya inútiles lo que la Vida y la Esencia Infinita que la fabrica y la crea, nos ofrece constante y generosamente una vez más, como producto evolutivo en avanzadilla, para que, un@ a uno,  hagamos lo mismo con todos y todas. Comunidad. Familia. Y que así la resurrección del Planeta, como la nuestra, también sea posible antes de un finiquito autogestionado del modo más estúpido, demoledor, cegato y tontorrón.

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