jueves, 14 de abril de 2022

Homenaje. ¡Viva la República = viva la Democracia! Es decir lo contrario, de la monos/arkía, estamos de las coronas hasta la coronilla...

 

 

 

Gracias, República de Público, por este homenaje al futuro: la República que necesitamos para empezar a ser una sociedad normal. Para la España disecada en "lo de siempre",el concepto "república" aun significa inestabilidad, revoluciones violentas, asaltos a mano armada, rupturas del territorio, desmadre y pérdida de "la ley y el orden", quema de iglesias y asesinatos de ricos y creyentes...De esa mugre histórica e histérica se vale aun el fascismo remozado para sacar tajada del modelo Trump. 

La segunda república española fracasó por esa misma táctica vuelta del revés. Necesitamos experimentar una república sana y auténtica, en la que tenga sentido la atención máxima a La Cosa Pública - que es el significado original del término- y no un Estado al servicio del egoísmo privado de las castas millonarias, especuladoras y oligócratas, cuyo ejemplo, real como la vida misma, es el propio ex rey emérito y el sistem in failure que ha hecho y hace posible que la indecencia se convierta en institución por obra y desgracia permanente de una dictadura de nunca acabar. 

Los conceptos y las palabras no tienen el mismo significado en la historia de los pueblos. Para los USA, por ejemplo, los conceptos "demócrata" y "republicano" son antagónicos. Republicana en USA, sería la derecha española, carca, racista, inculta en sus fundamentos, aunque no en los rótulos de sus testaferros, esos personajes absolutamente mediocres y enchufados, peleles manejables, que aunque pasen por la universidad, la universalidad esencial nunca pasa por ellos, no la entienden, (unus versus alia = uno abierto a comprender la diversidad de lo plural), una rara "virtud" connatural a una subespecie capitalista depredadora muy tradicional y apegada al pasado, mientras solo ve futuro en acumular dinero, mansiones, cochazos y privilegios que dejen a los pobres tirados, una camada completamente xenófoba y capaz de lo peor con tal de pillar poder y hacerse los reyes del mambo y de lo que haga falta. Mientras que demócrata es el pueblo=demos con poder de decisión organizativa=krathía,  que corresponde a la mentalidad y valores menos cerrados, más igualitarios en las oportunidades y, estos sí, más universitarios naturales, más a abiertos a los valores universales, aunque no hayan pisado la universidad, menos rancios, menos egópatas, cerrados y obtusos ante los procesos colectivos y cambios necesarios en la humanidad. Más inteligentes, sin duda y menos deplorables. O sea, que para deslucimiento y quebranto total de la derecha española, lo suyo, en USA, es ¡ser republicanos! y nunca demócratas. Algo que dejan clarísimo tanto cuando desgobiernan como cuando tratan de impedir que los demócratas gobiernen.

En cambio, en España, y en la Europa menos cavernaria, ser republicanos equivale a ser demócratas. Republicanos son, sin ir más lejos, Marie Le Pen, Angela Merkel, Berlusconi, Salvini...también los alemanes que votaron a los nazis en los años treinta del siglo pasado, creyendo que su amor a la patria era la democracia y no el lavado de cerebro y la carnicería psicópata de los nazis, y lo mismo pasó con los europeos orientales machacados por las dinastías y el pastón, que en 1917 aceptaron la imposición antidemocrática de un comunismo convertido en oligopolio ideológico completamente demagógico y hegemónico; es decir, que esencialmente república y democracia son conceptos indisociables, porque cuando se intenta separarlos en la práctica, aunque se venda lo contrario en los discursos de la manipulación psicoemotiva, se pervierten los dos a la vez y, como resultado, con el tiempo, nos salen como eurocosecha la Rusia putinesca y la Ucrania zelenskita, sin más propuestas ni más consideraciones para dialogar que matar y morir como insectos fumigados por la crueldad más desalmada. Atila y el KGB versus Calígula/Nerón pidiendo likes en Instagram, mientras el pueblo muere por todas partes o escapa como puede de la ratonera letal y el país se hace picadillo, eso sí, todos súper republicanos que se pasan la democracia por la monarquía absoluta del descerebre, de las bombas y los kalashnicovs. Menudo marrón. Cuando, posiblemente, si hubiese democracia en la res pública, con un referéndum para determinar qué territorios se sienten ucranianos o rusos, se habría solucionado el problema sin llegar a la hecatombe actual. ¿Qué entenderán Zelenski y Putin qué son la democracia y la república? ¿Vale la pena, en dos supuestas repúblicas democráticas obligar a los ucranianos a convertirse en la versión siglo XXI de las Termópilas? ¿Se puede pensar con claridad y acierto cuando no hay conciencia y su hueco lo han rellenado patológicamente unos egos tan descomunales como el Empire State o la catedral de Colonia?

Vivir de espaldas a la semántica del lenguaje es la locura y el destarifo que origina una dislexia social peligrosísima. Es no tener ni idea de lo que significa el sentido de la propia vida, ni de las propias acciones ni de las consecuencias de lo que se perpetra con el fin de que nada cambie y todo acabe en la fonda del postigo de la descomposición social y política, porque así se lo enseñaron en casa, en la escuela del Opus o en las parroquias del Barrio de Salamanca o de Puerta de Hierro o en la URJC o en la de Harvardavaca. 

Sí, república y democracia son conceptos y realidades inseparables e incompatibles con la privatización manipuladora del poder público y  de la transparencia imprescindible para gobernar con ética y conciencia. Y porque, evidentemente, ya se ha comprobado que cuando ambos valores cívicos se separan acaban derivando en dictaduras y destrozando tanto la res publica como la krathía del demos que sencillamente son la clave imprescindible del bien común. 

Queda clarísimo que tanto república como democracia solo pueden tener sentido y ser herramientas acertadas cuando los seres humanos están despiertos y convocándose un@s a otr@s, desarrollan valores como la responsabilidad, la empatía, la compasión, la justicia, la igualdad, la ética, el alma, la inteligencia, la conciencia, la creatividad solidaria, y como plenitud social y personal, el amor, que sin la luz del espíritu solo se queda en las novelas, en las canciones y en las películas, sin pasar de ahí. En el efímero mundo de la ilusión. Obras son amores y no solo buenas razones. Nunca lo olvidemos si queremos que esto cambie.

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