viernes, 16 de diciembre de 2011

El secreto del antitalento

No es nada fácil, no. Hay que presentar un cuadro clínico de vacío intenso de imaginación, de creatividad, de recursos profesionales y de electrodespiertograma plano, para conseguir triunfar en medios que baten el record de lo mediocre. O sea, llegar a la cúspide de la mediocridad y ser coronados como sus mejores representantes, los más avezados, originales, atrevidos e ingeniosos y que el rebaño entre en éxtasis cada vez que se da un tajo a la inteligencia y se la deja K.O. en estado catatónico irrecuperable. Desde luego que no todo el mundo reúne tantas nocualidades ni posee ese nodon, esa nogracia y además consigue sacarla al mercado por el arte de un birli-birloque cada vez más Cottolengo fashion. Son los signos de los tiempos.

Ahora mismo un Leonardo daVinci, no "vinciría" nada. Se moriría de asco en un rinconcillo olvidado. No porque lo mereciese, sino porque nadie estaría interesado en su trabajo. Nadie entendería nada. Es más, sólo hay que ver el desfile del rebaño delante de la Gioconda, por ejemplo. Una masa amorfa con la mirada perdida no se sabe en qué infinita pared invisible, con una sola cara para todos, la misma expresión en todos, el mismo paso a ritmo desvahído por el corredor de los cuadros de cualquier museo. Da igual donde. Ellos van de paso. Son turistas a los que no interesa nada más que hacerse fotos para demostrar que viajan y recordarse a sí mismos que pueden hacerlo en cualquier momento. Que el arte, los museos, los monumentos, la inteligencia y la belleza, existen porque ellos pagan un kit de viaje organizado. ¿Qué serían la Gioconda, la Venus de Milo o el Discóbolo, sin ellos? Nada. ¿Quienes serían Leonardo, Praxíteles o Van Gog si ellos no viajasen desde Japón o desde California o Melbourne para pasar por delante de sus obras y hacerse una foto clandestina delante de ellas?

Lo mismo ocurre con la prensa entrevistadora. Es muy difícil conseguir y mantener un nivel de interés y de calidad en ese oficio de virtuosismo y sin embargo relegado en manos de cualquiera. Hubo un tiempo en que me presentaba a premios de literatura y solía ganarlos, hasta que descubrí que era una pérdida de tiempo y el alimento de un ego al que prefiero tener en cuarentena por si acaso. Que los egos, igual que las escopetas, los carga el diablo y el bienestar del alma bien vale un olvido de tales nimiedades. En aquellos tiempos me entrevistaban cada vez que ganaba algo y como era muy frecuente, las entrevistas me llovían encima. Pocas veces encontré un entrevistador inteligente. Fuese donde fuese las preguntas eran siempre iguales. Sólo creo que un periodista de Cantabria me hizo una entrevista decente para la televisión autonómica y el Diario Montañés. Luego me dijo que él también era poeta.

La entrevista del mediocre se caracteriza porque en ella no hay lugar para otra noticia que no sea él mismo. Utiliza al entrevistado para demostrar su propio oficio, su cultura, su encanto personal, su simpatía, su erudición pedante y su ingenio, con lo que el pobre entrevistado resulta más una víctima de la exclusión y del desinterés y el lector, el oyente o el espectador, se quedan sin saber nada importante acerca del entrevistado, pero con una hiperimagen inflaccionada a bombo y platillo del entrevistador.

Por ejemplo:

-Aquí tenemos hoy al maravilloso poeta Arístides Machaca. Un vate extraordinario de unas cualidades inmensas, al que he leído desde que iba a la escuela. Su poesía me ha emocionado siempre hasta las lágrimas. Recuerdo horas enteras en la biblioteca del Instituto releyendo sus versos inconmensurables. Luego, en la Facultad de Periodismo, mis trabajos acerca de su orientación poética, gracias a la cual conocí la poesía centroeropea del siglo XVIII y la poesía china del Imperio Ming, las delicadas liras de Safo de Lesbos y las ensoñaciones de Kavafis. Gracias a su poesía viajé por lugares de evocación lírica, me fui a Japón donde profundicé en la cultura samurai, en la sutileza de las casas de té y en la subida al Fukuyama de mi búsqueda, por no hablar de la poesía chechena y albano-kosovar, emparentadas con el estro turco del Oriente ¿cómo no emocionarme hoy ante el autor que me inició en ese camino imprevisible del viaje poético por el mundo? Arístides Machaca, buenos días.

-Buenos días, joven.

-Bien venido a este espacio de enriquecimiento interior y de expansión de la belleza. Porque la belleza es imprescindible en la vida del hombre, como ya dijo Petrarca en sus sonetos deliciosos dedicados a Maura.

-Perdona que interrumpa, creo que se llamaba Laura.

-Ay, es verdad, es que a veces me confundo con tantos contenidos, porque como hay tanto que decir, los datos se amontonan, como muy bien dices, por cierto, en uno de tus poemas que ahora no recuerdo bien, porque mi memoria a veces no es tan rápida como mi vocación por disfrutar cada encuentro con genios como tú, querido Machaca, a quien ya se ha dedicado una extensa antología poética a cargo de Filemón Locasco y Benarda Miopes, dos editores jóvenes y de vanguardia muy interesados en la poesía inefable de este simpar y heterodoxo genio de la creación literaria, como tú, Arístides, ante quien las nuevas generaciones deberíamos arrodillarnos como ante un san Luis Gonzaga.

-Bueno, creo que te estás excediendo. Yo soy un proletario de la escritura y no...

-¡Por supuesto, que no me excedo en absoluto! Y por supuesto que tu modestia además de honrarte, demuestra tu calidad extraordinaria por la que todos te profesamos una devoción absoluta. Conocemos tus etapas existenciales, tus inclinaciones y tus gustos. Me encantan esas anécdotas que se cuentan sobre ti, por ejemplo ¿qué me dices de esa leyenda que te considera un gurú del dadísmo? ¿Es cierta o es una especulación acerca de tu mundo desconocido?

-¿El dadaísmo? A penas lo conozco, la verdad.

-Ay, por favor, esa modestia, Arístides! Y qué sentido del humor, jajajaja. Cuando comente esta respuesta tuya, en casa ni me van a creer. Es impensable que tú, el grande, el único, el inconmensurable, no conozca a fondo el mundo dadá, cuando la crítica te ha señalado como un santón del neodadaísmo postmoderno. Aquí, en este programa, "La Hora Chunga", se te ha citado siempre como el cabeza visible de ese mundo apoteósico, neobarroco mezclado con un sutil minimalismo heteróclito, rimocéntrico y arabesco. Un verdadero patchwork o haciendo un chiste fácil, pachtword, jajaja, qué cosas se me ocurren ¿verdad? es que me inspiras, Arístides. Tu presencia me estimula la líbido de la palabra. Porque no me negarás que la palabra no es erótica por sí misma. Tú eres un campeón en ese arte supremo, en ese tantra fónico-morfemático ¿ o me equivoco?

-Creo que te equivocas, porque te juro que no tengo ni idea de lo que me estás diciendo. Soy el primer sorprendido.

-Señoras y señores, querida audiencia, no tengo palabras para definir este fenómeno conmovedor que tengo delante. Me hubiese gustado disponer de tiempo suficiente para poder explicar mejor lo que Arístides Machaca significa en el mundo poético y sobre todo lo que significa para mí, su rendido admirador y delirante lector devotísimo. Este gran genio del verso es algo fuera de serie sobre todo para los jóvenes de mi generación que nos hemos alimentado de su palabra, de ese eros escondido y fogoso que camufla en distancias y frigidez aparente. ¿No estás de acuerdo Arístides?

-Pues, no sé qué decirte, porque no me reconozco en estos panegíricos que me resultan, digamos que curiosos e inimaginables, porque yo...

-Sí, porque tú desconoces lo que provocas en tus lectores, confiesalo sin miramientos, genio, que eres un genio. Y ahora, queridos oyentes, despedimos el programa porque el tiempo se agota. Desde control nos hacen gestos de que ya es hora de que por hoy acabe "La hora chunga". Tenemos que decir a dios a este crisol de maravillas, a este hombre fuera de serie, a este poeta intemporal, fuera de toda norma y de toda clasificación posible. Arístides Machaca, gracias por tu deferencia y tu atención, por tus sabias respuestas y por tu gentileza. Y ahora os dejamos con la música del grupo "¡Que te den matarile!", una primicia del neopunkie semi-esquizo que ahora triunfa en los Estado Unidos. Buenos días y hasta el próximo programa.

En fin, valga esta pequeña muestra para describir la ciencia comunicativa ejercitada por la egorragia mediática, cuando la pretensión de ensalzar al prójimo y sus virtudes deriva en una incontinencia hiperbólica del autobombo y en el ninguneo del pretendidamente ensalzado. Sic transit gloria mundi o como dice el refrán: "Quien con con niños se acuesta, ecce homo fashion amanece"

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