martes, 19 de abril de 2022

Tal cual, Javier Gallego. En la lavandería del destrozo social todo vale, mientras la sociedad permanece secuestrada por el cotilleo y la desorientación provocada por la misma empresa de lavandería que fabrica y amontona la suciedad que luego "limpia" con su mejor detergente Ultra.Es como vivir en las cuevas de Atapuerca mientras se hace la compra en los grandes almacenes del empastre sin fronteras, pagando con la tar/jeta de sílex y se viaja en forotaxis picapiedra...siguiendo las sagradas reglas de San Trumpantojo del divino desguace. Ains!!!! En modo serie de tv, un puntazo, sin duda alguna, como realidad diaria, el finiquito a portata di mano, diría Dante Alighieri si viera lo que hay por aquí delirando entre infiernos y purgatorios...


Detergente Ultra

Alfonso Fernández Mañueco, junto a Alberto Núñez Feijóo, durante su intervención en el  Congreso Nacional del PP en Sevilla.

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Mañueco ha dado entrada a la ultraderecha en un gobierno en España cediendo en todo lo que Vox quería. En feminismo, inmigración y memoria democrática. El presidente de Castilla y León tenía la necesidad imperiosa de ser investido para blindarse ante el futuro judicial que le espera. La Justicia investiga una presunta trama de financiación ilegal en las primarias en las que salió elegido como líder del partido en la comunidad. El PP autonómico pagó presuntamente 60.000 euros en cuotas atrasadas de afiliados para que estos pudieran votar. Votaron a Mañueco. Masivamente. Compraron sus votos. Presuntamente. 

Esa fue una de las razones del adelanto electoral que ha cambiado a Ciudadanos por Vox en el gobierno castellano leonés. El presidente no quería que el caso saltara antes de las elecciones. Ahora ha querido evitar que salte antes de ser investido, de ahí que haya vendido su alma a la ultraderecha. Su alma nos importa poco, pero con ella ha vendido principios básicos de la democracia. Mañueco ha aceptado una Ley de Violencia Intrafamiliar para diluir la Ley de Violencia de Género, una Ley de la Concordia para sustituir a la Ley de Memoria Democrática y un proyecto de Inmigración Ordenada que ni él mismo sabe explicar pero que es la forma que tiene Vox de criminalizar al migrante pobre. 

Deslavar la democracia, blanqueando a la extrema derecha y la dictadura, ése es el programa de la lavadora que Mañueco ha puesto en marcha, a cambio de la limpieza ultra de la camisa del presidente. La España que madruga para frotar las manchas de sangre de la violencia machista, franquista y racista, mientras hacemos prelavado de la corrupción. Así es como hacen la colada: diluyen las leyes que protegen a las mujeres, a las víctimas del franquismo y a la inmigración en otras leyes de nombre parecido que dejan desvaída y sin fuerza la protección de las personas vulnerables. Cambian todo de nombre no para que todo siga igual sino para que todo sea como antes. Como en la pre o proto democracia. 

Son la extrema derecha y la derecha extrema gatopardas. Gatopardismo más que conservador, reaccionario. Quieren volver atrás. Retroceder en los derechos y libertades conquistados con tanto esfuerzo. Hablan de “violencia intrafamiliar” para borrar que la violencia de los hombres sobre las mujeres es mucho mayor que la de las mujeres sobre los hombres. Hablan de “concordia” para borrar que hubo un bando que dio un golpe de estado, impuso una dictadura de 40 años y aniquiló a parte del otro bando. Y hablan de “inmigración ordenada” para clasificar a los extranjeros en primera y segunda clase. Admisibles o inadmisibles.

PP y Vox son un programa de lavado mixto. Vox lava la corrupción del PP, el PP blanquea el franquismo de Vox. Vox lava la democracia hasta borrarla, el PP perfuma el olor a rancio de Vox. Feijóo no quiere que se pegue el sudor y no estuvo en la investidura de Mañueco, pero no tiene inconveniente en seguir mezclando su ropa con la de la ultraderecha, porque es la única posibilidad que tiene de gobernar. Las encuestas empiezan a darle como ganador. La lavadora de cerebros funciona gracias a una prensa reaccionaria que aplica cada día el detergente con Vox, el suavizante con el PP, el quitamanchas con el franquismo, el machismo y el racismo, y el lavado de cara de Feijóo y Abascal. Mientras, el PSOE tiene el rojo de la camiseta del Gobierno más deslucido que el payaso del anuncio que no usaba Micolor.

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