domingo, 4 de diciembre de 2011

15M personal o la r-evolución interior (II)

En estos tiempos de vuelta obligatoria a la sensatez, este cesto chufero se propone en plan modesto y sencillo, como siempre, abrir paso a una actitud que supere la denuncia y vaya un poco más lejos y más cerca. Ya nos hemos batido el cobre denunciando y tratando de sugerir actitudes cívicas para construir. Hemos arado y removido la tierra durante un par de años . Quizás ahora, para que el cultivo sea real y posible, nos falten las semillas. La siembra en profundidad y debamos descubrir y ahondar en el lado personal, para equilibrar la balanza del cambio.

¿Creemos que es posible que aparezca por arte de magia un mundo mejor, si en nosotros no se producen cambios personales a mejor? ¿Pueden superar una crisis gravísima unas personas que están aún funcionando por dentro como muñecos teledirigidos por prejuicios, miedo, ambiciones, mentiras, egoísmo, despotrique constante, tópicos resignados o inutilmente indignados por comparaciones acomplejadas que reducen la autoestima y la propia valía mediante la envidia, el rencor social y la frustración ante los abusos, por oscilaciones estériles entre un victimismo y una rabia animal que sólo producen más de lo mismo? Si creemos que con la misma mentalidad y las mismas actitudes y la misma ausencia de valores con que hemos llegado al borde del abismo vamos a poder superarlo, estamos frescos. Si creemos que cualquier Rajoy, cualquier Rubalcaba, Merkel o Sarkocy nos van a sacar del pozo donde ellos mismos se han caído con nosotros, no sólo estamos frescos, sino además, idiotas. La salida de este túnel solo será posible si nos ponemos en marcha personalmente y no nos quedamos esperando que alguien, en la misma situación, nos regale el milagro de una salida irrisoria y chapucera.

Al mismo tiempo que tratamos de hacer un cambio de estructuras sociales, hay que trabajar personalmente la recreación de nuestra esencia individual. Fíjemonos bien: ¿pueden conseguir algo válido quienes ni siquiera se han planteado si son algo más que animales bípedos, ansiosos y pensantes, para qué están aquí, qué función tiene su existencia, a parte de vegetar cada día, de conseguir dinero, placer, reconocimiento de los demás o hacer lo que a uno le apetece en todo momento, o sea, conseguir poder? está claro que hemos vivido milenios en ese plan y que en realidad, aún nos falta alcanzar el objetivo real de la existencia. La calidad verdadera de vida. Y olvidados de ese objetivo, alucinados por el dominio y transformación de la materia en nuestras manos y por los resultados siempre efímeros, que acaban por perder su interés y valor en cuanto los poseemos, no saben salir de esa inercia, de ese hambre insaciable. Y sobre ese agujero negro sin fondo, se ha construido la sociedad bulímica y compulsiva que ahora agoniza. Esta crisis nos está revelando mucho más de lo que creemos, el miedo que gobierna el mundo camuflado de prisa, de descontrol vertiginoso, de pánico e inseguridad, es el último enemigo íntimo, autoproducido, segregado por la glándula de la inconsciencia, que deberemos derrotar para empezar a ser de verdad lo que aún no hemos conseguido ser: seres humanos en plenitud, en vez de animales precariamente racionales en transición hacia un estado mejor.

Nuestro 15M personal no puede limitarse a la lucha, que es una tentación primitiva. Luchar presupone ya un enemigo al que hay que vencer y destruir. Fatal error. No es lucha, sino esfuerzo, resiliencia que fortalece y optimiza los aparentes "fracasos". No es enfrentamiento sino cooperación. No es victoria sobre algo o alguien, sino el sacrificio, la ofrenda de lo que nos estorba, que no es machacarse, sino abandonar algo inferior y primitivo, por algo superior y evolucionado. Por ejemplo en la última cena Jesucristo invita a ese sacrificio, no con la destrucción de sí mismos, sino con la sustitución de la crueldad del sacrifico animal, por la transformación de nosotros mismos en pan y en vino, en alimento amoroso e inteligente para los demás. Algo que se repite mecánicamente en las misas, sin que tenga ninguna repercusión en el cambio personal de los devotos, que pocas veces suelen saber qué significa lo que observan desde los bancos. O simplemente piensan que ser espectadores dominicales de lo que no entienden es el billete de un cielo, que nás bien sería un infierno en tal grado de dormición y en semejante actitud.
Lo podemos observar y comprobar en la misma naturaleza. Los minerales son los elementos más materializados, los que no poseen vida orgánica; podríamos pensar que son inertes y que no tienen vida alguna. Sin embargo su función es mantener en la tierra al mundo vegetal, ellos aportan las sustancias básicas de los oligoelementos imprescindibles en la nutrición de las plantas, en crear la savia bruta que asimila la luz solar en la fotosíntesis que hace posible la vida en el planeta. Los vegetales tienen vida orgánica, son imprescindibles para la vida animal y la oxigenación de la Tierra, pero no se pueden mover ni pueden expresarse con movimientos voluntarios. Entonces su sacrificio, por el que participan de una vida superior es ser alimento, calor, perfume, vestido, casa o nido y medicina para animales irracionales y humanos. Por su parte los animales no pensantes y sin más conciencia que la de su especie, se realizan en el sacrifico de la compañía humana, al ser útiles en la evolución del hombre, ellos participan de alma del hombre por medio de la emoción, de la nutrición, del trabajo, de la compañía, del aprendizaje, de la convivencia. Lo mismo que plantas y minerales realizan funciones "sacrificiales"evolutivas al participar en el sentimiento humano que crea la capacidad vivificadora de la belleza.
Por último el sacrifico del hombre para ascender desde la animalidad al reino del espíritu a través del puente de la consciencia, consiste en abandonar los comportamientos animales e injertarse en los comportamientos divinos, es decir, plenamente humanos superiores. Y eso se produce cuando ya no hay impedimentos ni barreras que por medio del egoismo primitivo nos aíslen de los demás miembros y seres, no sólo de nuestra especie, sino de toda la creación, en esa vertiente elevada y "sacrificial" donde toda vida es una. La respiración ilimitada del infinito. O sea, lo que muchos llaman Dios.

Ahora, si quereis, podeis hacer el ejercicio de releer este texto y de observar qué se mueve dentro de vosotros en esa lectura. No es un ejercicio mental ni consiste en hacerse un resumen, sino en respirar lentamente cada idea que aparezca en vuestro interior y dejarla libre. Luego se trata de que observeis, un poco desde "fuera" el estado que teneis "dentro". Pueden producirse movimientos del cuerpo, reacciones, como toser, estornudar, alguna tensión muscular, sensaciones térmicas de frío o calor, o una pequeña sensación de picor de nariz o de cualquier zona del cuerpo. Fijaos bien donde se producen estas señales, porque indican a qué nivel podemos estar bloquenado un zona de nuestra conciencia. Si la reacción es en la cabeza, indicará que es la mente donde está la barrera. Si es en los hombros o en la espalda, será la sobrecarga con que enfocamos la vida, como un peso. Si la señal es en los ojos, puede indicar que no estamos muy dispuestos a ver lo que hay en realidad, si es en los brazos y manos, revela que nos cuesta regular el dar y el recibir, el hacer y el descansar. Si fuese en las piernas y en los pies, podría indicar que tenemos un problema con el camino y la dirección, o bien porque nos movemos demasiado y sin rumbo o bien, porque tememos movernos y no podemos ponernos en marcha hacia la salida de las situaciones que nos impiden avenzar...
Bueno, si escuchamos nuestras señales en ese estado de calma y de observación, se irán revelando cada vez más cosas de nuestro mundo personal y también desbloqueando percepciones nuevas de la realidad y sus posibilidades. Irá desapareciendo la desconfianza, el temor a la catástrofe imprevista, incluso a la enfermedad y a la muerte.

Buen domingo y que disfruteis cada momento, cada mirada, cada respiración, como un regalo de la vida y una invitación a mejorarla desde uno mismo.

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